El agujero negro del 'caso Brouard'
87 testigos declarar¨¢n en el juicio por la muerte del l¨ªder de HB
AITOR GUENAGA, La resignaci¨®n se instal¨® un 28 de octubre de 1991 en el despacho de la octava juez encargada del caso Brouard. Ese d¨ªa, la justicia daba carpetazo a los 5.000 folios del sumario abierto el 20 de noviembre de 1984 por el asesinato del dirigente independentista Santiago Brouard. El juicio que se inicia hoy sentar¨¢ en el banquillo a Rafael L¨®pez Oca?a, presunto coautor del asesinato, y a Juan Jos¨¦ Rodr¨ªguez D¨ªaz, El Franc¨¦s, presunto suministrador de las armas con las que dos mercenarios segaron la vida del pediatra bilba¨ªno.
Con la comparecencia de 87 testigos y diversos peritos, la Audiencia de Bilbao pretende esclarecer las "sombras" que "a¨²n hoy planean sobre la realizaci¨®n del crimen", seg¨²n el auto de conclusi¨®n del sumario.Santiago Brouard, presidente del partido ya desaparecido HASI y dirigente de Herri Batasuna (HB), cay¨® fulminado a las 18.10 del 20 de noviembre de 1984 en su consulta de Bilbao. Seis balas escupidas por una carabina italiana Army Jaeger AP75 y una pistola sueca Lathy Husqwarna le causaron la muerte en el acto. Estas armas, abandonadas por ambos mercenarios en su huida, han sido pruebas consistentes en un sumario cruzado de arriba abajo por mentiras, l¨ªneas de investigaci¨®n agotadas y por la nula colaboraci¨®n policial en el desarrollo de la investigaci¨®n.
De hecho, el rompecabezas del caso Brouard comenz¨® a recomponerse lejos del juzgado bilba¨ªno. Fue a partir de la declaraci¨®n en 1985 de Miguel ?ngel L¨®pez Oca?a -hermano del presunto coautor- ante el juez Carlos Bueren. L¨®pez Oca?a, que fue condenado a m¨¢s de 30 a?os por el asesinato de su cu?ado Alberto Granados C¨¦spedes, declar¨® que ¨¦ste le hab¨ªa propuesto "subir al norte para matar a un m¨¦dico etarra".
Ya en el juzgado de la capital vizca¨ªna a?adi¨® que un personaje del hampa suministr¨® las armas a su cu?ado. Era la primera pista para dar con El Franc¨¦s, quien reconoci¨® en su primera declaraci¨®n haber vendido las armas a Granados por 300.000 pesetas. M¨¢s tarde se desdijo, pero, aun as¨ª, se convirti¨® en el primer procesado del sumario 101 / 84 el 30 de octubre de 1986.
Las armas de El Franc¨¦s
Las armas fueron adquiridas por El Franc¨¦s en Armes 2000 de Par¨ªs en agosto de 1983 y, tras "diversas modificaciones", fueron entregadas por el procesado a Alberto Granados C¨¦spedes en su casa de Madrid". El fiscal se?ala en su escrito que "Rodr¨ªguez D¨ªaz supo que esas armas estaban destinadas a la perpetraci¨®n de un crimen". El letrado Txema Montero (acusador en nombre de la familia Brouard) da un paso m¨¢s al decir que sab¨ªa que "el destino de las mismas era cometer uno o varios asesinatos, y a¨²n m¨¢s concretamente el de un m¨¦dico etarra".
Emilio Rodr¨ªguez Men¨¦ndez intentar¨¢ convencer al tribunal de que las armas adquiridas por su cliente (El Franc¨¦s) no son las utilizadas en el asesinato y que ¨¦l "no tiene relaci¨®n con los hechos" porque "ni particip¨® directamente en la ejecuci¨®n material de los mismos ni proporcion¨® las armas con las que se llev¨® a cabo la muerte del doctor".
Una fotograf¨ªa de archivo policial y una paliza a una mujer permitieron la identificaci¨®n y detenci¨®n del segundo y ¨²ltimo procesado en este caso. Bego?a Mart¨ªnez de Murgu¨ªa, enfermera del dirigente abertzale, no pudo alertar con sus gritos a Brouard de la presencia de los mercenarios, pero s¨ª identific¨® a uno de ellos en enero de 1987. Aparec¨ªa en escena Rafael L¨®pez Oca?a. Posteriormente lo se?al¨® con "un 90% de certeza" en una rueda de identificaci¨®n. A pesar de que renov¨® su DNI en mayo de 1987 sin problema alguno, la polic¨ªa no fue capaz de detenerle hasta que su esposa le denunci¨® por malos tratos en marzo de 1989. Y s¨®lo gracias a la labor diligente de un funcionario judicial de Madrid que relacion¨® su nombre con el caso Brouard la juez pudo meterle en la c¨¢rcel.
Las otras dos personas que aparecen insistentemente en el sumario son el teniente coronel de la Guardia Civil Rafael Masa y un estafador granadino, Luis Morcillo Pinillo, presunto cerebro del atentado.
Miguel ?ngel L¨®pez Oca?a, quien con sus declaraciones lo mismo ha abierto l¨ªneas de investigaci¨®n fiables que enmadejado el sumario, asegur¨® que Masa avis¨® a Morcillo de que Granados estaba filtrando informaci¨®n al primer polic¨ªa encargado del caso, Antonio Rosino, y que, si segu¨ªa adelante, "acabar¨ªan todos en la c¨¢rcel". ?Ser¨¢n ambos la clave para llegar a los inductores del crimen?
Demasiadas ausencias
A. G., Las ausencias de relevantes actores, inductores y testigos van a marcar el desarrollo del juicio. Algunos de ellos han muerto, y otros, como el miembro de los GAL Jean-Philippe Labade, est¨¢n presos en Portugal. En primer plano destacan dos: la persona que junto a Rafael L¨®pez Oca?a dispar¨® contra Brouard y el organizador del crimen y reclutador de los mercenarios. La identidad del primero no ha quedado acreditada, mientras que el segundo podr¨ªa ser el empresario granadino Luis Morcillo Pinillos. ?ste huy¨®, a finales de 1989, de la localidad orensana de Ver¨ªn, donde resid¨ªa bajo nombre falso, y en junio de 1990 se fug¨® a Ecuador. Aunque el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 1 de Bilbao curs¨® una orden internacional de b¨²squeda y captura, su paradero sigue siendo un enigma.
En el terreno de los testigos, el tribunal no ver¨¢ desfilar frente a ¨¦l a varios responsables policiales que ocupaban cargos relevantes en la fecha del asesinato. Por ejemplo, el comisario general de Informaci¨®n, Jes¨²s Mart¨ªnez Torres, que lanz¨® las m¨¢s variadas hip¨®tesis, incluida la de responsabilizar a los duros de ETA contrarios a la negociaci¨®n.
Fuera han quedado tambi¨¦n Rafael del R¨ªo, ex director de la Polic¨ªa; el jefe superior de polic¨ªa de Bilbao en 1984, Francisco ?lvarez; el responsable de la Seguridad del Estado, Rafael Vera, y el ex embajador de Francia en Espa?a Pierre Guidoni.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.