Kremer y Rozhdestvensky, en la Filarm¨®nica
La Asociaci¨®n Filarm¨®nica de Madrid est¨¢ creando, d¨ªa a d¨ªa, lo que pod¨ªamos denominar un "tercer p¨²blico", intermedio entre los seguidores de Iberm¨²sica, por ejemplo, y los entusiastas de las convocatorias universitarias. En cierto modo, se parece al de las filarm¨®nicas de anta?o, aun que el componente "social" —entendiendo el t¨¦rmino tambi¨¦n al modo pret¨¦rito— importe ahora mucho menos.
Tal audiencia llen¨® la sala grande de Pr¨ªncipe de Vergara para escuchar a la excelente orquesta Real Filarm¨®nica de Estocolmo, dirigida por Guennady Rozhdestvensky (Mosc¨², 1931), con la colaboraci¨®n solista de Guidon Kremer (Riga, 1947). Disc¨ªpulo en la Uni¨®n Sovi¨¦tica de David Oistrakh, Kremer reside en Alemania desde 1981 en uni¨®n de su esposa, la pianista Elena Bashkirov, hija del c¨¦lebre concertista y actual profesor en la Escuela Reina Sof¨ªa de Madrid.
Asociaci¨®n Filarm¨®nica de Madrid
Cinco toros de Torrestrella (uno fue rechazado en el reconocimiento), bien presentados, varios inv¨¢lidos, encastados y nobles en general. 5? de Puerto de San Lorenzo, con trap¨ªo, inv¨¢lido y manso.Ortega Cano: pinchazo bajo recibiendo, espadazo enhebrado a un tiempo -aviso- y bajonazo trasero (pitos); estocada ca¨ªda (pitos). Finito de C¨®rdoba, que confirm¨® la alternativa: estocada atravesada que asoma y tres descabellos (silencio); bajonazo descarado y descabello (silencio). Manuel Caballero: dos pinchazos y estocada (silencio); pinchazo y estocada trasera (silencio). Plaza de Las Ventas, 13 de mayo. Sexta corrida de feria. Lleno.
Real Orquesta Filarm¨®nica de
Director:
Estocolmo
Rozhdestvensky; solista,
O
Kremer, violinista. Obras de Berwald,
G
Auditorio Nacional.
Estilismo
Su arte es grande e incisivo como el sonido, superlativamente bello, que extrae a su viol¨ªn Stradivarius, de 1734; su l¨ªnea, perfectamente musical, posee gran intensidad, pero se encuadra en una sobria l¨ªnea estil¨ªstica. La versi¨®n del concierto en re menor, de Jan Sibelius, de alto vuelo virtuos¨ªstico y cierto inquietante misterio por el uso de las regiones graves de la orquesta, mereci¨®, con toda justicia, muy largas ovaciones, dirigidas tambi¨¦n al maestro y a la orquesta visitante.
El concierto hab¨ªa comenzado con la obertura El modisto, del sueco Franz Berwald (1796-1868), siempre grata y transparente dentro de su gusto tard¨ªamente clasicista. Para finalizar, Rozhdestvensky expuso a los asistentes al concierto su versi¨®n de la Sinfon¨ªa fant¨¢stica, de Berlioz.
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