El desastre ecol¨®gico y el fundamentalismo son las facturas de Occidente, seg¨²n los expertos
El desastre ecol¨®gico del planeta, en el orden estrictamente f¨ªsico, y los fundamentalismos, en el orden espiritual, son dos de las principales facturas que tiene todav¨ªa pendientes por pagar la llamada sociedad del bienestar, que coincide con la sociedad occidental por el tren de desarrollo al que est¨¢ sometida. ?sta es una de las ideas en las que se han mostrado de acuerdo los 20 expertos(antrop¨®logos, soci¨®logos, f¨ªsicos y economistas) de todo el mundo que han debatido durante los tres ¨²ltimos d¨ªas en Cuenca el tema ?Cu¨¢nto es bastante? Alternativas a la sociedad competitiva.
"Quiz¨¢ los dos puntos m¨¢s d¨¦biles de la sociedad competitiva sean, por una parte, los desastres que se han producido en el medio ambiente y, por otra, el integrismo en sus distintas modalidades", se?al¨® al final del encuentro Luc Ferry, profesor de Filosof¨ªa de la Universidad de Caen (Francia), fundador del Instituto Raymond Aron y autor de varios libros. Otros cient¨ªficos, como Paul Davies, Michel Foucher, Santiago Grisol¨ªa, Jos¨¦ Alcina y Santiago Galindo, se han mostrado de acuerdo, aunque con matices, con esta l¨ªnea.Jos¨¦ Ignacio Oyarz¨¢bal, coordinador de este encuentro patrocinado por la Fundaci¨®n BBV, plante¨® el tema el primer d¨ªa, el viernes 7, en los siguientes t¨¦rminos: "La sociedad competitiva afronta el riesgo importante de desbordar sus l¨ªmites. Tanto las pir¨¢mides demogr¨¢ficas como las curvas de crecimiento humano, las nuevas formas de la sociedad y los sistemas de convivencia sugieren algo que va m¨¢s all¨¢ del proceso acelerado de cambio cuyas consecuencias resultan dif¨ªciles de percibir".
"Occidente", a?adi¨® Oyarz¨¢bal, "se ha subido a la bicicleta de la competitividad y no puede dejar de pedalear, porque si lo hace perder¨¢ la carrera que se ha propuesto, pero si contin¨²a la carrera, dejar¨¢ atr¨¢s al resto del mundo". En esta carrera es f¨¢cil encontrarse con la corrupci¨®n, como ha se?alado Ferry, para quien la competitividad engendra la corrupci¨®n. "Pero no existe una f¨¢cil soluci¨®n, porque la competitividad est¨¢ impl¨ªcita en la naturaleza humana".
Desde una perspectiva cient¨ªfica, Paul Davies, profesor de F¨ªsica de la Universidad de Adelaida (Australia), ha admitido que la ciencia y la tecnolog¨ªa constituyen hoy d¨ªa las "aut¨¦nticas m¨¢quinas del crecimiento". "Lo malo es que, si hay que eliminar la pobreza para ello hay que crecer, y todo crecimiento lleva impl¨ªcita la competitividad".
Marginados
Pero Davies no escatima las responsabilidades que tiene la ciencia en los aspectos negativos de la sociedad competitiva. "La ciencia ha robado la dignidad a los seres humanos, los ha marginado al menos durante 300 a?os. Ahora debe comenzar a tratarlos mejor. La comunidad cient¨ªfica debe ir hacia una dimensi¨®n espiritual sin caer en fundamentalismos".La ciencia no ha podido resolver hasta ahora algunos de los problemas m¨¢s esenciales del hombre, como se?al¨® el bi¨®logo espa?ol Santiago Grisol¨ªa, presidente del comit¨¦ de coordinaci¨®n de la Unesco para el proyecto Genoma Humano. Se refiri¨®, por ejemplo, a la pobreza y a la falta de recursos, "ya que el 20% de la humanidad consume el 80% de lo que produce el mundo, y esto no puede seguir as¨ª".
A Manfred A. Max-Neef, economista chileno, le ha preocupado todav¨ªa m¨¢s el tema de la pobreza como derivaci¨®n de la sociedad de consumo. Este problema se traduce, por ejemplo, en que Estados Unidos tenga el 6% de la poblaci¨®n y consuma el 40% de la energ¨ªa del mundo. "Un norteamericano", dijo Max-Neef, "consume 53 kilos diarios de energ¨ªa, es decir, casi su propio peso, mientras que, en el otro extremo, los habitantes de pa¨ªses pobres apenas consumen un kilo por persona". Para el economista chileno, Europa tambi¨¦n comparte estos problemas y adem¨¢s registra algunos otros nuevos, como el de la globalizaci¨®n de la econom¨ªa en el Viejo Continente, que est¨¢ conduciendo a la destrucci¨®n de ciertas econom¨ªa locales o regionales. En este punto puso el ejemplo de Santander, "que era una regi¨®n agr¨ªcola pr¨®spera y a la que la pol¨ªtica de la CE acaba de condenar a la pobreza. La soluci¨®n a los grandes problemas debe venir a trav¨¦s de medidas m¨¢s bien parciales".
Integrismo
Michael Donald Kirby, juez de la Corte Suprema de Sidney (Australia), piensa que el fundamentalismo es uno de los mayores problemas a los que debe hacer frente la sociedad occidental. "Se trata de una reacci¨®n a la sociedad competitiva, pero no se encuentra s¨®lo en el islam, en el hinduismo y en otras religiones que habitualmente situamos en pa¨ªsesmenos desarrollados, sino tambi¨¦n en otras religiones de pa¨ªses occidentales, como muestra la reciente matanza de Waco"."El ¨¦xito del integrismo es ineludible", dijo Michel Foucher, director del observatorio de geopol¨ªtica europea y asesor de temas ¨¦tnicos del presidente de Francia, Fran?ois Mitterrand, "porque el mundo occidental se est¨¢ cerrando para los pa¨ªses pobres, y adem¨¢s va en declive. Por todo ello, hay que dar respuestas inmediatas".
Para Jos¨¦ Alcina, antrop¨®logo espa?ol, "el integrismo es la vuelta a la identidad de las culturas del pasado. Esto se produce, quiz¨¢, porque en la cultura occidental se han cargado las tintas en la competitividad m¨¢s que en la solidaridad. La competitividad no es s¨®lo una cuesti¨®n puramente econ¨®mica, sino un asunto global; es un sistema sociocultural".
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