'Limpieza ¨¦tnica' en el cielo de Zenica
Bombardeos dominicales y ba?os en el r¨ªo Bosna son la rutina en el mayor enclave de la zona musulmana
Bosnia-Herzegovina se ha convertido en el reino de las paradojas. Y Zenica, en Bosnia central, la mayor aglomeraci¨®n urbana en manos de los musulmanes bosnios, con excepci¨®n de Sarajevo, concilia un arsenal.Zenica era una de las ciudades m¨¢s contaminadas de la antigua Yugoslavia, pero desde que la guerra cort¨® la llegada de mercanc¨ªas se apag¨® la industria y cerr¨® el comercio. Las siete chimeneas del complejo petroqu¨ªmico RMK han dejado de ahumar el techo de Zenica. Gracias a la guerra, los cielos de Zenica han sido ¨¦tnicamente depurados: la gente respira mucho mejor. Ca?ones de largo alcance serbios y croatas env¨ªan alcachofas de muerte al centro urbano, pero eso no disuade a los habitantes de Zenica de bajar a la playa fluvial del Bosna ni de tomar el sol en el asfalto de la desierta carretera que conduc¨ªa a Sarajevo.
La gasolina es un bien precioso en Zenica. De ah¨ª que no s¨®lo los cielos hayan quedado limpios de humos, sino tambi¨¦n las calles. Zenica se ha vuelto ecol¨®gica sin remedio, un forzado para¨ªso para ciclistas y viandantes. Ahmra, una economista formada en la capital bosnia y que ahora trabaja en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), a?ora aquellos tiempos oscuros, cuando Zenica era una silueta gris en la humareda que hac¨ªa honor al sonido de su nombre en espa?ol: ceniza. "Mejor tener los pulmones sucios que esta guerra" dice.
Pero no s¨®lo las calles y los cielos de la fea y ca¨®tica Zenica han cambiado a causa de la guerra. La presi¨®n conjunta de los radicales serbios y croatas ha limado las fronteras entre el campo y la ciudad: los campesinos que han huido de las zonas rurales por la presi¨®n de los ej¨¦rcitos rivales se han venido a Zenica con sus familias y sus an¨ªmales. Parques y avenidas de la gran capital industrial bosnia son. ahora prados para cabras, vacas y ovejas. Las cabras ramonean cerca de los jardines donde las prostitutas buscan el favor de los funcionarios extranjeros.
Pol¨ªtica implacable
Buena parte de los 40.000 refugiados que se hacinan en Zenica proceden del ¨¢rea de Banja Luka y su zona de influencia, donde los radicales serbios han practicado una pol¨ªtica de limpieza ¨¦tnica implacable. En Zenica, una ciudad de cerca de 150.000 habitantes, viv¨ªan antes del estallido del conflicto, hace ya 15 meses, un 55% de musulmanes, un 15% de croatas, un 15% de serbios y un 15% de autodenominados yugoslavos. No es f¨¢cil averiguar cu¨¢l es la nueva composici¨®n ¨¦tnica, trazada por el miedo y la violencia, pero algunas fuentes estiman que las minor¨ªas serbia y croata no superan conjuntamente el 10%.
J. P. Thebault es franc¨¦s y no tiene pelos en la lengua. Cuatro meses en Zenica no s¨®lo le han convertido en un vecino m¨¢s, sino que le han permitido entender lo que ocurre en Bosnia con menos cinismo que cualquier ministro de Asuntos Exteriores de la Europa de los Doce. Thebault, encargado de prensa de la misi¨®n de la Comunidad Europea en Zenica, dice que el mundo est¨¢ condenando a los musulmanes bosnios a vivir en un gueto, y cifra en m¨¢s de 30 los muertos provocados por los ataques de la artiller¨ªa serbia y croata en la ciudad. "Suelen bombardear en domingo, cuando la gente est¨¢ m¨¢s confiada. Son bombardeos perfectamente calculados para provocar el mayor impacto emocional posible". Hace dos semanas, un proyectil de 122 mil¨ªmetros mat¨® a nueve personas que jugaban al ajedrez en la calle. M¨¢s a salvo est¨¢n los viciosos del bingo, que se aplican en tachar los n¨²meros de la fortuna bajo las gradas de un polideportivo que sirve de cobijo a los refugiados.
No hay mucho que hacer en Zenica, salvo pasear, recoger las raciones de ayuda humanitaria, sumarse a la primera cola que se improvisa para ver si se pilla algo, contemplar el r¨ªo o ba?arse en ¨¦l. La vida en Zenica, pese a los rigores de la guerra, no enturbia el humor de sus habitantes, que gustan de sentarse a las puertas de sus casas al anochecer, a pesar de que: la luz el¨¦ctrica llega a muy pocas calles, o en las escasas terrazas de los caf¨¦s.
Los que tienen divisas o han acumulado sus buenos fajos de inservible papel moneda bosnio pueden hacer cola en el edificio de Correos. Dos tel¨¦fonos v¨ªa sat¨¦lite salvan los miles de puestos de control que cortan las carreteras de Bosnia. Pero la larga cola de pacientes ciudadanos se abre sin resentimiento para los periodistas y los combatientes, y m¨¢s si son muyahidin. La 7? brigada del Ej¨¦rcito bosnio, con base en Zenica, sigue con rigor los preceptos isl¨¢micos. Sus integrantes no beben y se muestran en extremo celosos de la moral p¨²blica. La polic¨ªa ya ha tenido m¨¢s de un altercado con estos islamistas por su exceso punitivo, que les lleva a intimidar a las mujeres que toman el sol escasas de ropa en las riberas del Bosna
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