LA HERENCIA DE UN CONSTRUCTOR.
Pinto dej¨® deudas impagadas, provoc¨® un enorme gasto p¨²blico y ahora se apellida G¨®mez
Los fantasmas de los edificios de Nuevo Versalles (Fuenlabrada) empiezan a encontrar un justo y caro reposo. La Comunidad pagar¨¢ 400 millones de pesetas para derribar los 21 bloques que levant¨® el constructor Jos¨¦ Luis Pinto Font¨¢n en los a?os setenta. Contra lo que piensan muchos perjudicados, el promotor no se volatiliz¨®: vive en un bunker valorado en 144 millones por el catastro y hace unos d¨ªas celebr¨® ostentosamente la boda de su hija. De donde s¨ª se ha esfumado es del Registro Mercantil: en las empresas a las que est¨¢ vinculado ahora figuran s¨®lo los nombres de sus antiguos socios. Al suyo, los desastres urban¨ªsticos le han antepuesto un G¨®mez.
El empresario 'insolvente' de Nuevo Versalles vive en una mansi¨®n y usa otro nombre
Los novios sonre¨ªan felices en el hotel Palace el viernes 25 de junio por la noche. El padre de la novia, de chaqu¨¦, atend¨ªa sol¨ªcito a los invitados en los dos lujosos salones que hab¨ªa alquilado, con capacidad para 400 personas y donde el cubierto m¨¢s barato sale a 8.500 pesetas. Jos¨¦ Luis G¨®mez-Pinto, de 54 a?os, bajo y canoso, daba palmadas en la espalda a quien se encontraba. Todo ello ocurr¨ªa un d¨ªa despu¨¦s de que se empezaran a gastar 400 millones, de pesetas de los contribuyentes para derribar las 3.200 viviendas ilegales que ¨¦l dej¨® inacabadas en la urbanizaci¨®n Nuevo Versalles, en Fuenlabrada (150.000 habitantes).Cuando las construy¨® era conocido como Jos¨¦ Luis Pinto Font¨¢n. Despu¨¦s del esc¨¢ndalo, a principios de los a?os ochenta, desapareci¨® del mapa. ?sta es la primera, informaci¨®n sobre su paradero, desconocido para muchos de sus antiguos acreedores, para muchos trabajadores a quienes dej¨® sin empleo, para los responsables urban¨ªsticos actuales y para los abogados que le persiguieron por los vericuetos de los juzgados. Pinto Font¨¢n qued¨® indemne de aquellas bata llas legales y se libr¨® de pagar un duro porque se declar¨® insolvente.
La novia, Mar¨ªa Jos¨¦, arquitecta, de 29 a?os, sali¨® con su traje blanco desde la mansi¨®n de la familia, en la calle de las Ariz¨®nicas, dentro de la lujosa urbanizaci¨®n de Somosaguas (Pozuelo de Alarc¨®n). La casa donde viven sus padres tiene un valor catastral de 144 millones de pesetas (el precio de mercado ser¨ªa muy superior), y no figura registrada a nombre de Pinto, como es regla habitual en ¨¦l (por eso le declararon insolvente). El bunker aparece en el registro de la propiedad de Pozuelo y en el Ayuntamiento como propiedad de Industrias de Boadilla, S A.
Jos¨¦ Luis Pinto Font¨¢n -el nombre que figuraba entonces en las escrituras p¨²blicas de sus empresas- dise?¨® en 1972 con su compa?¨ªa Proconfort una ciudad de ensue?o entre Fuenlabrada y M¨®stoles que bautiz¨® como Nuevo Versalles. Tan id¨ªlica, que los anuncios en prensa tuvieron como promotora a Heidi, la ni?a que viv¨ªa con su abuelito en las monta?as y cuya serie de dibujos animados triunfaba en Espa?a. Pero cada piso (que costaba 1.200.000 pesetas de las de entonces) compart¨ªa una hect¨¢rea de terreno con otras 89 viviendas, cuando las leyes de la ¨¦poca admit¨ªan s¨®lo 30 (ahora se permiten 27 por hect¨¢rea).
