Chiappucci desiste de atacar a Indur¨¢in
Es tan grande la losa que ha colocado Miguel Indur¨¢in (Banesto) sobre el Giro que hasta los m¨¢s tenaces desesperan. La posible alianza de todos los italianos para intentar derrocar al tirano del pelot¨®n salt¨® ayer hecha a?icos. Indur¨¢in vivi¨® uno de los momentos m¨¢s delicados, y sali¨® con bien gracias a su siembra anterior. Ning¨²n equipo italiano se mostr¨® dispuesto a echar una mano a Claudio Chiappucci (Carrera) en su batalla por los montes alpinos. La etapa, que termin¨® en el puerto de Chianale, fue ganada por Marco Saligari. El Ariostea consigue, as¨ª, su cuarto triunfo parcial en esta edici¨®n.
Stephen Roch¨¦ (Carrera), compa?ero de Chiappucci, le dec¨ªa a Moreno Argentin (Mecair): "Vamos, Moreno, pasa a tirar", y le daba golpecitos en el muslo. El primer l¨ªder del Giro le contestaba, serio: "Stephen, hazte a la idea de que no estoy aqu¨ª". Pero s¨ª que estaba. Fugado con otros cuantos. Tres corredores del Carrera, m¨¢s Giupponi, por ejemplo. Quedaban 150 kil¨®metros y el pelot¨®n, con Indur¨¢in, iba a m¨¢s de cuatro minutos.La fuga era importante. Roche, situado a 6.50 en la general, supon¨ªa una cierta amenaza. Si se le dejaba ir, el veterano irland¨¦s pod¨ªa dar el golpe sorpresa. Y por el otro lado, estaba la tenaza. Para anularle, el Banesto necesitar¨ªa quemar a todo su equipo. Chippucci, agazapado, aprovechar¨ªa para dar su mazazo. ?sta era, la teor¨ªa. La planificaci¨®n t¨¢ctica matinal: hacer dura la carrera para intentar provocar un mal momento en Indur¨¢in. Y nada de esto ocurri¨®.
Roche levant¨® el pie y la fuga se vino abajo. "No entiendo a Argentin", dijo despu¨¦s, y le vino a acusar de ser el perro del hortelano. "Si hubiera colaborado Argentin", explic¨®, "habr¨ªamos hecho da?o". "Argentin deber¨ªa avergonzarse", exager¨® Sandro Quintarelli, director del Carrera. "S¨®lo corre para fastidiar a Chiappucci. Y no entiende que sus victorias no son limpias, que un segundo puesto de Chiappucci vale m¨¢s que 100 triunfos suyos".
El aludido no se call¨®. "Indur¨¢in es m¨¢s inteligente que nadie. Sabe hacerse querer", dijo Argentin bajo la lluvia en Chianale. "Es Chiappucci quien debe atacar. ?Por qu¨¦ no ha atacado al final? Tiene el equipo m¨¢s fuerte. ?l debe hacer la carrera y no preocuparse por los dem¨¢s".
A todas estas peleas Indur¨¢in pone cara (le no entender: "Yo procuro ser amigo de todos. Argentin, adem¨¢s, ten¨ªa argumentos. El segundo puesto de su compa?ero Ugrumov estaba en peligro. Adem¨¢s, bastante tengo con dirigir a mi equipo como para preocuparme de lo que hacen los dem¨¢s".
Chiappucci callaba. Ayer apareci¨® abatido. La etapa no hab¨ªa salido como ¨¦l hab¨ªa querido y ve¨ªa esfumarse una oportunidad m¨¢s de hacer da?o. Dio la impresi¨®n de rendirse. "No. Chiappucci no es de los que baja los brazos", dice Indur¨¢in, como queri¨¦ndole dar ¨¢nimos. "Lo que pasa es que atacar por atacar no vale nada. Hoy no hab¨ªa terreno propicio".
Otros que se dan por conformes son los del Ariostea. "Con cuatro etapas ya nos vale", dice su director, Giancarlo Ferretti. La de ayer, lograda por Saligari, fue, quiz¨¢s la m¨¢s costosa. Escado m¨¢s de 200 kil¨®metros antes de la meta con otros tres, el ciclista italiano demostr¨® una voluntad de hierro cuando, al final, s¨®lo la ley de la gravedad le aplanaba contra las rampas. Parec¨ªa imposible que avanzara.
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