Skibby sorprende a los 'sprinters'
El dan¨¦s Jesper Skibby es un furtivo. Su especialidad es cazar etapas. En tina maniobra precisa hurt¨® el sprint a los grandes velocistas. Fue la suya una victoria t¨¦cnicamente impecable. Cipollini us¨® mal la calculadora y perdi¨® el liderato en favor de Nelissen. Podr¨ªa deducirse del resultado final de la etapa de ayer que los sprinters imponen su ley. No es del todo cierto. La ley la sigue dictando el Banesto. 0 Indur¨¢in junto con Ech¨¢varri. Si Banesto y ONCE no hubiesen tomado la decisi¨®n de ponerse al mando del pelot¨®n, el p¨²blico habr¨ªa asistido al ¨¦xito de una escapada.Hay un sector de aficionados que encuentran aburridos los finales en masa. Aparentemente, no sucede: nada. Van todos juntos muy deprisa y ganan los m¨¢s dotados en la suerte del sprint. Otro gallo cantar¨ªa si Nelissen fuera asturiano y Cipollini de La Rioja. Si Cipollini, adem¨¢s de bello, fuera riojano, tendr¨ªa al espa?ol medio con el coraz¨®n en el pu?o a la espera del ¨²ltimo kil¨®metro. Y que nadie se mueva, que nadie salte del grupo. Imagen por imagen, no hay demasiada diferencia: o la foto fija del pelot¨®n agrupado o la foto fija del escapado en solitario. Italianos y belgas disfrutaron ayer del espect¨¢culo. Cipollini y Nelissen son suyos. Pero Skibby los dej¨® con un palmo de narices.
Skibby demostr¨® un buen conocimiento del terreno. El Tour era una oportunidad para congraciarse con una temporada aciaga, que le oblig¨® a estar inactivo durante cuatro meses como consecuencia de un fuerte golpe en la cabeza durante la Tirreno-Adri¨¢tico. Un breve repecho en el ¨²ltimo kil¨®metro es un peque?o detalle que no suele constar en los libros de ruta. Alguien le tuvo que decir c¨®mo se las gastaba el recorrido final. No es de extra?ar que, sobre aviso, diese un salto justo cuando el pelot¨®n sufri¨® una brusca desaceleraci¨®n. Skibby ara?¨® los metros suficientes para hacerse inalcanzable. Cipollini y compa?¨ªa llegaron tarde.
La etapa, sin embargo, cambi¨® de l¨ªder. Cipollini y Nelissen combatieron por cuantas bonificaciones regalaba. El italiano gan¨® por dos veces la partida al belga (12 segundos por ocho), pero perdi¨® la mayor y el segundo puesto en la etapa le sirvi¨® a Nelissen para sumar 12 en su cuenta. El balance favoreci¨® al belga, que regresa al liderato con dos segundos de ventaja. Hoy le toca responder al italiano.
El dominio de los sprinters tuvo un pero: sus equipos no se impusieron en el pelot¨®n. Del desenlace tienen la culpa en buena parte tanto el Banesto como el ONCE. A media jornada, pusieron manos a la obra para desarticular una escapada de 13 corredores que iba camino del ¨¦xito. Se hab¨ªan colado todo tipo de personajes, desde Abduyap¨¢rov hasta Fignon, y una buena parte caminaba con la idea de asaltar el maillot amarillo. El pelot¨®n se hizo sensible a los nervios y prodigaron los saltos. Demasiado cachondeo. Cipollini estaba demasiado pendiente de disfrutar de sus privilegios de l¨ªder antes que de mirar por el buen orden de la carrera.
El trabajo de los dos principales equipos espa?oles obr¨¦ el efecto deseado y la escapada en cuesti¨®n qued¨® bajo control. El grupo fue perdiendo cohesi¨®n y algunos elementos se rindieron incondicionalmente. Fue el caso de Fignon, que anduvo sabio a falta de 30 kil¨®metros y poco menos que dio media vuelta: el pelot¨®n circulaba en quinta velocidad.
Tres etapas restan como las de estos d¨ªas. Puertos anecd¨®ticos, bonificaciones para rapi?ar y quiz¨¢s algo de mal tiempo. El Tour se aproxima al primer chequeo entre los favoritos. Pero no hay rutina: son muchos los que est¨¢n cerca de dar por terminado buena parte de su trabajo. Cada una de esas tres victorias es una oportunidad para justificar un buen contrato. Preg¨²ntenle a Skibby, que cur¨¦ cuatro meses en paro con el ¨¦xito de ayer. Lo que resta significa tambi¨¦n tres d¨ªas con el maillot amarillo. Cada uno de esos d¨ªas ofrece un privilegio al alcance de unos. pocos. Los favoritos esperan. S¨®lo para ellos existe la rutina.
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