El Gobierno Civil paraliz¨® las obras en 1979, cuando se hab¨ªan instalado en la zona 500 familias. La autov¨ªa que iba a pasar por all¨ª fue desechada y la inversi¨®n de Proconfort se fue al garete.
Los trabajadores no cobraron, los proveedores tampoco, y el banco que hab¨ªa avalado la operaci¨®n -el Banco de Valladolid- termin¨® intervenido como consecuencia (entre otros factores) del riesgo asumido. Nuevo Versalles y el Banco de Valladolid quedaron en manos del Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos (hospital de entidades financieras en crisis). En 1989 la Comunidad de Madrid expropi¨® la urbanizaci¨®n (por 3.900 millones de pesetas). Antes, el Fondo hab¨ªa intentado salvar la situaci¨®n y reflotar el banco (que acab¨® vendido al Barclays Bank) mediante la inyecci¨®n de otros 2.000 millones de dinero p¨²blico.
Los 500 ciudadanos que viven desde hace 15 a?os en un descampado, que no han tenido ni colegios ni tiendas, ni alumbrado ni tel¨¦fono, se sienten ya de enhorabuena, porque dentro de un tiempo les acompa?ar¨¢n por fin vecinos: 7.000 viviendas p¨²blicas de la Comunidad, con accesos y las dotaciones necesarias.
M¨¢s esc¨¢ndalos
No fue Nuevo Versalles el ¨²nico esc¨¢ndalo de Pinto Font¨¢n, ni el que m¨¢s quebraderos de cabeza le dio. Villafontana Ii, de M¨®stoles (190.000 habitantes), iba a ser otra lujosa urbanizaci¨®n, pero las maderas se convirtieron en cart¨®n piedra y los materiales de construcci¨®n no estaban homologados. En 1978, los vecinos consiguen que le procesen por estafa, pero el juzgado considera que s¨®lo se le puede pedir responsabilidad civil por las deudas contra¨ªdas. Sin embargo, Pinto se declara insolvente: ya hab¨ªa traspasado las propiedades de sus empresas a otras en las que no figura ninguno de sus dos nombres.
Los vecinos le llevaron a los tribunales. "Le condenaron a siete meses de arresto y m¨¢s de 100 millones de multa", recuerda el concejal de Fuenlabrada Jos¨¦ Mar¨ªa Dom¨ªnguez, de Izquierda Unida.
De todas formas, el promotor volvi¨® a hacer caso omiso de las normativas urban¨ªsticas. La Direcci¨®n General de la Vivienda le mult¨® por irregularidades con 1.600.000 pesetas en 1976 y con siete millones m¨¢s en 1978.
Los documentos notariales de sus antiguas empresas incluyen el nombre de Jos¨¦ Luis Pinto Font¨¢n, pero ahora figura en el censo electoral con su nuevo apellido: G¨®mez-Pinto, el que llevan tambi¨¦n sus hijos. En sus nuevas empresas -ninguna inscrita ya con su nombre-, los empleados que atendieron los reiterados intentos de EL PA?S de hablar con ¨¦l le llaman "el se?or G¨®mez".
Pero tanto aquel Pinto Font¨¢n como este G¨®mez-Pinto Font¨¢n est¨¢n casados con la misma persona: Josefina Talavera Alonso, de 53 a?os, administradora ¨²nica de la empresa propietaria de su mansi¨®n de Somosaguas.
En este chal¨¦, Pinto no perdi¨® la compostura cuando, tiempo atr¨¢s, decidi¨® recibir a un grupo de obreros que le exig¨ªan sus sueldos atrasados. En medio de aquel lujo, les dijo que no ten¨ªa dinero. Los trabajadores se fueron como hab¨ªan llegado.
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