Naturalismo y como creaci¨®n
A las puertas del siglo XXI es casi una necesidad precisar por qu¨¦ algunos pintores espa?oles nos empe?amos en buscar nuevos caminos dentro de la tradici¨®n. La reiteraci¨®n de la palabra vanguardia me cansa. Lo que fue no sigue siendo; sin embargo, hay un deseo interesado en guardar esta palabra como viva y actual. Existe a la par una verdadera obsesi¨®n por mantener el realismo-naturalismo apartado de cualquier corriente innovadora. No s¨¦ por qu¨¦ raz¨®n los principios que rigen el arte contempor¨¢neo son tan r¨ªgidos. Pocos saben que, a pesar de su aparente ¨¦xito comercial, la andadura del realismo-naturalismo espa?ol va siendo un martirio. El poco o nulo soporte intelectual que recibe va acompa?ado de una absoluta falta de criterio seleccionador. Incluso a la hora de denominar las pluralidades que lo componen, se utilizan nombres inapropiados para su clasificaci¨®n. Tal es el caso de t¨¦rminos como "hiperrealismo", "cl¨¢sico", "figurativo" o "escuela de Anto?ito". Aconsejable ser¨ªa, por su amplitud, utilizar para las corrientes realistas en Espa?a el viejo t¨¦rmino "naturalismo". Esta tendencia, contraria en sus principios al clasicismo y el humanismo, sigue abierta a nuevas evoluciones y aprende -capta- innegables aportaciones de este siglo. Es menos intransigente y m¨¢s permisiva que su oponente moderno y, desde luego, en la actualidad puede incluso ser menos acad¨¦mica que ¨¦ste. Ha sido y es una tendencia de pintar del natural. Se realiza con el modelo humano o con el objeto siempre delante. Digamos a los denostadores que es la m¨¢s antigua reliquia espa?ola. No en vano, con connotaciones religiosas que nos han dado pintores tan despreciables como Vel¨¢zquez o Juan Gris.Juan Gris fue un pintor cubista muy naturalista -pero, cuidado, que hay algo de contrarreforma en esto y le convertir¨ªa en un pintor reaccionario. El realismo es, a mi modo de ver, un arte que parte del plano de la realidad cotidiana analiz¨¢ndola al pormenor. Es anal¨ªtico. Yo lo incluyo, debida o indebidamente, en el naturalismo, que da tambi¨¦n opci¨®n a la s¨ªntesis. El realismo-naturalismo siempre ha tenido en Espa?a una fuerte implantaci¨®n, y muchos ignoran que pintores espa?oles en los momentos de aut¨¦ntica vanguardia -renovaci¨®n-, muchas veces de forma inconsciente, han impuesto su personalidad gracias a su componente naturalista.
Los t¨¦rminos de "hiperrealismo", "cl¨¢sico", "figurativo" o "escuela de Anto?ito" se utilizan sin objetividad. Este desenfado al encarar las corrientes naturalistas se contrasta con el cuidado y selecci¨®n que estudiosos y catedr¨¢ticos de est¨¦tica dedican al llamado "arte actual". Comparen si no las charlas y exposiciones de uno y otro signo, y la audiencia concedida a ambos.
La primera, y quiz¨¢s la ¨²nica gran exposici¨®n del realismo espa?ol contempor¨¢neo, fue organizada en Londres en 1973 (Marlborough fine art) y fue absolutamente silenciada en Espa?a. El apoyo reciente, cr¨ªtico y oficial, a la pintura de las ¨¦pocas prodigiosas sesenta, setenta y ochenta no oculta su desinter¨¦s, salvo singularidades, por la tendencia naturalista-realista.
Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas se va imponiendo la idea de un arte que tiene que avanzar obligatoriamente de forma lineal: del espermatozoide a la galaxia, pasando por el rayo l¨¢ser. Se olvida que existieron grandes y reducidos movimientos como el neoclasicismo o los prerrafaelitas. Uno y otro aparecen de forma curiosa. Despues del barroco, Roma y Grecia, y en pleno periodo victoriano en Inglaterra, arte cristiano y medieval (biblias y corderos). No han sido ni van a ser ¨²nicos. Se impusieron o convivieron con otros movimientos por razones de contraste, de sociolog¨ªa o misticismo, ?qui¨¦n lo sabe!, las mismas que pueden acontecer ahora; si no, lean los peri¨®dicos: vuelta a las religiones y nacionalismos, no s¨®lo homologaci¨®n europe¨ªsta y promocionadas culturas supranacionales. Mientras el arte contempor¨¢neo m¨¢s veraz fue necesario y de gran calidad, ?qui¨¦n lo duda?, el arte contempor¨¢neo actual, que se ha autootorgado el car¨¢cter progresista, va camino de la oficialidad, del internacionalismo y del conservadurismo m¨¢s acad¨¦mico.
El naturalismo-realismo espa?ol nunca ha pretendido ser exclusivista. Quiere ser una opci¨®n m¨¢s, una propuesta en el lenguaje de colecci¨®n permanente. No fuerza el ritmo de la creaci¨®n art¨ªstica pretendiendo ser ¨²nico a cada paso. No se obsesiona por la b¨²squeda de la originalidad a toda costa. Requiere, no obstante, un espacio de respeto y una comparaci¨®n menos odiosa con su pasado, tan magn¨ªfico. Dej¨¦mosle, pues, buscar su futuro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.