Una simple cuesti¨®n de burocracia
El retraso habitual en el cobro del subsidio de excarcelaci¨®n favorece que muchos presos reincidan
Siete hijos le esperaban a Fernando A., de 44 a?os, cuando sali¨® de la c¨¢rcel el pasado 5 de abril. Hasta ese d¨ªa hab¨ªan sobrevivido en precario con lo que ganaba la madre como asistenta, a 800 pesetas la hora, como ¨²nico ingreso. "No te preocupes, voy a salir pronto y entonces tendremos el paro. Por lo menos 45 billetes". Sali¨®, incluso antes de lo previsto, pero el paro no lleg¨®. El Instituto de Reinserci¨®n Social de Catalu?a ha pedido a Justicia que subsane "el absurdo legal" que amenaza "una medida muy positiva".
La cadena de ilusiones -"mientras cobro el paro buscar¨¦ un trabajo, y por la noche estudiar¨¦ artes gr¨¢ficas, y cuando acabe... "- se rompi¨® ya por el primer eslab¨®n. El paro no lleg¨®. Mejor dicho, lo tiene concedido, pero no llegar¨¢ hasta dentro de unos meses. "Un contrasentido, un problema de tramitaci¨®n con el que tropiezan todos los presos", dice Dolores Alcaraz, asistente social del Instituto de Reinserci¨®n Social (Ires). Esta organizaci¨®n no gubernamental ha elevado al Ministerio de Justicia una propuesta para que se subsane el absurdo legal que "compromete el principal objetivo" de una medida social que considera muy positiva, la concesi¨®n del subsidio de excarcelaci¨®n a los presos para facilitar su reinserci¨®n.Este subsidio tiene una duraci¨®n de 18 meses, pero la normativa vigente exige que el preso se inscriba en la oficina de desempleo dentro de los 15 d¨ªas siguientes a la excarcelaci¨®n, y para su concesi¨®n exige que "el beneficiario figure inscrito como demandante sin haber rechazado oferta de empleo adecuado en el plazo de un mes". "Bien es sabido", argumenta el Ires, "que no abundan hoy los empleos, y menos para una persona con antecendentes penales".
Hundidos en la marginaci¨®n, sin un tabl¨®n al que agarrarse inmediatamente despu¨¦s de salir de la c¨¢rcel, muchos caen en el peor de los agujeros: la reincidencia. El subsidio no llega en ning¨²n caso antes de los tres meses, y eso es mucho tiempo para unas personas que viven al borde del precipicio.
Una eternidad es tambi¨¦n para Fernando A.: "Al principio es precisamente cuando m¨¢s lo necesitas. Yo s¨¦ que llegar¨¢, pero, mientras tanto, ?qu¨¦ hago yo cuando mis hijos me piden comida u otras cosas. Hasta ahora estaba en la c¨¢rcel y no pod¨ªa, pero ahora me dicen: '?Papi, que necesito un cuaderno!".
Necesidad urgente
?l, su mujer y cinco de sus hijos viven en algo que no merece el nombre de vivienda, en el coraz¨®n de Ciutat Vella, el barrio m¨¢s degradado de Barcelona. Una habitaci¨®n peque?a para cocinar, comer, lavar y estar amontonados. Y otra, peque?a tambi¨¦n, para dormir todos juntos. A la hija mayor la tiene en Legan¨¦s, con unos familiares. "Trabaja y estudia", dice con orgullo. La segunda est¨¢ con la abuela, en un pueblecito de la provincia de Barcelona. Y los otros cinco, de edades comprendidas entre los cinco y los 15 a?os, en casa.Fernando A. cumpli¨® ya su condena y no quiere volver a la c¨¢rcel. Ten¨ªa que cumplir dos a?os, cuatro meses y un d¨ªa. Por robo. Sali¨® a los 15 meses por buena conducta, destino y estudios, lo que quiere decir que aprovech¨® a tope todas las posibilidades de remisi¨®n: observ¨® con rigor todas las reglas internas, se apunt¨® a la escuela de la c¨¢rcel y pidi¨® una ocupaci¨®n para redimir condena. Y ahora espera el desempleo.
"S¨¦ que no es f¨¢cil encontrar trabajo habiendo sido preso", a?ade Fernando A., "por eso voy a intentar aprender un oficio. Pero mientras tanto necesito el paro, y lo necesito ya, por favor", implora. La modificaci¨®n legal que propone el Ires es sencilla. "S¨®lo hace falta voluntad pol¨ªtica", dicen sus responsables.
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