Agua del pozo
?Fue Bruce Springsteen el que comenz¨® a cantar en Madrid, solo en el escenario, a guitarra ac¨²stica y arm¨®nica? M¨¢s bien parec¨ªa el esp¨ªritu de Bob Dylan, re cogiendo la tradici¨®n del nuevo folk nortearnericano que comienza en Woody Guthrie y llega hasta nuestros d¨ªas -cambiando la acci¨®n directa por la in directa, eso s¨ª-, con nombres como el del cantante de Nueva Jersey. Fugaz espejismo. Bruce no es Bob y el ataque rock de Better Days marc¨® la senda por donde transcurre el Springsteen de 1993: muchos coristas -algo que parece que marca el estatus de estrella-, un grupo algo m¨¢s abierto que la anterior, E Street Band aunque igual de oculto, y la energ¨ªa de siempre. Que no falte esta ¨²ltima porque es el principal patrimonio de Springsteen.La intensidad es otra cosa -Dylan aqu¨ª a¨²n no ha sido destronado-, dificil de encontrar en las ¨²ltimas composiciones de Springsteen que presentan notables altibajos de inspiraci¨®n. Adem¨¢s, su extraversi¨®n interpretativa saca agua de la acequia, no del pozo.
Bruce Springsteen
Bruce Springsteen (voz, guitarra, arm¨®nica), Shane Fontayne (guitarra), Crystal Taliefero (guitarra, percusi¨®n, saxo), Roy Bittan (teclados), Tommy Sims (bajo), Zachary Alfort (bater¨ªa), Bobby King, Carol Denis, Algel Rogers, Gia Cianbotti, Cleo Kennedy (coros). 50.000 personas. Precio: 4.000 pesetas. Estadio Vicente Calder¨®n. Madrid, 5 de mayo.
Energ¨ªa y extraversi¨®n. El tercer v¨¦rtice que encierra y atrapa son unos textos que, manteniendo ese distante desenga?o de tiempos pasados, buscan con mayor fruici¨®n ventanas, puertas, carreteras. En definitiva, huidas para alejar el desencanto. Y es en la manera de expresar esta escapada -hacia afuera y con rabia-, donde Springsteen gana la batalla.
Poco importa que muchas de sus canciones no superen el establecido arquetipo springstiniano; que algunas de sus melod¨ªas no pasen de lo obvio; que la monoton¨ªa r¨ªtmica sea evidente; que la interpretaci¨®n sea lineal y que su puesta en escena remueva sentimientos contradictorios.
El Springsteen salvaje puede con todo eso. Arropado por un grupo tan compacto como oscuro, tan profesional como poco estimulante, interpret¨® buena parte de su repertorio altemando momentos brillantes de expresividad con otros m¨¢s apagados, como fue el caso de The river, uno de sus grandes ¨¦xitos.
Y aunque el recital no alcanz¨® la altura emotiva de anteriores visitas, al final, funcion¨® porque Bruce Springsteen sabe mover muy bien los resortes y no es de los artistas que escondan su verg¨¹enza torera. Y los resortes est¨¢n claros y pueden resumirse en uno solo: fuerza animal.
Cuando alcanza ese punto explosivo de animalidad se convierte en un cheque en blanco capaz de arrastrar multitudes. Un espectacular, largo y reiterativo cheque en vac¨ªo porque, cuando se vende el l¨ªmite y el l¨ªmite se transforma en porcentaje, ?a qu¨¦ imb¨¦cil le apetece ponerse a sacar agua del pozo?
Babelia
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