Ahora decidir¨¢n, s¨ª, ?pero qu¨¦?

Sostiene Miquel Roca que los partidos no deben ser monol¨ªticos. Un ejemplo de ello es que ¨¦l mismo dej¨® la secretar¨ªa general de Converg¨¨ncia Democr¨¢tica (CDC) el pasado oto?o dando un portazo, regres¨® humildemente a los pocos meses, y ahora, con la campa?a electoral en la recta final, su rostro est¨¢ en todas las calles de Catalu?a acompa?ado de lemas tan directos como La gran oportunitat o Ara, decidirem (La gran oportunidad o Ahora, decidiremos). Es la cara de la moneda. En el reverso, se ve que la crisis del partido que gobierna Catalu?a desde 1980 no se ha evaporado. Est¨¢ en el dique seco. Jordi Pujol, presidente de la Generalitat y de CDC, y Miquel Roca predican en Catalu?a con discursos no opuestos, pero tampoco exactamente coincidentes en todos sus acentos. Todo el partido se encuentra a la espera de saber qu¨¦ suceder¨¢ el 6 de junio, si el partido se agrietar¨¢ o no si Pujol hace un quiebro y nuevamente aleja a los nacionalistas del Gobierno.Fue el pasado 28 de septiembre cuando Roca anunci¨® que no se presentar¨ªa a la reelecci¨®n como secretario general en el congreso de CDC de octubre. Aleg¨® discrepancias con su socio de coalici¨®n, Uni¨® Democr¨¢tica (UDC), el partido democristiano que junto con CDC integra la coalici¨®n Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU). Era una manera de evitar la confrontaci¨®n directa con Jordi Pujol, de quien Roca se encontraba distanciado personal y pol¨ªticamente desde hac¨ªa muchos meses. De hecho, desde que no acept¨®, en el verano de 1990, el envite lanzado por Pujol de enfrentarse al socialista Pasqual Maragall por la alcald¨ªa de Barcelona.

Todo lo que ha sucedido des de aquella fecha tiene su origen en aquella renuncia de Roca a disputar el bast¨®n de la ciudad ol¨ªmpica. Pujol perdi¨® la confianza en su segundo, decidi¨® asumir nuevamente la direcci¨®n del partido y recort¨® paso a paso las competencias de Roca.

Alternativa lejana

Paralelamente, emergieron dos estrategias pol¨ªticas diferentes. En el pasado oto?o, Roca consideraba llegado el momento de dar un paso m¨¢s en la gobernabilidad de Espa?a, jugar a fondo la carta de la entrada de CiU en el Gobierno para acabar con la ambig¨¹edad de la coalici¨®n en la pol¨ªtica de pactos, y, en consecuencia, apuntalar a los socialistas. En aquellas fechas el PP estaba lejos de ser una alternativa real y todo apuntaba a que `no hab¨ªa otro gobierno posible que aquel que girara alrededor de Felipe Gonz¨¢lez. Pujol, quien se ha entendido por obligaci¨®n con los socialistas, a quienes no ha perdonado ni perdonar¨¢ nunca su actuaci¨®n en el caso Banca Catalana (presentaci¨®n por el fiscal de una querella en 1984 contra Jordi Pujol y otros ex directivos de la entidad), estaba en contra de alianzas estables con los socialistas y argumentaba que para los nacionalistas los extremos siempre son negativos. En este caso, los extremos eran: oposici¨®n frontal al Gobierno y entrar en el Ejecutivo. Es evidente que Pujol prefiere un compromiso espa?ol bajo en calor¨ªas: Que quede claro en Madrid y difuminado en Barcelona..

Desde septiembre -fecha de su dimisi¨®n- hasta el pasado 31 de enero -fecha del retorno de Roca a la secretar¨ªa general-, el presidente de la Generalitat y su segundo se dijeron de todo. Eso s¨ª, sin perder las formas en p¨²blico y rehuyendo el ataque frontal para que el retorno del secretario general no fuera imposible. El pulso acab¨® al aceptar Roca el regreso sin lograr aparentemente ninguno de los objetivos concretos que se plante¨® al abrir la crisis. Pero habiendo logrado que, al enfocar la campana electoral, ¨¦sta discurriese sobre su idea de la intervenci¨®n nacionalista en la pol¨ªtica espa?ola.

