La mejor opci¨®n
EN EL dec¨¢logo publicado el pasado domingo por EL PA?S se insist¨ªa en la necesidad de un Gobierno apoyado por una s¨®lida mayor¨ªa parlamentaria como condici¨®n b¨¢sica para afrontar los problemas que tiene planteados Espa?a. Es ¨¦sta una prioridad absoluta ante la crisis econ¨®mica -y su efecto m¨¢s inmediato, el paro- que constituye hoy el primer desaf¨ªo nacional. Y tambi¨¦n porque las turbulencias. econ¨®micas, pol¨ªticas -e incluso b¨¦licas- europeas, en un escenario mundial cambiante, exigen una direcci¨®n firme de los asuntos del Estado y el suficiente apoyo social y pol¨ªtico a las decisiones que se tomen.Es preciso superar la crisis econ¨®mica, culminar la participaci¨®n espa?ola en el proceso de construcci¨®n de la Uni¨®n Europea, regenerar el sistema y las instituciones democr¨¢ticas, y emprender todo ello con las m¨¢ximas garant¨ªas de ¨¦xito posibles. En tales circunstancias, y habida cuenta del resultado de las elecciones, no existe mejor f¨®rmula que un Gobierno de coalici¨®n capaz de concitar una mayor¨ªa absoluta en el Parlamento durante todo el periodo de la legislatura.
Un Gobierno socialista en minor¨ªa, pese a que ¨¦ste sea el partido ganador de las elecciones -y con unos resultados cuyo m¨¦rito no es en absoluto desde?able-, estar¨ªa sometido a toda clase de peligros. Podr¨ªa quiz¨¢s intentar una estrategia de pactos puntuales, ora con el nacionalismo de centro-derecha, ora con Izquierda Unida QU), incluso en alg¨²n asunto con el Partido Popular, pero no es seguro, ni siquiera probable, que lo consiguiera, y aumentar¨ªa con ello la confusi¨®n y la indefinici¨®n de nuestro destino pol¨ªtico en un momento de especial gravedad. Estos acuerdos puntuales, en reedici¨®n de los que perge?aba la UCD, convertir¨ªan este pa¨ªs en un mercado persa.
Algunos sugieren la alianza del PSOE con IU. No es oportuno por muchas razones: de acuerdo con su programa, IU no podr¨ªa conciliar sus propuestas electorales con la pol¨ªtica econ¨®mica de imprescindible y urgente ajuste ni con la pol¨ªtica europea vinculada a Maastricht. La suposici¨®n de que existe un mandato electoral para una mayor¨ªa de izquierdas es del todo discutible. Lo que hay m¨¢s bien es una indicaci¨®n de que Felipe Gonz¨¢lez encabece un Gobierno capaz de gestionar la crisis. Y es obvio que esto debe hacerse desde la sensibilidad y propuestas program¨¢ticas del PSOE y del propio Gonz¨¢lez. Un Gobierno de la izquierda total generar¨ªa un peligroso dualismo en nuestra sociedad, resucitar¨ªa recetas fracasadas en muchos lugares y ahondar¨ªa el desconcierto en la sociedad espa?ola. Por lo dem¨¢s, esa f¨®rmula supondr¨ªa, casi con seguridad, la exclusi¨®n de Gonz¨¢lez de la presidencia -algo ins¨®lito tras unas elecciones ganadas por ¨¦l- y estimular¨ªa una alianza de hecho entre el PP y los nacionalistas incapaz de vertebrar un Gobierno alternativo, pero capaz, en cambio, de bloquear gran parte de la vida pol¨ªtica.
Est¨¢ la posibilidad de un Pacto estable de legislatura entre el PSOE y los partidos nacionalistas moderados, sin excluir determinados apoyos circunstanciales del sector m¨¢s renovador e independiente de IU. Algunos creen que ser¨¢ la f¨®rmula que al final acabar¨¢ abri¨¦ndose paso. Pero un pacto de legislatura constituye algo as¨ª como una versi¨®n desle¨ªda de un Gobierno de: coalici¨®n. Ofrece menos seguridades al socio mayor y menos contrapartidas a los socios menores, pero, sobre todo, ofrece m¨¢s riesgos-al conjunto del electorado y m¨¢s posibilidades de ruptura.
Frente a todas estas f¨®rmulas, un Gabinete de coalici¨®n socialistas-nacionalistas, con un programa concreto, pactado de forma transparente, que incluya una lista (le prioridades (especialmente en los terrenos presupuestario y auton¨®mico) y que contribuya a culminar la resoluci¨®n del pleito hist¨®rico de la incorporaci¨®n de las minor¨ªas nacionalistas a la pol¨ªtica de Estado, parece la mejor soluci¨®n. Un Ejecutivo as¨ª ser¨ªa la respuesta l¨®gica a las necesidades de la gobernaci¨®n del pa¨ªs. Garantizar¨ªa el poder suficiente para emprender las reformas precisas, facilitar¨ªa el acuerdo social deseado, y si ¨¦ste se hiciera imposible por culpa de algunos de quienes deber¨ªan firmarlo, otorgar¨ªa al Gobierno la capacidad necesaria para aceptar cualquier enfrentamiento con garant¨ªas de victoria. Reforzar¨ªa, por ¨²ltimo, a Gonz¨¢lez en las tareas de unificaci¨®n de su propio partido y de sofocamiento de las revueltas ya visibles en el PSOE.
Los mayores obst¨¢culos para este proyecto pueden ponerlos dirigentes socialistas nost¨¢lgicos de sus anteriores cuotas de poder. En ese caso, el secretario general del PSOE vendr¨ªa obligado a reaccionar con energ¨ªa. Y tambi¨¦n hay l¨ªderes nacionalistas que pueden verse tentados de primar sus intereses personales en detrimento de los de todo el pa¨ªs y resistirse al proyecto que comentamos. Quienes les prestaron su voto para decidir en el Gobierno de Espa?a acabar¨ªan pas¨¢ndoles factura por escurrir el bulto.
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