Seguridad terrenal
Un cardenal se abanicaba. Otro se hab¨ªa construido un gorro jornalero con un pa?uelo anudado cuatro veces. Una monja se proteg¨ªa con la hoja parroquial. Y en tanto ellos, y los miles de cat¨®licos de infanter¨ªa, hac¨ªan m¨¦ritos bajo un sol asfixiante para alcanzar el ciento por uno y la vida eterna, cinco veh¨ªculos blindados engull¨ªan los dineros terrenales de la Iglesia.Scouts cat¨®licos y jovencitas de uniforme escolar -84 en total- hab¨ªan paseado canastas de mimbre a modo de cepillos por la gran explanada de la Feria -al igual que en 1982, la silla papal fue colocada ayer en terrenos del parque de atracciones, que en Sevilla durante los d¨ªas de abril se conoce por calle del Infierno-. La seguridad terrenal contribuir¨¢, seg¨²n la Secretar¨ªa General del XLV Congreso Eucar¨ªstico Internacional, a que los dineros de la colecta de ayer -al igual que los obtenidos en la Vigilia de la Solidaridad- sean empleados en el Proyecto Hombre: un programa mundial para la rehabilitaci¨®n de drogadictos.
Juan Pablo II, experto en destrozar el protocolo y desorientar a los cardenales de su escolta, atendi¨® ayer los gritos de una mujer que, en volandas y a trav¨¦s de la multitud, arrastraba a su centenario padre: "Santidad, santidad, tiene ya 100 a?os y s¨®lo vive para asistir a misa". El Papa se acerc¨® a Francisco Luque Cordero, quien hasta su jubilaci¨®n hace 30 a?os hab¨ªa sido maestro de escuela en C¨®rdoba, y lo abraz¨®.
Fue al final del acto eucar¨ªstico, seguido por los cat¨®licos peor situados a trav¨¦s de una gran pantalla de televisi¨®n colocada a la derecha de Juan Pablo II, cuando los v¨ªtores inutilizaron los intentos del Coro de Molviedro de repetir el n¨²mero de las sevillanas del adi¨®s. Antes, durante la misa, un espont¨¢neo hab¨ªa gritado en pleno ¨¦xtasis: "?Viva el Papa y la Espa?a cat¨®lica!".
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