"Ciudadanos justicieros"
Los brit¨¢nicos se organizan para combatir la criminalidad ante la inoperancia policial

Cada tres minutos, una casa de Londres es asaltada. Son 500 robos al d¨ªa, 200.000 al a?o. Hay que sumar a eso los atracos en la calle, los tirones, los, homicidios. Y hay ciudades brit¨¢nicas con m¨¢s delincuencia que Londres. Manchester, por ejemplo. Hay cada vez m¨¢s delitos y, sin embargo, la polic¨ªa practica menos detenciones y los jueces pronuncian menos sentencias. Ante lo que es percibido como dejaci¨®n policial, los brit¨¢nicos empiezan a organizarse en bandas de vigilantes y el Gobierno debe hacer frente a un nuevo problema: el de los ciudadanos que se toman la justicia por su mano.El fen¨®meno de los vigilantes (en las islas se utiliza la palabra espa?ola) ya no consiste en casos aislados. Tiende a generalizarse. Tras el reciente caso de dos vecinos de Harleston (oeste de Inglaterra) que detuvieron durante 20 minutos a un presunto delincuente juvenil para interrogarle, Scotland Yard ha admitido que el problema es grave. "Es la v¨ªa directa hacia el caos" dice.
Los dos de Harleston, Duncan Bond y Mark Chapman, fueron condenados a cinco a?os por su actividad como justicieros.. El p¨²blico se escandaliz¨® ante la dureza de la sentencia y el lunes fue reducida a seis meses. Pero el juez de apelaci¨®n insisti¨® en la necesidad de imponer un castigo.
Sin embargo, las bandas de vecinos siguen proliferando. Especialmente en los suburbios urbanos m¨¢s deprimidos, donde la presencia de la polic¨ªa es muy marginal, las patrullas nocturnas se han convertido en algo habitual. En Macclesfield, una poblaci¨®n cercana a Manchester, los vecinos ya. imponen incluso "castigos preventivos": hace dos semanas, desnudaron a un presunto delincuente y le dejaron encadenado a una farola.
El problema de la polic¨ªa es c¨®mo castigar las actividades de los vigilantes sin soliviantar al vecindario. La mayor parte de la gente parece comprender y apoyar esas bandas y, cuando alguno de sus miembros es detenido, como en el caso del d¨²o de Harleston, la reclamaci¨®n popular es autom¨¢tica: encarcelen a los criminales, no a la gente honrada.
Hay sucesos peores que el de Macclesfield. En marzo, un ciudadano de Mid Glamorgan mat¨® por error a un hombre cuando persegu¨ªa a una banda juvenil que acababa de desvalijar su casa. Ese mismo mes, un ciudadano de Middlesborough fue condenado a una multa de cinco libras (unas novecientas pesetas) por disparar al aire con un rev¨®lver antiguo para asustar a unos gamberros. En diciembre pasado, un empresario de Gateshead fue absuelto tras matar a un hombre que, en su opini¨®n le hab¨ªa roto los cristales del coche.
Mientras tanto, bajan las detenciones. Seg¨²n Scotland Yard, la menor actividad policial se debe a varias causas. Una, que una gran parte de los delincuentes son menores de 14 a?os y, por tanto, es in¨²til detenerles. Se recuerda una conocida banda de ni?os londinenses que ha perpetrado m¨¢s de mil delitos y ha causado da?os valorados en m¨¢s de 300 millones de pesetas. Segunda raz¨®n, el papeleo: la polic¨ªa s¨®lo rellena los 300 formulanos necesarios para cada detenci¨®n cuando tiene la seguridad de que el supuesto criminal ser¨¢ condenado por el juez.
Los polic¨ªas se declaran desmoralizados. El Gobierno piensa dotarles de una porra m¨¢s contundente y sopesa la opci¨®n de darles armas de fuego, poniendo fin a la imagen del apacible bobby brit¨¢nico. Y piensa, paralelamente, en endurecer las penas. Pero para hacer efectiva una reforma penal necesita m¨¢s polic¨ªas, m¨¢s jueces y m¨¢s c¨¢rceles, en un pa¨ªs que tiene ya la poblaci¨®n penitenciaria m¨¢s alta de la CE.
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