Sangre y sida
EN UN mes, la Administraci¨®n sanitaria ha resuelto un problema que ha estado atascado durante a?os: el de la reparaci¨®n econ¨®mica debida a los hemof¨ªlicos (un, total de 1. 147, de los que han fallecido 418) infectados de sida mediante la transfusi¨®n de plasma contaminado entre los a?os 1983 y 1985. El hecho de que el acuerdo se haya producido en periodo preelectoral no le resta valor: responde a ineludibles exigencias de solidaridad con los afectados, pero tambi¨¦n al propio inter¨¦s de la Administraci¨®n sanitaria en cortar de ra¨ªz reclamaciones judiciales que podr¨ªan resultar m¨¢s onerosas.El caso de los hemof¨ªlicos contagiados de sida y el de los damnificados por la rotura de la presa de Tous son precedentes que auguran un cambio sustancial en el tradicional comportamiento del Estado ante las cat¨¢strofes masivas: el de intentar el remedio de sus secuelas desde la responsabilidad pol¨ªtico-administrativa m¨¢s que desde la lenta, costosa e hipot¨¦tica respuesta de la v¨ªa judicial. En el caso de la presa de Tous, los poderes p¨²blicos no pod¨ªan quedarse con los brazos cruzados ante la persistente falta de reacci¨®n judicial. Se ha comprobado que su decisi¨®n de adelantar a cuenta las indemnizaciones a los damnificados, adem¨¢s de obligada por motivos de urgencia, era legalmente posible. Adoptarla o no era s¨®lo una cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica.
En el caso de los hemof¨ªlicos, esta voluntad pol¨ªtica ha sido evidente, aunque se ha manifestado tambi¨¦n con retraso. El compromiso que ahora ha asumido la Administraci¨®n -10 millones de pesetas de indemnizaci¨®n a cada afectado y el pago de pensiones a las personas dependientes econ¨®micamente- deber¨ªa haberse tomado cuando se hizo evidente la magnitud del da?o. Pero, entretanto, han sucedido algunos hechos que han podido acelerar el acuerdo: el caso de los hemof¨ªlicos infectados de sida provoc¨® en Francia un resonante esc¨¢ndalo pol¨ªtico que afect¨® al antiguo primer . ministro socialista Laurent Fabius. Y en Espa?a comenzaba a ser preocupante el n¨²mero de demandas planteadas ante los tribunales por infectados de sida mediante transfusi¨®n sangu¨ªnea.
No hay por qu¨¦ dudar de que en la actitud de los responsables de Sanidad, como afirma la subsecretaria del departamento, ?ngeles Amador, ha influido de manera primordial "el dramatismo de la situaci¨®n en que viven los hemof¨ªlicos y el ritmo con que la enfermedad diezma al colectivo". El hecho de que en el acuerdo se incluya a 175 personas no hemof¨ªlicas tambi¨¦n contagiadas de sida por transfusiones de sangre muestra un expreso inter¨¦s de no dejar ning¨²n cabo suelto en este asunto. Las fuertes condenas y altas indemnizaciones judiciales -hasta 70 millones de pesetas- que se est¨¢n produciendo en casos de contagio de sida por transfusi¨®n sangu¨ªnea aconsejan todas las cautelas. Pero la contundente respuesta judicial no deber¨ªa provocar s¨®lo reacciones defensivas o de car¨¢cter corporativista. Deber¨ªa servir m¨¢s bien de acicate para un debate serio y riguroso sobre la responsabilidad del sistema sanitario y la mejor forma de hacer frente a los riesgos de la medicina.
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