El desaf¨ªo espa?ol es unir eficacia y calidad humana, dice Gabriel Jackson
El historiador publica, la memoria de sus investigaciones sobre Espa?a
Los logros de la democracia espa?ola desde la muerte de Franco -autonom¨ªas, educaci¨®n, sanidad...- constituyen una victoria p¨®stuma de la II Rep¨²blica, que se propon¨ªa esas realizaciones, piensa el historiador estadounidense Gabriel Jackson, autor de Historia de un historiador, publicado estos d¨ªas, donde cuenta las investigaciones que le permitieron escribir su libro La Rep¨²blica Espa?ola y la guerra civil (1931-1939). Seg¨²n Jackson, el gran desaf¨ªo de Espa?a es conseguir la eficacia sin perder su calidad humana.
Jackson ha abandonado su ¨²ltimo proyecto como historiador hispanista al comprender que el t¨®pico que pretend¨ªa combatir es b¨¢sicamente cierto. El t¨®pico es que, desde las guerras carlistas, Espa?a careci¨® de toda iniciativa en el campo cient¨ªfico. La lectura de las revistas espa?olas de la ¨¦poca en lo relativo a la nueva biolog¨ªa, la f¨ªsica cu¨¢ntica, el psicoan¨¢lisis o los descubrimientos de Einstein, indican que en Espa?a s¨®lo se resum¨ªa. "Por esta raz¨®n, el norte est¨¢ mucho m¨¢s desarrollado", piensa. En el campo human¨ªstico, las generaciones del 98 y del 27, que a menudo se consideran excepcionales, Jackson cree que lo eran, pero no m¨¢s que las de otros pa¨ªses.Vecino permanente de Barcelona desde hace 10 a?os, el estadounidense Jackson afirma que el desaf¨ªo al que se enfrenta Espa?a es "conseguir la eficacia econ¨®mica sin perder la calidad humana de la vida". Sobre el momento pol¨ªtico espa?ol estima que "un empate [entre el PSOE y el PP] podr¨ªa dar lugar a demandas exageradas de los nacionalistas vascos y catalanes". Seg¨²n cuenta, sus contactos en Barcelona con nacionalistas radicales le preocupan: "Es gente culta y generosa, que al tiempo sostiene unas demandas nacionales y locales que har¨ªan imposible la convivencia". Alg¨²n nacionalista catal¨¢n le ha llegado a decir que los dos peores imperialismos de Europa son el serbio y el castellano. "La experiencia democr¨¢tica no modifica su punto de vista", comenta.
En su libro, publicado por Anaya & Mario Muchnick, Jackson expone que el historiador ha de abordar sus obras armado de grandes preguntas. Y ¨¦sa -la convivencia- es justamente una de las grandes preguntas de nuestros d¨ªas: ?c¨®mo superar los prejuicios raciales y ¨¦tnicos? Otras podr¨ªan referirse a la econom¨ªa -"que no determina, pero impone los l¨ªmites"-, y a la ecolog¨ªa: ?cu¨¢nta poblaci¨®n puede soportar el planeta? ?Qu¨¦ hacer con los residuos t¨®xicos? Las grandes preguntas sobre la guerra civil espa?ola han sido respondidas, piensa Jackson, miembro de ese reducido grupo de historiadores que investigaron con serenidad la guerra de Espa?a cuando aqu¨ª no era posible hacerlo: Preston, Payne, Thomas, Carr y Brenan, entre otros.
Uno de los cap¨ªtulos de Historia de un historiador cuenta los problemas que tuvo Jackson con los cazadores de brujas del macartismo. ?Es posible un regreso del macartismo despu¨¦s del comunismo? A juicio de Jackson, "el auge del fundamentalismo protestante est¨¢ relacionado con la p¨¦rdida del comunismo, y se corresponde con el nacional-catolicismo de los a?os cincuenta de aqu¨ª. Necesitan un demonio. Pero no creo que haya un peligro a corto plazo. El gran resultado de 1968 es la gran tolerancia hacia las culturas individuales". Eso es lo parad¨®jico de Estados Unidos, piensa: una permanente dial¨¦ctica entre la intolerancia puritana y el pluralismo.
En su libro, Jackson define a Manuel Aza?a como "un republicano de izquierda". Y el hecho de que sea citado por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, presidente del PP, le parece bien. "Es bueno que las grandes figuras del pasado no sean mantenidas de forma sectaria. No s¨¦ qu¨¦ profundidad tienen esas palabras en boca de Aznar, pero el gesto me gusta".
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