Atrapado en Barajas
Un cubano vive desde hace tres meses en el aeropuerto en espera de volver a su pa¨ªs
"En ning¨²n sitio le quieren". Lo dice un polic¨ªa del aeropuerto de Barajas de Carlos Lugones Mac¨ªas, un cubano que naci¨® hace 32 a?os en La Habana y que vive -o malvive- desde hace tres meses en el aeropuerto, durmiendo donde le dejan y comiendo desperdicios. En Espa?a no le conceden el permiso de residencia porque no tiene medio de vida, y en su pa¨ªs tiene prohibida la entrada por tr¨¢fico de divisas y de obras de arte.
"S¨®lo saldr¨¦ de aqu¨ª para ir a Cuba", afirma Carlos Lugones, que hace guardia d¨ªa y noche junto a la puerta de la comisar¨ªa de polic¨ªa, en el pasillo del aeropuerto. Cuando pasa el comisario, Lugones le grita: ?Qu¨¦ es de lo m¨ªo". Cada vez que sale un avi¨®n con destino a Cuba organiza un esc¨¢ndalo, pide a gritos un billete e insulta a los pasajeros que consiguen embarcar.En tres meses s¨®lo ha salido del aeropuerto durante tres d¨ªas. Los pas¨® en los calabozos policiales de la Puerta del Sol, detenido por agredir a un pasajero. ?l afirma que los agentes le pegaron. No fue la ¨²nica vez: "Hace cuatro o cinco d¨ªas me cogieron y me dieron unos bofetones", aseguraba en abril refiri¨¦ndose a los agentes destinados en el aeropuerto.
Anteayer fue detenido de nuevo, as¨ª que ahora est¨¢ viviendo dentro de la misma comisar¨ªa -quiz¨¢ mejor que fuera-, donde los funcionarios le conocen bien. "Es estupendo que salga esta historia en los peri¨®dicos", dice uno de ellos. "A ver si alguien arregla esta situaci¨®n, porque este hombre cree que la soluci¨®n la tenemos nosotros". Esta ¨²ltima detenci¨®n se produjo tras el enfrentamiento entre el cubano y los antidisturbios que vigilan el aeropuerto. Lugones estaba en el suelo, aqu¨¦llos le pidieron la documentaci¨®n y ¨¦l, dormido, la emprendi¨® a botellazos, seg¨²n la polic¨ªa.
"Esto es pan y jam¨®n"
A pesar de todas las dificultades, su silla en el pasillo de la terminal internacional de Barajas le parece mejor que los dos a?os que ha pasado mendigando por las calles de Madrid. "Esto es pan y jam¨®n", afirma con resignaci¨®n.Carlos Lugones lleg¨® a Espa?a en el mes de octubre de 1985 despu¨¦s de pagar 500.000 pesetas en Cuba por un permiso de residencia en el extranjero. Quer¨ªa reunirse con Nelly Miranda, una profesora de un instituto de Elche (Alicante), con la que se hab¨ªa casado en su pa¨ªs. Su matrimonio s¨®lo dur¨® seis meses.
Su vida se desarroll¨® desde entonces entre Espa?a y Cuba. Sobrevivi¨® trapicheando con tabaco que tra¨ªa de sus m¨²ltiples viajes a La Habana. "En una ocasi¨®n me traje hasta 70 cajas de puros", confiesa. Cuando Lugones intent¨® instalarse en su pa¨ªs hace dos a?os, no pudo. La polic¨ªa cubana le acus¨® de tr¨¢fico de divisas y obras de arte. A partir de entonces se dedic¨® a mendigar por Madrid.
Las autoridades espa?olas han intentado enviarle a Cuba dos veces, pero el Gobierno cubano le ha denegado la entrada y ha tenido que regresar.
"Todo el personal de limpieza del aeropuerto nos compadecemos de ¨¦l porque nos parec¨ªa un buen chico y llegamos a hacer un fondo para bocadillos", cuenta Mari Carmen, una limpiadora, "pero ya estamos hartas. Tanto tiempo aqu¨ª le est¨¢ haciendo perder la cabeza". ?l insiste: "S¨®lo me mover¨¦ para ir a Cuba".
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