?Sufrir¨¢ Rusia el destino de la URSS?
El 12 de junio de 1993, Rusia celebr¨® el D¨ªa de la Independencia. Hace tres a?os, este mismo d¨ªa, el S¨®viet Supremo adopt¨® la declaraci¨®n "sobre la soberan¨ªa estatal de Rusia". Aquel acto no s¨®lo sirvi¨® a la causa de la independencia de Rusia, sino que tambi¨¦n aceler¨® el proceso de descomposici¨®n de la URSS. Poco despu¨¦s, en oto?o del 1991, los m¨¢ximos dirigentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron en Bielovezhskaya Puscha un acuerdo que, de hecho, equival¨ªa a la disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. A partir de entonces, los pol¨ªticos, los cient¨ªficos y los periodistas tratan de adivinar cu¨¢ndo repetir¨¢ Rusia el camino de la URSS.Una parte de los pron¨®sticos sobre la futura descomposici¨®n de Rusia, que la oposici¨®n comunista utiliza para intimidar al pueblo, no tiene nada en com¨²n con el an¨¢lisis cient¨ªfico. No obstante, la mayor parte de los pron¨®sticos de la desintegraci¨®n de Rusia, que yo llamar¨ªa extrav¨ªos de buena fe, se basan en la analog¨ªa de los sistemas estatales de la URSS y de la Federaci¨®n Rusa y, sobre todo, en la existencia de rep¨²blicas nacionales dentro de ambos Estados. No tienen en cuenta los cambios fundamentales que sucedieron en el territorio de la URSS despu¨¦s de su descomposici¨®n ni los rasgos particulares de los procesos pol¨ªticos dentro de la misma Rusia.
De entrada, todas las rep¨²blicas de la ex URSS se levantaron en un frente ¨²nico contra el poder del antiguo centro sovi¨¦tico. La situaci¨®n es completamente diferente en Rusia. Hay aqu¨ª 88 as¨ª llamados "sujetos de federaci¨®n" (dejando fuera la rep¨²blica rebelde de Chechenia). Entre ellos, 32 formaciones nacional-territoriales (rep¨²blicas y unidades nacionales) y 56 territorial-administrativas (provincias y territorios). Las provincias y territorios rusos expresan cada vez m¨¢s disgusto por los privilegios pol¨ªticos que poseen las formaciones nacionales. En la Conferencia Constitucional, convocada por iniciativa del presidente Yeltsin, las provincias rusas. dieron una aut¨¦ntica batalla a las rep¨²blicas. Este ataque result¨® ser mucho m¨¢s eficaz que cualquier intento similar emprendido por los poderes federales.
Los dirigentes de las provincias se pronuncian por la igualdad de todos los sujetos de la federaci¨®n y por la conservaci¨®n de su integridad territorial. Desde la desaparici¨®n de la URSS, ya han podido sentir las dificultades que han surgido de la ruptura de los v¨ªnculos econ¨®micos tradicionales, de la aparici¨®n de las barreras aduaneras y pol¨ªticas, y del brusco aumento de las tarifas de transporte para los desplazamientos de un Estado independiente a otro. Los dirigentes de las provincias no est¨¢n dispuestos a admitir lo mismo en Rusia.
La toma de conciencia de la ligaz¨®n econ¨®mica de todos los sujetos de la federaci¨®n contiene la salida de Rusia de las rep¨²blicas nacionales. Hace un a?o, declarar la salida de Rusia era una especie de valent¨ªa ostentosa. Hoy incluso Tatarst¨¢n, la rep¨²blica m¨¢s rica y la que m¨¢s ha avanzado en el camino de soberan¨ªa, declara, por boca de su presidente, Mentemir Shaymiyev, que no s¨®lo no pretende salir de la federaci¨®n, sino que se plantea como un objetivo propio la conservaci¨®n de su integridad. Claro que hay una diferencia entre las declaraciones y la actuaci¨®n real, pero en este caso lo importante son precisamente las declaraciones. Su mera existencia testimonia la impopularidad de la idea de la descomposici¨®n del Estado ruso.
Habr¨¢ quien piense que esta afirmaci¨®n no concuerda con los resultados del refer¨¦ndum de 1993, en el cual la poblaci¨®n de la mayor¨ªa de las autonom¨ªas nacionales expres¨® su desconfianza al poder federal. Pero no olvidemos que, en v¨ªsperas del refer¨¦ndum, muchos tem¨ªan que las rep¨²blicas prohibiesen del todo la votaci¨®n en sus territorios, con lo cual de hecho hubieran declarado su independencia completa. Aquello no ocurri¨®, nadie se ha atrevido a hacer un ataque tan descarado contra el centro.
S¨®lo la Rep¨²blica de Chechenia sali¨® de hecho de la Federaci¨®n Rusa en 1991. Pero es poco probable que su ejemplo cunda entre otras rep¨²blicas de Rusia. Hoy d¨ªa, la Rep¨²blica de Chechenia est¨¢ pr¨¢cticamente deslomada bajo el peso de su propia independencia. La consolidaci¨®n nacional del pueblo checheno dio para poco. En cuanto desapareci¨® el miedo frente al enemigo exterior -Rusia-, en Chechenia empezaron a surgir y a aumentar las contradicciones interiores entre los clanes regionales y entidades ¨¦tnicas. Tres regiones de Chechenia se niegan a obedecer a sus dirigentes.
