Dos duelos para tres contendientes
El duelo electoral entre socialistas y populares ha empezado a trasladarse t¨ªmidamente a Catalu?a. Desde el descalabro de la extinta Uni¨®n del Centro Democr¨¢tico (UCD) el voto conservador catal¨¢n ha sido casi monopolizado por el nacionalismo moderado de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU). Pero ahora, por vez primera, el Partido Popular (PP) tiene posibilidades de abandonar su papel testimonial para introducirse como una cu?a entre los dos grandes. La batalla por el voto en Catalu?a es, m¨¢s que nunca, la batalla por el voto ¨²til.Las encuestas dan por segura una ca¨ªda el pr¨®ximo 6 de junio del Partit dels Socialistes (PSC), que de los 20 diputados que obtuvo en 1989 (de un total de 46) puede perder entre dos y cinco. Por el contrario, los populares, que ten¨ªan cuatro esca?os, pueden registrar un aument¨® fulgurante y ganar de dos a seis.
Mientras tanto, los convergentes (que probablemente mantendr¨¢n sus 18 diputados) aspiran a sobrepasar por primera vez a los socialistas en unas elecciones generales (es el otro duelo catal¨¢n).
Iniciativa per Catalunya (IC) -socio electoral de Izquierda Unida- apenas subir¨ªa de tres a cuatro esca?os, y la independentista ERC puede recuperar su presencia en las Cortes con un diputado. El Centro Democr¨¢tico y Social (CDS) acabar¨ªa perdiendo el ¨²nico que pose¨ªa.
El principal escenario de la batalla es la provincia de Barcelona, y no s¨®lo por ser la circunscripci¨®n que m¨¢s diputados elige (31), sino tambi¨¦n porque en ella todos los partidos se juegan la mayor parte de sus posibilidades. Y tambi¨¦n Gerona, donde el PP puede conseguir representaci¨®n en detrimento de CiU.
En L¨¦rida y Tarragona, en cambio, el panorama parece m¨¢s estable. En el primer caso, el PP puede recuperar un esca?o arrebat¨¢ndoselo a los socialistas, pero ¨¦stos ya lo consiguieron en 1989 por escaso margen. En Tarragona, ning¨²n partido perder¨¢ a priori ning¨²n diputado, y todos los esfuerzos se centran en ver qui¨¦n se hace con el esca?o de m¨¢s que la provincia ha ganado por el aumento de su poblaci¨®n.
Durante la precampa?a y la campana, el PSC y el PP han intentado polarizar al m¨¢ximo el debate, reduciendo el enfrentamiento a las figuras de Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Los nacionalistas son presentados como una fuerza menor que ¨²nicamente puede aspirar a apuntalar con sus votos a uno o a otro, sin que en ning¨²n momento quede claro a qui¨¦n de los dos y -sobre todo- a cambio de qu¨¦.
Los convergentes intentan combatir esta estrategia present¨¢ndose como la fuerza pol¨ªtica que decidir¨¢ el color del futuro Gobierno espa?ol. Con CiU convertida en bisagra, los nacionalistas podr¨ªan imponer aspectos importantes de su programa -argumentan- y, de paso, arrancar importantes concesiones en materia auton¨®mica.
Todo indica, sin embargo, que la polarizaci¨®n PSC-PP est¨¢ cuajando en algunos sectores de la sociedad. Y ello puede llegar a provocar trasvases de votos nunca vistos hasta ahora.
Los socialistas pueden perder votos por su izquierda a manos de IC, aunque posiblemente no de forma significativa, y m¨¢s si se extiende el factor miedo al triunfo de la derecha, que provocar¨ªa corrimiento de voto en sentido contrario. En cualquier caso, el hipot¨¦tico ascenso de Iniciativa no cubrir¨ªa las p¨¦rdidas que previsiblemente acusar¨¢ el PSC.
La abstenci¨®n es el gran temor de los socialistas. Pero no el ¨²nico. Por primera vez han advertido la posibilidad de perder votos propios directamente a manos del PP entre el electorado inmigrante del cintur¨®n industrial de Barcelona. Los populares lo saben y presentan batalla.
Juan Jos¨¦ Pardo lleva 27 de sus 47 a?os viviendo en Badalona (ciudad del ¨¢rea metropolitana de 225.000 habitantes). Nacido en And¨²jar (Ja¨¦n), regenta varios puestos en los mercados de la localidad. "Una cosa est¨¢ clara, los socialistas no se merecen mi voto. CiU puede decidir hacia un lado u otro, pero esto no son auton¨®micas", afirma. "No le dir¨¦ qu¨¦ voy a votar; pero, eso s¨ª, los socialistas ya se han llevado algunos votos m¨ªos, y esta vez s¨ª que no", se?ala.
Mucha gente se siente "dolida" con los socialistas en Bellvitge, un barrio dormitorio de 32.000 habitantes de L'Hospitalet de Llobregat que, con una poblaci¨®n de 277.000 personas, es la segunda ciudad de Catalu?a y uno de los principales feudos del PSC. Hasta tal punto, seg¨²n el presidente de la asociaci¨®n de vecinos, Juan Garc¨ªa, que "al Partido Popular le llover¨¢n del cielo algunos votos sin hacer nada por ganarlos".
Los populares tambi¨¦n ara?ar¨¢n votos, previsiblemente, entre el electorado conservador que hasta ahora hab¨ªa optado por CiU ante la tradicional debilidad del PP en Catalu?a. Las tornas pueden cambiar en esta ocasi¨®n.
A. C. F. tiene 50 a?os, vive en Barcelona y es propietario de una empresa textil de casi 40 trabajadores en L'Hospitalet. Despu¨¦s de votar por Adolfo Su¨¢rez en 1977 y 1979, opt¨® por Jordi Pujol en las aut¨®nomicas de 1980 y desde entonces le ha sido fiel. Pero esta vez, a rega?adientes, tiene pr¨¢cticamente decidido votar al PP. "Lo importante ahora es sacar a los socialistas del Gobierno, y para eso hay que lograr que Aznar tenga m¨¢s diputados que Gonz¨¢lez", explica. "Adem¨¢s", contin¨²a, "tengo mis dudas sobre lo que har¨¢ CiU con sus votos si tiene que decidir".
Los convergentes temen perder, poco o mucho, por ambos extremos. Si preocupante es para ellos la amenaza del PP por la derecha, no lo es menos la de ERC -convertida, con 210.000 votos, en la tercera fuerza pol¨ªtica catalana despu¨¦s de las auton¨®micas del a?o pasado- por el lado del nacionalismo radical.
Albert Cortada, de 22 a?os, es portavoz del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Gerona y cree que cada vez hay m¨¢s estudiantes dispuestos a votar a ERC. "La gente joven se siente m¨¢s identificada con Esquerra porque es la formaci¨®n que tiene una opci¨®n m¨¢s clara por la independencia", opina. En cambio, a?ade, "CiU hace a?os que gobierna y nunca ha acabado de definirse del todo".
En la redacci¨®n de esta informaci¨®n han colaborado
Carlos Rodr¨ªguez y
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