"?Menos mal que hemos perdido!"
Felipe Gonz¨¢lez afrontar¨¢ la renovaci¨®n socialista sin pactarla con Alfonso Guerra
Felipe Gonz¨¢lez est¨¢ decidido a llevar adelante la renovaci¨®n de su partido y su Gobierno con todas las consecuencias. Para ello contar¨¢ con Narc¨ªs Serra como soporte gubernamental en su papel de vicepresidente ¨²nico, y con Carlos Solchaga y Jos¨¦ Luis Corcuera como sus principales colaboradores en la direcci¨®n del partido. Gonz¨¢lez pretende que Corcuera siga como ministro del Interior hasta el congreso del PSOE -que se celebrar¨¢ entre noviembre y enero-, para que desembarque entonces en el partido coincidiendo con un cambio de Gobierno, en el que podr¨ªa plantearse nuevamente la entrada de los nacionalistas, en el caso de haberse modificado las actuales reticencias de Converg¨¨ncia i Uni¨® a un compromiso de este nivel con los socialistas.
"?Menos mal que hemos perdido!". Esta expresi¨®n la utilizaron algunos diputados socialistas que el lunes pasado votaron contra Carlos Solchaga como candidato de Felipe Gonz¨¢lez a la direcci¨®n del Grupo Parlamentario Socialista. Los mismos diputados manifestaban a rengl¨®n seguido que si Gonz¨¢lez llegase a perder la elecci¨®n, se hubiese abierto una inc¨®gnita de consecuencias impredecibles, sin descartar su dimisi¨®n.Felipe Gonz¨¢lez gan¨® su ¨®rdago al guerrismo en el propio terreno de ¨¦ste, y a partir de la votaci¨®n del Grupo Parlamentario Socialista se ha producido una decantaci¨®n de posiciones. Los feudos tradicionales de Alfonso Guerra -Andaluc¨ªa y Extremadura- quedaron divididos a partes iguales en la votaci¨®n. Los diputados de las provincias de Granada, C¨¢diz y Jaen votaron mayoritariamente a favor del candidato de Felipe Gonz¨¢lez frente al que Alfonso Guerra propon¨ªa, Eduardo Mart¨ªn Toval. En Extremadura, la provincia de C¨¢ceres se pronunci¨® por Gonz¨¢lez, y Badajoz por Guerra.
Los dirigentes guerristas no dudan ya de que Solchaga se har¨¢ a medio plazo con las riendas del Grupo Parlamentario Socialista. La interrogante que ahora se abre es si el guerrismo va a dar la batalla en el pr¨®ximo congreso del PSOE.
Algunos destacados guerristas, como el secretario de formaci¨®n de la Comisi¨®n Ejecutiva Federal, Jos¨¦ F¨¦lix Tezanos, han enarbolado la bandera ideol¨®gica de la izquierda del PSOE. Para este sector, la lucha en el seno del PSOE es de contenido ideol¨®gico. Desde su punto de vista, la designaci¨®n de Carlos Solchaga por Felipe Gonz¨¢lez responde no s¨®lo a un cambio de estilo, sino de contenido. Solchaga es el representante del ala social-liberal del PSOE, algo que el ministro de Econom¨ªa en funciones nunca ha ocultado. Es m¨¢s, el lunes pasado, durante su primera intervenci¨®n p¨²blica, reci¨¦n nombrado presidente-portavoz del grupo parlamentario, manifest¨® que tratar¨ªa de que el partido asumiese sus posiciones y tuviera en cuenta el contexto econ¨®mico internacional en sus an¨¢lisis sobre el papel de la socialdemocracia.
La inc¨®gnita que se desvelar¨¢ en los pr¨®ximos meses es si Guerra est¨¢ dispuesto a encabezar una lucha ideol¨®gica, como la que tratan de animar algunos sus seguidores. "Si la da, corre el riesgo de quedar reducido a una minor¨ªa, como ha sucedido con Izquierda Socialista", se se?ala en el sector renovador.
Solchaga y Corcuera ejecutaran el cambio en el PSOE
Felipe Gonz¨¢lez ha optado por la v¨ªa de la renovaci¨®n tal y como ¨¦l la entiende, sin pactarla con Alfonso Guerra. Se ha sacado la espina que el aparato socialista le clav¨® en la crisis de Semana Santa. Sus pretensiones de llegar a fondo en las responsabilidades pol¨ªticas por el caso Filesa se vieron frenadas entonces por las resistencias del aparato, que encontraron su m¨¢xima expresi¨®n en la maniobra de Txiki Benegas de hacer p¨²blica su carta de dimisi¨®n en la que culpaba del enfrentamiento abierto a algunos ministros -entre ellos a Carlos Solchaga, al que no cit¨®- y al sector renovador.Gonz¨¢lez no ha olvidado este acontecimiento y, aprovechando la fortaleza. adquirida por los resultados electorales del 6 de junio, no ha tardado en entrar a saco en la renovaci¨®n del partido, sin compromisos de ning¨²n tipo. La primera batalla la ha ganado. El secretario general del PSOE propuso unilateralmente, por vez primera, a un candidato para la direcci¨®n del grupo parlamentario, Carlos Solchaga, en un claro desaf¨ªo a la tradici¨®n de que fuera el n¨²mero dos, Alfonso Guerra, quien controlara y decidiera los puestos claves del partido.