En otras autonom¨ªas nacionales pueden surgir unas divergencias interiores m¨¢s fuertes aun en caso de salir de Rusia. Por ejemplo, en Kabardino-Balkaria existen disputas territork1es irreconciliables entre los kabardinos y los balkares; en Daguest¨¢n, una docena de pueblos tienen reivindicaciones territoriales mutuas. La mayor parte de los dirigentes de las rep¨²blicas nacionales dentro de Rusia son conscientes del peligro del aumento de las contradicciones interiores, si salen de la federaci¨®n.
En el sentido ¨¦tnico, la Federaci¨®n Rusa es bastante hornog¨¦nea. El 83% de su poblaci¨®n son rusos, que prevalecen tambi¨¦n cuantitativamente en la mayor parte de las autonom¨ªas. S¨®lo en seis de ellas el pueblo titular de la rep¨²blica es m¨¢s numeroso que la, poblaci¨®n rusa. Cuatro de esas rep¨²blicas est¨¢n en el C¨¢ucaso del Norte (Daguest¨¢n, Ingushetia, Kabardino-Balkaria y Osetia del Norte), una en la regi¨®n de Volga (Chuv¨¢shiya) y otra en Siberia (Tuva). Si hay alguna posibilidad de que algunas rep¨²blicas se separen de Rusia, ¨¦stas ser¨ªan las primeras.
De la lista de los pretendientes potenciales a la secesi¨®n habr¨¢ que excluir a Osetia del Norte, que es la ¨²nica autonom¨ªa cristiana en el C¨¢ucaso del Norte musulm¨¢n. En la situaci¨®n actual, esta rep¨²blica no quiere salir de Rusia. Por otras razones tendremos que excluir a Chuv¨¢shiya de la lista. En esta rep¨²blica no hay hoy fuerzas pol¨ªticas que declaren su aspiraci¨®n a luchar por la independencia. Si en Chuv¨¢shiya surgieran tales fuerzas, la probabilidad de secesi¨®n de la Federaci¨®n Rusa ser¨ªa escasa. Chuv¨¢shiya pertenece al grupo mayoritario de rep¨²blicas que no poseen fronteras exteriores propias con otros Estados y, en consecuencia, podr¨ªan ser completamente bloqueadas por Rusia.
Salir de Rusia es m¨¢s f¨¢cil para aquellas rep¨²blicas que est¨¢n en las periferia, puesto que Rusia, en el peor de los casos, podr¨ªa desmigajarse por los bordes, pero nunca romperse en pedazos.
Considero que el predominio de los rusos en la Federaci¨®n Rusa es un factor fortalecedor de la integridad de Rusia, pero hay quien objeta a esta tesis con ejemplos de que la poblaci¨®n rusa de las rep¨²blicas nacionales m¨¢s de una vez ha apoyado los procesos de autonomizaci¨®n. Las rep¨²blicas est¨¢n hoy en una situaci¨®n econ¨®mica relativamente privilegiada, ya que pagan menos impuestos al tesoro federal y, manteniendo de tal modo un nivel de vida m¨¢s alto en su territorio, forman la opini¨®n p¨²blica a favor de la creciente autonomizaci¨®n. Un dato curioso: son los rusos quienes abogan por la conservaci¨®n de la provincia aut¨®noma jud¨ªa de Birobizh¨¢n, donde apenas quedan jud¨ªos. Pero los islotes aut¨®nomos de bienestar en el mar del actual malestar de Rusia son un fen¨®meno pasajero y, tarde o temprano, el nivel de vida se igualar¨¢. Adem¨¢s, el apoyo de los rusos al aumento de la independencia regional no equivale al apoyo de la secesi¨®n, porque, para ellos, son demasiado visibles las consecuencias negativas de la separaci¨®n de Rusia de Estonia y Tayikist¨¢n, Moldavia y Georgia, donde se menoscaban los derechos de los rusos.
Sigo con atenci¨®n las publicaciones de mis colegas, que hace apenas un a?o consideraban la descomposici¨®n de Rusia como algo inevitable y hasta positivo. Ahora no hay nada de aquello. Pas¨® un tiempo y la experiencia de la sangre derramada, de millones de refugiados, tuvo su efecto desembriagador. Otros cambios en el clima pol¨ªtico de la sociedad pos-sovi¨¦tica tambi¨¦n influyeron sobre las actitudes de la intelectualidad liberal. Cuando la mayor¨ªa de la poblaci¨®n de Mosc¨² y de Leningrado vot¨® contra la conservaci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en el refer¨¦ndum de 1991, no se manifestaba en contra de la integridad del pa¨ªs, sino en contra del r¨¦gimen pol¨ªtico imperante en aquel entonces. Se cre¨ªa que era imposible liquidar el comunismo sin desintegrar el imperio. Hoy, a nadie se le ocurre pensar que s¨®lo al desintegrar el Estado ruso podremos dejar de temer la restauraci¨®n del comunismo. Al contrario, ahora los comunistas forman bloques con los nacionalistas y separatistas de todo pelaje y, por consiguiente, la lucha por la integridad de Rusia es, a la vez, una lucha con el nacional-comunismo.
En v¨ªsperas del D¨ªa de la Independencia un periodista mordaz me pregunt¨®: "?De qui¨¦n se independiz¨® Rusia? ?De Ucrania o de Bielorrusia?". "Del comunismo...", le contest¨¦.
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