Una noche en el infierno

En el infierno de la sala Revolver actu¨® Suede, ¨²ltima y m¨¢s sonada aparici¨®n-revelaci¨®n de banda inglesa de los ¨²ltimos a?os. La noche de su primer concierto en Madrid se convirti¨® en una tortura tanto para el p¨²blico que acudi¨® como para los cuatro componentes del grupo, que soportaron un calor asfixiante entre sudores propios de un desierto.Suede, con s¨®lo tres singles y un elep¨¦ reci¨¦n publicado, titulado como el grupo, ha logrado ser, junto a The Auters, uno de los grupos que m¨¢s est¨¢n dando que hablar en la prensa musical inglesa y, por inercia consecuente con el todopoderoso imperio musical anglosaj¨®n, en la nacional.

El motivo es el cambio; la avalancha del sonido grunge y la decepci¨®n del sonido manchester, desinflado en muy poco tiempo, han abierto de par en par las puertas de la expectaci¨®n a esta banda.

Suede demostr¨® anoche, ante la mirada de un buen n¨²mero de periodistas musicales y alg¨²n que otro personaje famoso como Macnamara, no innovar nada,. pero s¨ª haber asimilado las influencias del glam-rock de finales de los setenta de manera bastante espectacular.

La ambig¨¹edad, representada a primera vista en la car¨¢tula de su disco con dos chicos-o-chicas bes¨¢ndose, qued¨® patente en el estar de Brett Anderson sobre el escenario. Suede tienen dos ases bien amarrados y de indiscutible calidad en la banda: la guitarra de Bernard Butler, intensa y llamativa como la de quien, sin duda, fue uno de sus maestros, Marc Bolan, y la voz de Anderson, afeminada, ambigua y juguetona, pero perfectamente encajada en la b¨²squeda de la sinuosidad pertinente. Una hora escasa de concierto con el repaso de sus singles y de su ¨²nico elep¨¦ dej¨® resueltas algunas inc¨®gnitas. El directo de Suede tiene calidad; sonido e interpretaci¨®n resultaron potentes y atractivos.