La forma sobre c¨®mo se produjo su vuelta es a juicio de muchos dirigentes pol¨ªticos catalanes un indicio de que la crisis puede reabrirse en los pr¨®ximos meses. Pasqual Maragall, amigo personal de Roca como el vicepresidente del Gobierno. Narc¨ªs Serra, dec¨ªa recientemente: "Los que quieran ayudar a Roca que voten al PSC". Evidentemente era una boutade electoralista de Maragall, pero hay muchos dirigentes de Converg¨¨ncia -los m¨¢s fieles a Pujol- que suscribir¨ªan la frase del alcalde.

Algunos dirigentes del partido cuestionan en privado el capital pol¨ªtico de Roca, y sus socios de Uni¨® son a¨²n m¨¢s distantes. Recientemente, el l¨ªder de Uni¨® Democr¨¢tica, Josep Antoni Duran Lleida, hizo ver a Pujol las trabas con que tropezaba el partido democristiano para proyectarse en la actual campa?a como un socio de la coalici¨®n.

Pujol escucha a unos y a otros. Ejerce un liderazgo poco discutido y conduce el partido de una manera personalista. Hasta el extremo de que, al margen de los ¨®rganos de direcci¨®n de CDC, Pujol tiene su propio secretario particular que hace las veces de mensajero entre ¨¦l y el aparato del partido. Su liderazgo en el movimiento nacionalista es tan s¨®lido que sus opiniones son r¨¢pidamente asumidas por el conjunto de la organizaci¨®n y raramente se llega a provocar un debate desde posiciones discrepantes.

La crisis la aprovech¨® Pujol para dar entrada -bien en la ejecutiva de Converg¨¨ncia o en el Gobierno catal¨¢n- a una nueva generaci¨®n de pol¨ªticos en un intento de diluir lo que se ha dado en denominar el roquismo. Son j¨®venes, en su mayor¨ªa menores de 40 a?os, que se distinguen por un grado de lealtad a Pujol incuestionable. Son los nuevos cachorros del nacionalismo conservador. Son Joan Maria Pujals, consejero de Ense?anza, Francesc Xavier Marim¨®n, consejero de Agricultura, y Xavier Trias, consejero de Sanidad. En la direcci¨®n del partido han entrado Joaquim Triad¨², Antoni Cruells, Pere Esteve y Jaume Ciurana. En. otros niveles de la Administraci¨®n auton¨®mica o municipal, y dispuestos a dar el salto, se encuentran Arcadi Calzada, Artur Mas, Josep Grau, Felip Puig, Josep Maldonado y Xavier Soy.

Todos ellos respaldan la ¨²ltima aportaci¨®n de Pujol al debate que sin duda debe abrirse en CDC: que, la organizaci¨®n se sit¨²e a medio camino entre un lo que es un partido pol¨ªtico cl¨¢sico y un movimiento. "El partido representa el liderazgo pol¨ªtico; el movimiento, el liderazgo social", afirmaba Pujals recientemente. Esa visi¨®n asamblearia de Converg¨¦ncia es rechazada de plano por Roca y sus seguidores.

?Que har¨¢ Pujol despu¨¦s del d¨ªa 6?. En primer lugar ganar tiempo si los resultados son los que pronostican las encuestas, la victoria por escaso margen del PP. Pujol ya ha dicho que una cosa es votar la investidura de un candidato a presidente del Gobierno y otra muy diferente, los Presupuestos. Despu¨¦s, preparar al partido para que acepte colaborar con el partido mayoritario, incluso si es el PP, sobre la base del "accidentalismo". Como dijo el domingo "pactar con unos o con otros es accidental". Y a partir de aqu¨ª intentar que la entrada en el Gobierno, algo que Pujol no desea, no acabe convirti¨¦ndose en algo irremediable. Pero tal corno est¨¢n las cosas, esas decisiones no podr¨¢ tomarlas solo. Porque tras la campa?a, Roca ha recuperado bastante del terreno que entreg¨® durante la fase de crisis del partido.