El asesino que ha retado a Scotland Yard
Los homosexuales de Londres, alarmados por las amenazas del hombre que mat¨® a cinco de ellos
El desconocido debe de ser un var¨®n de raza blanca, de entre 25 a 35 a?os, homosexual, trato correcto pero reservado, aspecto anodino; tiene empleo fijo y no vive solo. ?ste es el perfil social que Scotland Yard atribuye, por simple deducci¨®n, al hombre m¨¢s buscado del Reino Unido: un asesino que, en las ¨²ltimas 13 semanas, se ha cobrado cinco v¨ªctimas en ambientes homosexuales de Londres.La aparici¨®n de este serial killer (un asesino en serie o, m¨¢s apropiadamente, un adicto al asesinato) ha atra¨ªdo la atenci¨®n del p¨²blico hacia un mundo normalmente oculto, el de los homosexuales sadomasoquistas. Por si el asunto no fuera lo bastante morboso, el asesino ha resultado ser un exhibicionista que se pavonea de sus cr¨ªmenes en llamadas telef¨®nicas a la prensa y a la propia polic¨ªa. Promete que habr¨¢ "un muerto cada semana". Scotland Yard mantiene una gran reserva y sugiere que, por el momento, no hay pistas decisivas.
La investigaci¨®n es dificil. El serial killer es el delincuente m¨¢s peligroso y escurridizo. Elige a sus v¨ªctimas al azar y entre desconocidos. Scotland Yard s¨®lo puede hacer tres cosas: limitar el inmenso n¨²mero de potenciales sospechosos mediante un perfil social elaborado a partir del tipo de v¨ªctima y la forma en que muere, infiltrar agentes encubiertos en las zonas en que el asesino opera y esperar a que ¨¦ste cometa un error.
El perfil ya est¨¢ m¨¢s o menos hecho. Los hipot¨¦ticos rasgos sociales del asesino son los se?alados antes, deducidos a partir de los cr¨ªmenes. Las cinco v¨ªctimas han sido un director de teatro, un bibliotecario, un alto ejecutivo norteamericano, un conserje y un cocinero. Gente muy distinta, con los denominadores comunes de raza (blanca) y preferencias sexuales (aunque hay dudas sobre el norteamericano).
La polic¨ªa cree que el asesino contact¨® con ellos en bares de alterne homosexual. Todos murieron en su casa, estrangulados o por asfixia, durante pr¨¢cticas sadomasoquistas. En cuatro casos hubo relaci¨®n sexual. Tres de ellos eran seropositivos, lo cual, seg¨²n algunos, sugiere que el asesino podr¨ªa portar tambi¨¦n el virus del SIDA y actuar por venganza. Pero los motivos pueden ser, seg¨²n los psic¨®logos, mucho m¨¢s complejos: la mente del serial killer es siempre tortuosa, m¨¢s emocional que l¨®gica, distorsionada por fantas¨ªas violentas saboreadas en secreto durante a?os.
La infiltraci¨®n de detectives en bares gay ha despertado antiguos resquemores. Muchos homosexuales se sienten, en general, maltratados por los prejuicios policiales. Galop, un grupo de vigilancia gay, dice haber recibido m¨¢s de 20 llamadas de posibles testigos que se niegan a hablar directamente con la polic¨ªa.
Los psic¨®logos de Scotland Yard creen que el asesino puede cometer pronto un error que permita su detenci¨®n. El ritmo de los cr¨ªmenes se ha acelerado, lo que indica un agravamiento en su condici¨®n ps¨ªquica, y su aparente obsesi¨®n por hacerse publicidad y jugar con la polic¨ªa puede llevarle a un exceso de audacia. El problema es la falta de tiempo. Si, como el desconocido promete, hay una nueva v¨ªctima la semana pr¨®xima, la presi¨®n sobre Scotland Yard se har¨¢ enorme.
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