Gran susto en el equipo Once por un accidente de Breukink
Le Puy-du-Fou Fue alrededor de las 12.00 del mediod¨ªa. Manolo Saiz, director del equipo Once, inspeccionaba la salida de la pr¨®logo cuando uno de sus hombres, el belga Johan Bruyneel, pidi¨® paso desde la radio del veh¨ªculo. Mala se?al: los corredores hab¨ªan salido solos a hacer kil¨®metros, por lo que dif¨ªcilmente pod¨ªan disponer de transmisor. Algo hab¨ªa sucedido. "Eric ha tenido un accidente con un coche. Tiene un golpe en la rodilla y ha roto la bicicleta", lanz¨® Bruyneel.
Saiz cruji¨® la marcha atr¨¢s del coche y parti¨® como una exhalaci¨®n en busca de Breukink. En el hotel nadie sab¨ªa nada, ni los mec¨¢nicos ni Pablo Ant¨®n, director general del equipo. "?D¨®nde est¨¢ Eric? ?No lo han tra¨ªdo aqu¨ª?", pregunt¨® preocupado Saiz. "No, aqu¨ª no ha venido nadie", le respondi¨® uno de los mec¨¢nicos. Apoyado en su coche a la puerta del hotel, Saiz esper¨® 120 interminables minutos mirando a un la o y otro de la calle.
El temor aument¨® cuando apareci¨® todo el grupo de ciclistas, excepto Breukink y Bruyneel. "?D¨®nde est¨¢ Eric?", pregunt¨® Saiz. "?No est¨¢ aqu¨ª?", contest¨® sorprendido Herminio D¨ªaz Zabala. "No, aqu¨ª no est¨¢", a?adi¨® el director. "Pero si lo tra¨ªan en coche...", insisti¨® el ciclista. "Pues aqu¨ª no est¨¢. ?Qu¨¦ ha pasado?", continu¨® Saiz. "Un veh¨ªculo ha hecho una extra?a maniobra y Eric, por esquivarlo, se ha salido de la carretera, ha ca¨ªdo sobre unos troncos, se ha hecho una herida en la rodilla y se ha dado un golpe en la cabeza, aunque no parec¨ªa grave", explic¨® el corredor. "?Y d¨®nde est¨¢?", concluy¨® el primero. "No lo s¨¦, se ha quedado con los ingenieros". Efectivamente, Richard Mamez, director de Look, y Rudy Thomann, ingeniero de Lotus, hab¨ªan acompa?ado a los corredores para ver c¨®mo funcionaba la revolucionaria bicicleta dise?alada para Breukink.
Una herida y un chich¨®n
Se desconoc¨ªa el alcance del golpe en la rodilla, la parte m¨¢s delicada en la anatom¨ªa de un corredor, y el retraso con respecto al grupo abonaba la posibilidad de la hospitalizaci¨®n. Quedaba una tercera posibilidad: que estuviera de nuevo encima de la bicicleta. Sin embargo, pens¨® Saiz, los corredores hab¨ªan confirmado que el sill¨ªn estaba da?ado. "Me preocupa lo de la rodilla. Hoy puede estar bien y ma?ana tenerla como una pelota", confes¨® con angustia Pablo Ant¨®n. Los minutos fueron transcurriendo y el miedo, retenido, comenzaba a asomar en los rostros de todos. Finalmente, dos horas despu¨¦s del preocupante aviso de Bruyneel, Breukink apareci¨®, con su herida y su chich¨®n, encima de la bici, sano y salvo. El prototipo hab¨ªa sido reparado por los ingenieros y el holand¨¦s quis¨® probarse tras el accidente. Despu¨¦s del resoplido de alivio, la pregunta. "?Qu¨¦ tal la rodilla?", interrog¨® Saiz. "Bien", respondi¨® el holand¨¦s. "?Y el manillar?", pregunt¨® el mec¨¢nico.
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