Pero Gonz¨¢lez no s¨®lo lo propuso, sino que lo impuso. El secretario de organizaci¨®n socialista, Txiki Benegas, supo que el secretario general de su partido iba a proponer a Solchaga con s¨®lo tres d¨ªas de antelaci¨®n. Gonz¨¢lez tampoco habl¨® con Alfonso Guerra, contrariamente a lo que hab¨ªa sucedido habitualmente, incluida la crisis de Semana Santa. En contraste con esta falta de di¨¢logo, Solchaga ya manifestaba abiertamente semanas antes de su nombramiento que ¨¦l ser¨ªa el candidato de Felipe Gonz¨¢lez a la presidencia del Grupo Parlamentario Socialista.
El ministro de Econom¨ªa lleg¨® incluso lleg¨® a dec¨ªrselo a Francisco V¨¢zquez, alcalde de La Coru?a, presidente de la Federaci¨®n de Municipios y Provincias y amigo de Alfonso Guerra, en una conversaci¨®n que mantuvieron en la ciudad gallega durante la campa?a electoral, pero el l¨ªder socialista gallego no se lo crey¨®.
La reuni¨®n del d¨ªa 23
Con ocasi¨®n de la crisis de Semana Santa, Gonz¨¢lez precis¨® de dos pesos pesados de su partido para el papel de mediadores entre ¨¦l y el aparato: el ministro del Interior, Jos¨¦ Luis Corcuera, y el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Manuel Chaves. Ahora Gonz¨¢lez, mucho m¨¢s resolutivo, juega las cartas de otra manera y echa mano de dirigentes del partido m¨¢s beligerantes con el aparato.
En este nuevo panorama adquiere gran importancia la reuni¨®n que Felipe Gonz¨¢lez mantuvo en La Moncloa el 23 de junio, s¨®lo dos d¨ªas antes de la sesi¨®n de la Comisi¨®n Ejecutiva Federal del PSOE que iba a decidir el nombramiento de la direcci¨®n del Grupo Parlamentario Socialista. Asistieron a la cita el presidente de Castilla-La Mancha, Jos¨¦ Bono; el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaqu¨ªn Leguina, y el secretario general de los socialistas valencianos y presidente de la comunidad, Joan Lerma.
Los dos primeros, impulsores del sector renovador del partido, y el tercero, hasta aquel momento m¨¢s indefinido, se decantaron decididamente por dar la batalla en favor del candidato de Gonz¨¢lez, pese a que Carlos Solchaga no entusiasmara a ninguno de los convocados por el secretario general del partido.
Con los votos asegurados de los representantes territoriales del PSOE, Gonz¨¢lez estaba en condiciones de ganar la batalla a los guerristas en su terreno y lo consigui¨®. Primero, en la comisi¨®n ejecutiva, y tres d¨ªas despu¨¦s, en el grupo parlamentario. En una y otra sesi¨®n, los mediadores tradicionales entre ¨¦l y el aparato, Manuel Chaves y Jos¨¦ Luis Corcuera, se tuvieron que decantar, y lo hicieron ambos a su favor. No sin antes intentar una soluci¨®n de compromiso que evitara el enfrentamiento entre Gonz¨¢lez y Guerra que finalmente se produjo.
Felipe Gonz¨¢lez sac¨® hace ya tiempo la conclusi¨®n de que su proyecto pol¨ªtico peligraba por asuntos como Filesa y las peleas internas del partido, derivadas de un aparato encerrado sobre s¨ª mismo. Por ello, en el primer comit¨¦ federal de 1993 anunci¨® su decisi¨®n de tomar personalmente las riendas del partido y acabar con la divisi¨®n de poderes establecida en el congreso de noviembre de 1990, seg¨²n la cual Guerra mandaba en el partido y ¨¦l en el Gobierno.
En su primera decisi¨®n importante de cara a la renovaci¨®n, adoptada la semana pasada, Felipe Gonz¨¢lez ha ense?ado sus cartas: no se va a a casar con nadie. Carlos Solchaga es un bar¨®n socialista que disgusta al aparato, pero tampoco gusta a algunos de los m¨¢s relevantes dirigentes renovadores, como Joaqu¨ªn Leguina y Joan Lerma. El viernes, el propio Gonz¨¢lez lo puso de relieve a la salida del palacio de la Zarzuela, cuando subray¨® como una especie de virtud que Solchaga no perteneciera a "ninguna de las minor¨ªas del partido".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.