Los Doce desean mantener, el SME, pero ponen condiciones para el regreso de la libra y de la lira

ENVIADO ESPECIALPasada la tormenta, la tripulaci¨®n revisa los estropicios y empieza a reparar el buque. Esto es lo que empezaron a hacer ayer los ministros de Econom¨ªa y Finanzas de los Doce, acompa?ados de los gobernadores de sus bancos centrales, en una reuni¨®n informal convocada por la presidencia danesa para discutir la situaci¨®n del Sistema Monetario Europeo (SME) y el deterioro del mercado de trabajo. Los Doce quieren mantener el SME tal como est¨¢, pero desean actuar con m¨¢s flexibilidad y rapidez cuando se produzcan desajustes. La libra esterlina y la lira no regresar¨¢n de momento al SME, a pesar del deseo de buena parte de los pa¨ªses, y cuando lo hagan deber¨¢n someterse a condiciones m¨¢s duras.
Adem¨¢s, se abre paso la idea de una mayor flexibilidad en el calendario de la moneda ¨²nica y los criterios de convergencia, una vez superada la ratificaci¨®n de Maastricht.Los ocho meses transcurridos entre el ¨²ltimo consejo y ¨¦ste que tiene como escenario la ciudad danesa de Kolding, no han sido en vano. A principios de septiembre del pasado a?o, el anfitri¨®n era un atormentado ministro brit¨¢nico, Norman Lamont, cuya moneda se hallaba en aquel momento bajo una presi¨®n enorme, resultado de los tipos de inter¨¦s excesivamente altos en Alemania y excesivamente bajos en Estados Unidos. Una semana despu¨¦s, la. libra ca¨ªa en picado, sal¨ªa del SME y empezaba uno de los episodios m¨¢s turbulentos de la historia de la construcci¨®n europea.
En esta ocasi¨®n, en cambio, la anfitriona es la ministra de Econom¨ªa danesa, Marianne Jelved, que acoge a sus colegas en un clima de euforia para su gobierno ha conseguido la ratificaci¨®n de Maastricht, los tipos de inter¨¦s disminuyen en cadena en toda Europa y el SME empieza a funcionar sin tensiones.
Los ministros discutieron ayer un texto titulado Lecciones a deducir de las turbulencias en los mercados de cambio, elaborado por el Comit¨¦ Monetario de los Doce (directores del tesoro y subgobernadores de los bancos centrales), en el que se insiste en defender la actual estructura del SME, pero con una mayor vigilancia sobre la parrilla de paridades, para evitar que se acumulen divergencias en las econom¨ªas reales que conduzcan a tensiones insuperables en el sistema de cambios.
En el In0mento en que el Consejo Europeo encarg¨® en Birmingham la realizaci¨®n de este informe, Londres clamaba por una reforma del SME, previa al regreso de su divisa a la disciplina monetaria. Ahora, el Comit¨¦ da un coscorr¨®n al Gobierno de John Major y le devuelve en cierta forma la pelota. No hace falta reforma alguna del SME y las monedas en flotaci¨®n no deben olvidar que siguen teniendo obligaciones con sus socios, entre otras la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas.
Cr¨ªticas a los pol¨ªticos
El regreso de una divisa ahora flotante al SME se producir¨¢, presumiblemente en condiciones m¨¢s duras que en anteriores casos. No debe perjudicar ni a la estabilidad de la moneda ni a la del sistema. Debe decidirse de mutuo acuerdo, al elegir el momento adecuado y la tasa de cambio.
En el informe del Comit¨¦ pueden leerse, entre l¨ªneas, cr¨ªticas aceradas a los comportamientos de algunos, responsables pol¨ªticos y monetarios durante las tormentas monetarias. "En una crisis, por supuesto, es particularmente importante evitar declaraciones conflictivas", dice en tono de serm¨®n. El ministro brit¨¢nico Norman Lamont, responsables del Bundesbank y miembros de otros gobiernos, como el italiano, cruzaron declaraciones sobre la responsabilidad de la crisis. Miembros de la Comisi¨®n Europea, como el presidente Jacques Delors y el comisario de Finanzas, Henning Cristophersen, realizaron tambi¨¦n declaraciones que fueron mal acogidas por algunos de los socios, como Espa?a.
El documento no entra a considerar c¨®mo queda el camino hacia la moneda ¨²nica, tras el a?o perdido entre los dos referendos, la crisis del SME y la entrada en recesi¨®n de la econom¨ªa europea. Pero los ministros s¨ª, abordaron esta discusi¨®n, en la que algunos asistentes ya han adelantado sus ideas. Empieza a abrirse paso la posibilidad de aligerar el calendario de la Uni¨®n Econ¨®mica Monetaria o relajar los criterios, de convergencia, e incluso de ambas a la vez. Francia y B¨¦lgica han defendido' esta idea y ayer por primera vez las autoridades alemanas, las m¨¢s hostiles hasta el momento, manifestaron su comprensi¨®n.
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