El nuevo Parlamento
LA MAYOR?A absoluta parlamentaria del PSOE ha sido desarticulada en las ¨²ltimas elecciones generales. ?Significar¨¢ ello, por s¨ª mismo, la revitalizaci¨®n del Parlamento, la potenciaci¨®n de las funciones que le son propias (parlamentar, negociar y debatir) y, en definitiva, una mayor sinton¨ªa con el sentir y las preocupaciones de la sociedad?El nuevo Parlamento con el que ayer se inici¨® la sexta legislatura contiene elementos que apuntan a una respuesta positiva. La mayor¨ªa socialista ha sido tan amplia desde 1982 que pr¨¢cticamente dej¨® en desuso muchos de los mecanismos de funcionamiento de la instituci¨®n. Su leve atenuaci¨®n en la anterior legislatura ya supuso un cierto cambio, rescatando algunos de estos mecanismos. Su total desaparici¨®n en la legislatura inaugurada ayer obligar¨¢ a avanzar por ese camino de la negociaci¨®n y la transigencia: la necesidad favorecer¨¢ la virtud.
La inevitabilidad de apoyos en el hemiciclo pone al PSOE en la disposici¨®n m¨¢s propicia para facilitar que los ¨®rganos parlamentarios -ponencia, comisi¨®n y pleno, fundamentalmente- sean lo que siempre debieron ser: lugares para el debate y la negociaci¨®n. Pero, igualmente, la transformaci¨®n del PP en alternativa de Gobierno le coloca en la tesitura de comportarse parlamentariamente de modo muy distinto a cuando era una fuerza pol¨ªtica exclusivamente opositora. El acercamiento entre ambas fuerzas pol¨ªticas era una condici¨®n necesaria, aunque no suficiente -para revitalizar el Parlamento. Entre otros efectos: tendr¨¢ uno muy importante: dar juego en el quehacer parlamentario a los grupos minoritarios de la oposici¨®n. Pronto habr¨¢ ocasi¨®n de constatarlo: la renovaci¨®n del Defensor del Pueblo y la designaci¨®n de cuatro vocales del Consejo General del Poder Judicial. Ning¨²n grupo parlamentario podr¨¢ ser excluido -ni excluirse- del pacto y de la negociaci¨®n ineludibles para alcanzar la mayor¨ªa cualificada exigible.
De entrada, la reducci¨®n de la distancia entre mayor¨ªa gubernamental y minor¨ªas opositoras ha tenido su expresi¨®n en un mayor equilibrio de las mesas del Congreso y del Senado. El PSOE y el PP se han igualado, aunque el primero se haya visto abocado a quedarse en minor¨ªa al ceder algunos de sus puestos a aquellas fuerzas -CiU y PNV- con las que en principio cuenta para llevar a cabo sin excesivos sobresaltos su acci¨®n legislativa y de gobierno. Tambi¨¦n para tejer un entramado de relaciones y conexiones parlamentarias lo m¨¢s amplio posible que ponga a cubierto a la actual mayor¨ªa gobernante de te¨®ricas pero nunca descartables coaliciones de signo contrario en alg¨²n momento de la legislatura. Desde esta perspectiva resulta dif¨ªcilmente comprensible la ruptura del inicial acuerdo entre el PSOE e Izquierda Unida para ceder a esta formaci¨®n un puesto de la Mesa del Congreso que ahora ocupa el PNV.
En cualquier caso, este reforzamiento parlamentario de la mayor¨ªa gubernamental es b¨¢sico para que el Parlamento ejerza su principal funci¨®n: permitir a la mayor¨ªa surgida en las elecciones realizar su programa legislativo y de gobierno. Para el pa¨ªs ser¨ªa m¨¢s nocivo un ejercicio precario de dicha funci¨®n que las carencias de cr¨ªtica y de control de la acci¨®n del Gobierno por parte de la oposici¨®n en las ¨²ltimas legislaturas. La esencia del Parlamento radica en ser ¨®rgano a la vez de la mayor¨ªa y de la oposici¨®n, en el que aqu¨¦lla pueda realizar su programa, y la ¨²ltima, criticarlo y elaborar alternativas. Estos objetivos deber¨ªan ser los que primaran, y no otros de pol¨ªtica coyuntural, sin m¨¢s, en la reforma del Reglamento del Congreso anunciada por Felipe Gonz¨¢lez como uno de los puntos de su programa de renovaci¨®n institucional.
El reglamento vigente elaborado a principios de los a?os ochenta con el exclusivo af¨¢n de facilitar a UCD un gobierno sin agobios- result¨® un fiasco parlamentario al cambiar las circunstancias. Lo mismo podr¨ªa ocurrir ahora con la reforma anunciada si se ci?e m¨¢s de lo estrictamente imprescindible a los intereses de la coyuntura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.