Los cient¨ªficos hablan en Berl¨ªn de resultados decepcionantes en el tratainiento del sida
Salieron dispuestos a correr una carrera de 100 metros lisos, pero han pasado los 100 metros -diez a?os- y en el horizonte no se vislumbra ninguna l¨ªnea de meta. De repente, se han dado cuenta de que lo que en realidad est¨¢n corriendo es una marat¨®n. Y adem¨¢s una marat¨®n laber¨ªntica. Esta es la impresi¨®n que ofrecen en Berl¨ªn los investigadores m¨¦dicos que participan en la IX Conferencia Internacional sobre el Sida. La investigaci¨®n no avanza sustancialmente.
Si hace dos a?os se daban por seguras las indicaciones de los pocos tratamientos disponibles, estudios m¨¢s recientes arrojan ahora dudas sobre ellas. No se puede generalizar: ¨¦sta es la conclusi¨®n a la que ayer llegaron varios de los ponentes, lo que equivale a reconocer que la investigaci¨®n sobre el sida se encuentra en un momento de confusi¨®n.En realidad ¨¦ste es el precio de la precipitaci¨®n. Como dijo Joep M. Lange, del programa de investigaci¨®n m¨¦dica de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) en ninguna otra patolog¨ªa se ha pasado tan deprisa del tubo de ensayo a la experimentaci¨®n en humanos, y tal vez ha llegado el momento de reflexionar: "No deber¨ªamos hacer ensayos cl¨ªnicos sin estudios profundos de patogenia y sin modelos adecuados de virolog¨ªa", dijo Lange. El resultado de la investigaci¨®n cl¨ªnica sobre los tratamientos es, seg¨²n Lange, "bastante decepcionante y plantea numerosos interrogantes".
Estudio Concorde
Esa precipitaci¨®n es la que ha demostrado el informe Concorde, un estudio efectuado en Francia sobre 1.762 pacientes de Francia y Gran Breta?a, cuya exposici¨®n detallada fue ayer la estrella del congreso. Muy pocos de los 14.000 inscritos se perdieron las explicaciones del profesor M Seligmann del Servicio de Inmunopatolog¨ªa del hospital Saint Louis de Par¨ªs. Los detalles del estudio no hacen sino reafirmar lo avanzado hace unos meses: la administraci¨®n de Zidovudina -AZT- en pacientes asintom¨¢ticos no s¨®lo no retrasa el desarrollo de la enfermedad, sino que en algunos casos pude ser incluso perjudicial por la toxicidad del f¨¢rmaco.?Qu¨¦ hacer ahora con los miles de infectados a quienes se administra esta droga desde hace tiempo, confiando en sus efectos preventivos? "No lo s¨¦", responde Seligmann, "depende de cada caso. Continuarlo puede tener efectos negativos en algunos pacientes, pero en otros tambi¨¦n puede tenerlos el suspender el tratamiento".
?Por qu¨¦ la publicaci¨®n del Concorde ha desatado tanta emotividad? se pregunt¨® en la sesi¨®n plenaria de la ma?ana Joep Lange. No contest¨®. Pero la respuesta estaba impl¨ªcita en todas las intervenciones. El Concorde ha puesto el dedo en una llaga que escuece desde hace tiempo. Lejos del triunfalismo inicial los investigadores observan ahora c¨®mo la presi¨®n de los laboratorios y tambi¨¦n la de los propios enfermos, les ha llevado m¨¢s lejos de lo que tal vez era prudente.
"Dos estudios norteamericanos demostraron que el AZT deten¨ªa la progresi¨®n de la enfermedad en un 50% de los enfermos al cabo de un a?o de tratamiento", record¨® Lange. "Y entonces se decidi¨® administrar AZT a todos los seropositivos, porque se consider¨® poco ¨¦tico seguir la investigaci¨®n dando placebo a los pacientes y negarles as¨ª el supuesto beneficio de la droga. Pero ahora tenemos el Concorde. Y no es que sus resultados entren en conflicto con los estudios iniciales. Simplemente hemos estudiado m¨¢s tiempo. Lo que demuestra que no se debieron extrapolar los resultados de un a?o a toda la eternidad".
En Estados Unidos se recomend¨® oficialmente como pauta general de tratamiento administrar AZT a los portadores asintom¨¢ticos antes de que aparecieran los primeros s¨ªntomas. En Europa, en cambio, la pauta general es administrar AZT cuando la enfermedad ya est¨¢ en fase avanzada, pues en esta fase s¨ª est¨¢ demostrada una cierta efectividad. La cuesti¨®n es importante porque un estudio reciente efectuado en Amsterdam aporta, seg¨²n Lange, indicios de que en algunos pacientes asintom¨¢ticos la administraci¨®n de AZT desencadena una evoluci¨®n del virus m¨¢s violenta, ligada a la aparici¨®n de resistencias al medicamento. En otros, en cambio, el virus permanece estable.
Es decir, que a unos les va bien y a otros fatal. Y lo mismo ocurre con la combinaci¨®n de AZT y DDI o DDC. Las 650 p¨¢ginas que ocupa el programa del congreso est¨¢n repletas de estudios que ofrecen resultados parciales, preliminares, intermedios, etc¨¦tera, de los efectos de los tratamientos, y en muchos casos esos resultados son contradictorios. La confusi¨®n alcanza incluso a los indicadores que hasta ahora se hac¨ªan servir para medir la progresi¨®n de la enfermedad. El principal de estos indicadores era el recuento de linfocitos C134. Una reducci¨®n del n¨²mero de estos linfocitos se considera indicativo de progresi¨®n de la enfermedad y la mayor¨ªa de los equipos m¨¦dicos administran AZT cuando el nivel de CD4 cae por debajo de 500. Pero el Concorde tambi¨¦n ha revelado que no existe una relaci¨®n clara entre evoluci¨®n de los CD4 y progresi¨®n de la enfermedad. Y ¨¦sta es la realidad con que se encuentran los cient¨ªficos a los diez a?os de haber emprendido una descomunal carrera que de momento s¨®lo les ha llevado a una conclusi¨®n: prudencia.
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