Angeles con sexo

La Muestra de Valladolid ha apostado fuerte y clarividente por esta visi¨®n renovadora y laudatoria del int¨¦rprete. No es un espect¨¢culo f¨¢cil, y, sin embargo, el p¨²blico se entrega ante esa sinceridad inevitable que da toda la l¨®gica al proyecto. Sinceramente, todos necesitamos de ternura, de mimos, de cuidados, y eso es precisamente lo que se respira y se recibe desde el escenario con el Nederlands 3, que Kilian, su inventor, insiste en decir que no es una compa?¨ªa, sino una idea.Claro que esto es una compa?¨ªa, lo que pasa es que no lo es en sentido convencional. La filosof¨ªa inicial del proyecto incluso ha cambiado lo suyo desde 1991, pues ya contempla la posibilidad del repertorio propio. Es el caso de Journey (1991), que ahora es bailado en uno de sus papeles por Jeanne Solan (antes lo fue por Martine van Hamel y en el estreno por Alida Chase). No ser¨¢ f¨¢cil dejar atr¨¢s buenas coreograf¨ªas.

La idea central, el esp¨ªritu, se mantiene, y casi no vale la pena hablar de los bailarines que cumplen 40 o m¨¢s a?os. Ya quisieran muchos agresivos j¨®venes de hoy tener para s¨ª la energ¨ªa, el rigor y la entrega de Niklas Ek o de Sabine Kupf¨¦rberg, o acaso el humor vital y po¨¦tico de G¨¦rard Lemaitre. La carrera del escenario no tiene marcas en cuanto a longevidad. La madurez da una densidad al trabajo de baile que nada es capaz de sustituir. Estas coreograf¨ªas brotan llenas de sinceridad, son densas y de ideas muy elaboradas.