Debilidades competitivas
La industria espa?ola posee dos debilidades competitivas b¨¢sicas que no son nuevas ni producto de la actual coyuntura recesiva. La primera, mas antigua y conocida, un tejido empresarial insuficiente en las manufacturas m¨¢s intensivas en tecnolog¨ªa. La segunda, escasez de productos propios -diferenciados-, reducida productividad y altos costes en las manufacturas tradicionales, que a¨²n suponen el 60% de la producci¨®n. Una y otra son causantes del elevado d¨¦ficit exterior. La primera, porque obliga a recurrir a abundantes importaciones; la segunda, porque limita el crecimiento de las exportaciones.Superar ambas deficiencias exige dos tipos de actuaciones p¨²blicas. Uno, m¨¢s reclamado por los empresarios, pero no por ello m¨¢s importante, encaminado a crear un entorno m¨¢s favorable para el riesgo y desenvolvimiento de la actividad industrial (menos trabas financieras y fiscales, m¨¢s y mejores infraestructuras y servicios a las empresas y una demanda p¨²blica m¨¢s preocupada por las iniciativas nacionales solventes y competitivas). Aun respetando los equilibrios macroecon¨®micos necesarios para la convergencia nominal, existen m¨¢rgenes de maniobra para avanzar por este camino, sobre todo con pol¨ªticas de desregulaci¨®n y liberalizaci¨®n.
Un segundo conjunto de actuaciones p¨²blicas, m¨¢s relevante, debe buscar la formaci¨®n de una red institucional eficaz de fomento y difusi¨®n del desarrollo tecnol¨®gico y la educaci¨®n superior. Ha de impulsar la oferta y demanda de tecnolog¨ªa y lograr una mayor adecuaci¨®n entre ambas, elevando la calidad. Ha de favorecer, asimismo, la difusi¨®n tecnol¨®gica, buscando la modernizaci¨®n de las empresas, sobre todo PYME, mediante una estructura ordenada e integrada de servicios de informaci¨®n y asesor¨ªa (agencias de desarrollo, centros de informaci¨®n, red de servicios, institutos tecnol¨®gicos, centros de empresas, parques tecnol¨®gicos, sociedades de garant¨ªa rec¨ªproca).
Aun cuando deba buscarse una gesti¨®n y participaci¨®n privadas, la promoci¨®n de esta red compete a las autoridades econ¨®micas. La iniciativa privada no puede, por s¨ª sola, proveerse de ella, no s¨®lo por raz¨®n de escala -dado el peque?o tama?o medio de las empresas industriales espa?olas-, sino tambi¨¦n porque su construcci¨®n posee abundantes efectos externos que limitan la rentabilidad de las inversiones necesarias y su apropiaci¨®n individual.
Por encima del espejismo que supone el aumento de los gastos de I+D sobre el PIB que ha tenido lugar en los ¨²ltimos a?os, el desarrollo tecnol¨®gico sigue siendo una tarea pendiente, siempre postergada por sucesivos Gobiernos, y apenas reclamada con seriedad por empresarios y trabajadores, ante el f¨¢cil expediente de conseguir tecnolog¨ªa del exterior, b¨¢sicamente a trav¨¦s del capital extranjero.
Rafael Myro S¨¢nchez es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad Complutense.
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