La obsesi¨®n por adelgazar
La est¨¦tica de extrema delgadez ha aumentado aceleradamente las enfennedades nerviosas
ELENA CASTELL?, ?Qu¨¦ gordo est¨¢s! ?Qu¨¦ bien te veo!". Este saludo, que halagar¨ªa en ciertas culturas asi¨¢ticas y africanas como reconocimiento de la posici¨®n social, merecer¨ªa una bofetada del aludido o aludida en cualquier sociedad occidental. ?ste es el ejemplo que utiliza el psic¨®logo norteamericano David Garner, especialista en trastornos de la alimentaci¨®n, para mostrar que el repudio de la obesidad o del simple sobrepeso es un mito de las sociedades desarrolladas, obsesionadas con un modelo est¨¦tico femenino de extrema delgadez que no tiene nada que ver con el cuerpo real y que puede conducir a la bulimia y la anorexia, graves enfermedades nerviosas que han aumentado espectacularmente en los ¨²ltimos 30 a?os.
La delgadez es un componente m¨¢s de la prosperidad econ¨®mica, social, afectiva y profesional, seg¨²n Josep Toro, psiquiatra de la Universidad de Barcelona. "Lo primero que decide una mujer cuando quiere cambiar de vida o mejorarla es adelgazar", afirma este especialista. Se adelgaza cuando se sube de clase social, mientras la gordura es sin¨®nimo de abandono, de fracaso y de falta de control. Entre los escolares, la gordura se equipara con suciedad, estupidez, fealdad y pereza, seg¨²n Toro.Algunas encuestas recientes, realizadas entre empresarios norteamericanos, no dejan lugar a dudas sobre el repudio de la obesidad: el 44% s¨®lo dar¨ªa trabajo a un gordo en circunstancias excepcionales y el 16% no se lo dar¨ªa nunca.
Pero ?qu¨¦ es la obesidad? Especialistas en trastornos nerviosos de la alimentaci¨®n, reunidos la pasada semana en Madrid para analizar la obesidad, la bulimia y la anorexia, convocados por el Centro de Investigaci¨®n y Estudio de la Conducta (Cinteco), han mostrado su preocupaci¨®n por la creciente obsesi¨®n con el exceso de peso que muestran especialmente las j¨®venes y las adolescentes, promovido por un ideal est¨¦tico que tiende hacia cuerpos rectil¨ªneos e imposibles. El descontento con el propio cuerpo es algo m¨¢s que una moda, y puede generar comportamientos peligrosos para la salud mental y f¨ªsica de las mujeres, afirman.
Seg¨²n. un estudio realizado en 1987 entre 1.500 adolescentes barcelonesas, el 43% deseaba adelgazar y el 23% se consideraban obesas, aunque s¨®lo un 13% sobrepasaba en algunos kilos el peso considerado ideal. El disgusto con el propio cuerpo no ha hecho sino aumentar en los ¨²ltimos a?os: un 72% de las estudiantes universitarias estaban preocupadas con el tama?o de sus caderas y sus muslos, seg¨²n otra encuesta realizada en Barcelona en 1992, mientras el 53% deseaba adelgazar y alrededor del 80% ten¨ªa amigas y familiares embarcadas en una estricta dieta acompa?ada de ejercicio. Ambos factores, el ejercicio y la dieta hipocal¨®rica para adelgazar, son dos de los m¨¢s importantes factores de riesgo para padecer una bulimia o una anorexia, seg¨²n advierten los especialistas.
Bombardeo publicitario
Los expertos coincidieron tambi¨¦n en cuestionar la eficacia del concepto mismo de dieta en la lucha contra el sobrepeso, e insistieron en que, salvo cuando el sobrepeso alcanza el 50% o m¨¢s, la gordura es un concepto cultural ligado a los dictados de la moda. Desde la aparici¨®n de la modelo brit¨¢nica Twiggy, en los a?os sesenta, hasta hoy el cuerpo de la mujer ideal no ha hecho sino estilizarse, al margen de las' proporciones naturales.
Una comparaci¨®n entre la evoluci¨®n de las medidas de las chicas de Play Boy y las Miss Am¨¦rica entre 1959 y 1979 y la de las mujeres americanas en el mismo periodo mostr¨® que mientras las primeras adelgazaron una media de dos kilos, aumentando al tiempo el tama?o de su busto, el peso de las segundas hab¨ªa aumentado en la misma proporci¨®n.
El bombardeo de la publicidad es constante: entre 1984 y 1986, el 23% de todos los anuncios aparecidos en revistas femeninas alud¨ªa directa o indirectamente al adelgazamiento, y el 10% propon¨ªa m¨¦todos para controlar el peso.
"Es fundamental cambiar el concepto de dieta", afirm¨® en su intervenci¨®n Carmina Salda?a, profesora de Psicolog¨ªa de la Universidad de Barcelona. "La dieta es una noci¨®n ligada, por una lado, a la prohibici¨®n, y por otro, a la temporalidad, con lo que el resultado es una ansiedad permanente y la imposibilidad de obtener reducciones de peso estables. Quien la sigue est¨¢ esperando su fin para resarcirse".
?ste es precisamente uno de los componentes m¨¢s peligrosos de los reg¨ªmenes: perder y ganar peso peri¨®dicamente. La dr¨¢stica reducci¨®n de calor¨ªas no hace sino aumentar el hambre, la obsesi¨®n por la b¨¢scula y la irritabilidad. La alternativa, seg¨²n estos expertos, debe ser un cambio radical en los h¨¢bitos alimenticios y una reeducaci¨®n en la relaci¨®n con la comida, potenciando ante todo una alimentaci¨®n sana y equilibrada y una vida menos sedentaria y estresante. "Y tal vez deber¨ªamos cuestionar la imposici¨®n autom¨¢tica del adelgazamiento, incluso en aquellas personas que tienen un sobrepeso real importante, y, al contrario, ayudar a estos individuos a aceptarse a s¨ª mismos", dice Salda?a. Esta es la tendencia entre los expertos, incluso en obesidades m¨¢s graves, puesto que la obesidad no tiene por qu¨¦ entra?ar un riesgo para la salud en s¨ª misma.
Ingesta compulsiva
Algunos especialistas apuntan al surgimiento de un nuevo trastorno nervioso como origen de algunas obesidades: una suerte de adicci¨®n, caracterizada por una ingesti¨®n obsesiva y descontrolada de comida, denominada ingesta compulsiva. "Es algo a lo que los especialistas hemos prestado poca atenci¨®n hasta ahora", explica el psiquiatra brit¨¢nico Christopher Fairburn, especialista en trastornos de la alimentaci¨®n. "No es una bulimia, puesto que estas personas no persiguen adelgazar, ni tampoco vomitan o se purgan para compensar los atracones", a?ade. Alrededor de un 5% de las mujeres brit¨¢nicas entre los 15 y los 35 a?os padecen este trastorno, ligado en algunos casos, seg¨²n Fairburn, a una historia familiar de alcoholismo".
Otras opiniones apuntan a la ansiedad y la depresi¨®n como factores desencadenantes, y no a un trastorno alimentario espec¨ªfico equiparable a la bulimia y la anorexia. "Casi todos los trastornos ps¨ªquicos acarrean alg¨²n tipo de desorden en la relaci¨®n con la comida, como una consecuencia m¨¢s", afirma Francisco Vaz Leal, profesor de Psicolog¨ªa de la Universidad de Extremadura.
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