Libia anuncia una polic¨ªa de la moral para imponer el velo a las mujeres

Libia, el pa¨ªs norteafricano que nada en gas y petr¨®leo y es punto de tr¨¢nsito clave para el control de los flujos migratorios hacia Europa, sigue fracturado y azotado por la violencia de grupos armados 13 a?os despu¨¦s del derrocamiento del r¨¦gimen de Muamar Gadafi. A punto de convertirse en un Estado fallido, las cosas a¨²n pueden ir a peor. Uno de sus hombres fuertes, el se?or de la guerra y ministro del Interior en funciones, Emad Trabelsi, ha anunciado la creaci¨®n de una polic¨ªa de la moralidad para vigilar la imposici¨®n del velo isl¨¢mico a todas las mujeres a partir de los nueve a?os. La estricta interpretaci¨®n de la shar¨ªa o ley religiosa que pretende aplicar el gobernante conlleva la prohibici¨®n de que las libias viajen sin la compa?¨ªa de un guardi¨¢n masculino y de la presencia conjunta de hombres y mujeres en caf¨¦s y resto de espacios p¨²blicos.

Activistas de la sociedad civil, ONG internaciones de defensa de los derechos humanos y la Uni¨®n Europea se han opuesto a la imposici¨®n de una polic¨ªa de la moral, al estilo de la que existe en Ir¨¢n, por ser contraria a los principios de no discriminaci¨®n de la Declaraci¨®n Constitucional de Libia, la ley fundamental provisional del pa¨ªs magreb¨ª que fue aprobada tras la ca¨ªda de Gadafi en 2011. Trabelsi ha sido jefe de las milicias de la llamada Agencia P¨²blica de Seguridad, acusada por Amnist¨ªa Internacional de graves delitos contra migrantes y refugiados en tr¨¢nsito por el pa¨ªs norteafricano, considerados contrarios al derecho internacional humanitario.

El pol¨¦mico ministro pertenece al Gobierno de Unidad Nacional, que ejerce su poder en Tr¨ªpoli y el oeste del pa¨ªs, reconocido por la comunidad internacional. El primer ministro, el rico empresario Abdelhamid Dabeiba, est¨¢ respaldado directamente por Turqu¨ªa y Qatar. Desde Bengasi, el mariscal Jalifa Hafter, un militar opuesto a Gadafi que se exili¨® en EE UU, controla el este de Libia y los principales yacimientos de hidrocarburos con apoyo de Egipto y Emiratos ?rabes Unidos.

Las medidas para reinstalar ¡°la moralidad y la decencia¡± anunciadas la semana pasada por el ministro del Interior libio afectan a la vestimenta de las mujeres y su relaci¨®n con los hombres. Trabelsi ha amenazado con penas de c¨¢rcel a las parejas no casadas que sean sorprendidas en p¨²blico. Tambi¨¦n ha advertido de que ser¨¢n cerrados los caf¨¦s y dem¨¢s establecimientos, como salas para fumar en cachimba o peluquer¨ªas, en los que se ¡°observen comportamientos inadecuados, como sentarse juntos en un local¡±. ¡°No hay espacio para la libertad personal en Libia¡±, lleg¨® a advertir el ministro al adelantar la reinstauraci¨®n de la polic¨ªa especializada en vestimenta y buenas costumbres. No es ¡°aceptable¡±, enfatiz¨®, que una mujer se vista de forma indecente y no porte el hiyab o pa?uelo isl¨¢mico. Tambi¨¦n recomend¨® que abandonen el pa¨ªs quienes quieran comportarse de otro modo.

Desde la sociedad libia, el jurista Mohamed Abdel Salam niega a Trabelsi la potestad de enmendar la legislaci¨®n desde el poder ejecutivo, al ¡°atentar contra la libertad personal¡± y vulnerar normas fundamentales, seg¨²n informa Efe. Como la mayor¨ªa de los pa¨ªses isl¨¢micos, el texto constitucional libio establece la shar¨ªa como principio informador. Como recalca la abogada libia Nuria al Taher, la Constituci¨®n garantiza el derecho a no sufrir discriminaci¨®n por encima de la religi¨®n, por lo que no cabe restringir derechos ¡°bajo el pretexto de una apariencia confesional¡±.

Por las mismas razones, la ONG libia Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos ha pedido al fiscal general que suspenda la creaci¨®n del cuerpo policial. La dirigente pol¨ªtica Layla Ben Jalifa, candidata en las fallidas elecciones presidenciales de 2021, ha acusado al ministro Trabelsi de intentar ganarse a de los sectores m¨¢s integristas ante futuros comicios, mediante la imposici¨®n de medidas restrictivas para las mujeres. En diciembre de 2021 estaban previstas unas elecciones presidenciales y legislativas que finalmente quedaron aplazadas. Casi tres a?os despu¨¦s, no hay ninguna fecha prevista para las votaciones previstas en los Acuerdos de Sjirat, suscritos por las partes enfrentadas en esa poblaci¨®n de las afueras de Rabat con la mediaci¨®n de la comunidad internacional.

Permiso escrito de un ¡®guardi¨¢n¡¯

Ante las prohibiciones adelantadas por el ministro del Interior, entre las que se incluye el veto a que las mujeres puedan viajar al extranjero sin el permiso escrito de su guardi¨¢n ¡ªsea padre, marido, hijo o hermano ¡ª, ONG como Human Rights Watch han denunciado que suponen una ¡°flagrante violaci¨®n de los derechos de las mujeres y ni?as libias, que carece de base legal¡±. Desde el a?o pasado, las libias deben rellenar un formulario en las fronteras para justificar que pueden viajar al exterior sin autorizaci¨®n familiar masculina. Libia ha suscrito numerosos tratados internacionales sobre derechos humanos, como el Protocolo de Derechos de las Mujeres en ?frica, que obliga a los Estados miembros a poner fin a toda forma de discriminaci¨®n y a la abolici¨®n de las restricciones de la libertad de movimiento de las mujeres.

La Comisi¨®n Internacional de Juristas tambi¨¦n ha cuestionado la creaci¨®n de una brigada policial destinada a ¡°proteger los valores y tradiciones¡±. Esta misma organizaci¨®n recuerda que Libia ya encomend¨® en 2023 a la Autoridad General de Asuntos Isl¨¢micos un programa de ¡°guardianes de la virtud¡± contra ¡°desviaciones religiosas y morales¡±.

¡°La amenaza del ministro del Interior supone una peligrosa escalada en la ya de por s¨ª asfixiante represi¨®n que sufren quienes no se someten a las nomas sociales dominantes en Libia¡±, sostiene Bassam al Kantar, investigador de Amnist¨ªa Internacional para el pa¨ªs magreb¨ª. El embajador de la UE en Libia, Nicola Orlando, tambi¨¦n ha recordado al ministro Trabelsi, seg¨²n informa Efe, que los acuerdos de asociaci¨®n de Bruselas con el pa¨ªs magreb¨ª ¡°est¨¢n firmemente arraigados en el respeto a los derechos humanos universales¡±.