Renfe derriba las naves habitadas por 100 immigrantes africanos en el Cerro de la Plata
El gueto africano del Cerro de la Plata, en Retiro, dej¨® de existir ayer de sopet¨®n. La polic¨ªa, con orden judicial, oblig¨® a un centenar de inmigrantes zaire?os, angole?os y argelinos que habitaban estas naves de Renfe a recoger sus cosas. Despu¨¦s la pala excavadora derrib¨® los cochambrosos recintos donde el tr¨¢rico y el consumo de drogas eran frecuentes. Venticuatro inmigrantes fueron detenidos por estancia ilegal y otros cuatro por ¨®rdenes de busca y captura. El resto, y varias chicas toxic¨®manas que viven con ellos, se han quedado sin techo. S¨®lo cinco familias salvaron su chabola.
El desalojo, iniciado a las 8.30, pill¨® dormidos a los inmigrantes. Fue r¨¢pido y apabullante, con un centenar de polic¨ªas a pie y a caballo, un helic¨®ptero, obreros y palas excavadoras. No hubo aviso previo. Algunos abandonaron el recinto por su propio pie, cargando pesados fardos. Otros salieron esposados y en furgones celulares. A la fuerza dejaron atr¨¢s un espacio degradado, sucio, circundado por pasos a nivel, carreteras y v¨ªas de tren. En tres naves ten¨ªan habilitados peque?¨ªos e, insalubres habit¨¢culos donde se hacinaban m¨¢s de un centenar de personas, algunas de ellas totalmente enganchadas a la droga. Los mismos moradores de este miserable lugar lo conoc¨ªan como los guetos. La operaci¨®n se ven¨ªa preparando con sigilo desde hac¨ªa varias semanas. La polic¨ªa quer¨ªa entrar de improviso para poder detener a los ilegales y a otros posibles delincuentes que estuvieran all¨ª cobijados. Sin embargo silencio no impidi¨® que go, e una treintena de africanos abandonaran los pabellones antes de la llegada de los agentes. Se derribaron tres naves grandes y dos chabolas. En ellas viv¨ªa un n¨²mero fluctuante de personas. Algunos de los moradores de este gueto se enteraron de lo ocurrido al volver a casa. Bettefal Bliameur, un inmigrante argelino de 30 a?os, sali¨® del chamizo donde malvive desde 1991 antes del amanecer para repartir propaganda en las bocas de metro. A media ma?ana, cuando regres¨®, hall¨® la zona tomada por la polic¨ªa y los pabellones demolidos. Con l¨¢grimas en los ojos aseguraba haber perdido el pasaporte y un billete de avi¨®n. en la operaci¨®n. "Aqu¨ª hab¨ªa gente de todo, no s¨®lo vendedores de droga", asegura. "Tengo cuatro hijos en Argelia y viviendo aqu¨ª consigo enviar dinero para ellos porque no siempre tengo trabajo", a?ade.
Quedan cinco
La orden del juez, solicitada por Renfe en febrero por la ocupaci¨®n ilegal de sus instalaciones, detallaba las zonas que deb¨ªan desalojarse. En ellas no se incluye a cinco familias, tres payas y dos gitanas, que habitan una de las naves. Proceden de otros barrios donde dieron la patada a casas y les echaron. Han acabado en estas naves, sin agua, con la luz cogida mediante enganches ilegales y rodeados de basura. Juliana Barrueco, de 50 a?os, sus tres hijos, su yemo y sus dos nietos fueron los primeros en llegar hace dos a?os, despu¨¦s de haber vivido en las calles de Pontones y Monte Oliveti. M¨¢s tarde, procedentes del poblado gitano -ya demolido- de los Pies Negros, en Entrev¨ªas, lleg¨® Araceli del Pozo Jim¨¦nez, de 34 a?os, sus siete hijos, una de ellas, Azucena, de 18, con un ni?o de dos y embarazada de otro. Todos ellos pasaron toda la ma?ana inquietos viendo c¨®mo, desalojaban a sus convecinos. Su turno llegar¨¢ pronto, pero no les apen¨® lo sucedido ayer. "Con los morenos s¨®lo hab¨ªa problemas, porque la mayor¨ªa fumaban y vend¨ªan droga, hab¨ªa peleas y la polic¨ªa estaba aqu¨ª casi todo el d¨ªa", explican. Una veintena de inmigrantes desalojados, entre ellos una pareja con un beb¨¦ de seis meses, y vanas chicas, prostitutas y toxic¨®manas, que viven con ellos, pasaron la ma?ana en una plaza cercana, junto a un centro de jubilados. Iban de la indignaci¨®n a la euforia y de ¨¦sta al des¨¢nimo. "A nosotros nos echan y dejan a los gitanos", se quejaban.
Ni un duro
"Ya veremos ad¨®nde vamos ahora, ninguno tenemos un duro y muchos consumimos drogas", afirmaba preocupada una mujer de 29 a?os, 10 de ellos enganchada a la hero¨ªna y un hijo tutelado por la Comunidad. Un angole?o paseaba con una herida en la ceja, que, aseguraba, se la hab¨ªa causado la polic¨ªa al cerrarle una puerta en las narices. Salioti Yves, un hombre de 25 a?os nacido en Francia, pero de antepasados africanos, explica que "esta ma?ana, cuando ha venido la polic¨ªa, pensaba que era para lo de siempre: pedimos la documentaci¨®n". "No s¨¦ qu¨¦ vamos a hacer, llevo un a?o en Madrid, viv¨ª en un piso compartido en M¨®stoles, pero lleg¨® un momento en que no lo pude seguir pagando y me vine aqu¨ª", explica. Los pabellones desalojados quedaron hechos un revoltijo. Entre la basura y las ropas viejas aparec¨ªan revistas pornogr¨¢ficas, recuerdos y hasta una biblia en versi¨®n inglesa. En un lugar tan mis¨¦rrimo alguien tuvo la curiosa inquietud de leer el libro La ciudad de la alegr¨ªa, de Dominique Lapierre, ambientado en los arrabales de la India. El concejal de Retiro, Juan Antonio G¨®mez Angulo, consider¨® la operaci¨®n como "muy importante". "Porque se elimina el ¨²nico punto realmente conflictivo del distrito", coment¨®. Seg¨²n el concejal, Renfe derribar¨¢ siete u ocho naves que no tienen ning¨²n uso concreto en la actualidad. Portavoces de la compa?¨ªa aseguran que no existe ning¨²n plan a corto plazo para este solar. El Cerro de la Plata salt¨® a la palestra en febrero, cuando el concejal de San Blas, Isaac Ramos, propuso un plan para trasladar a 300 chabolistas del poblado de Los Focos a estas naves. El plan fue desautorizado por el alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano.
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