La polic¨ªa no ha conseguido a¨²n ninguna pista de Anabel Segura

Las cosas han cambiado mucho desde que Anabel Segura, la chica de 22 a?os que estudiaba Empresariales, desapareciese hace tres meses mientras practicaba footing por la urbanizaci¨®n de La Moraleja. La Brigada Provincial de Madrid emple¨® a sus mejores hombres. La comisar¨ªa de Alcobendas se vio inundada de la noche a la ma?ana por el jefe de Homicidios, el del Grupo de Menores, el de Atraco... todos los jefes de la Brigada de Madrid acompa?ados de muchos hombres de la escala b¨¢sica que dorm¨ªan por los pasillos.El tiempo se encarg¨® de que todos ellos volvieran a sus destinos sin una sola pista sobre el paradero de Anabel Segura. Hip¨®tesis muchas, desde las m¨¢s esperanzadoras hasta las m¨¢s funestas, pero ni un rastro cre¨ªble.

Por si el ambiente que se cre¨® en la casa de Anabel no fuese ya de por s¨ª tenso, la desconfianza de la familia hacia la polic¨ªa se increment¨® cuando comenz¨® a aparecer en prensa el precio que hab¨ªan exigido los presuntos secuestradores, la metodolog¨ªa de los agentes, y dem¨¢s informaciones que pod¨ªan poner en grave peligro, seg¨²n la familia, la vida de Anabel Segura. "Tarde o temprano nos enteraremos de qui¨¦n fue el delator", confes¨® un alto responsable policial a Escuredo.

Ahora, los compa?eros de Anabel Segura se ir¨¢n de vacaciones a la playa, trabajar¨¢n, estudiar¨¢n las asignaturas pendientes, charlar¨¢n de f¨²tbol o de cine, y de vez en cuando alguno preguntar¨¢ d¨®nde andar¨¢ Anabel. La hermana y los padres no han dejado de pregunt¨¢rselo un s¨®lo d¨ªa. La madre decidi¨® refugiarse en los somn¨ªferos, y el padre en el piso alto de su casa. Baja a misa muy temprano y recorre 10 kil¨®metros sobre los 100 metros de su jard¨ªn, andando sin parar de un lado a otro.

"Lo que sea"

Rafael Escuredo, el portavoz de los padres, ex presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, dorm¨ªa de d¨ªa y de noche en casa de ellos, pero tuvo que acudir al cabo de varias semanas a su trabajo por las ma?anas. Por la tarde se iba al chal¨¦ y atend¨ªa el tel¨¦fono que cada d¨ªa sonaba menos. Escuredo ha intentado incluso ofrecerle a los secuestradores la posibilidad de negociar el indulto, ha pedido pruebas de Anabel, su voz grabada, una foto, "lo que sea", pero no ha conseguido nada.La polic¨ªa elabora una hip¨®tesis -una m¨¢s- en la que sus secuestradores ser¨ªan simples maniacos sexuales, que vieron a una chica exuberante, rubia, alta, atl¨¦tica, ligera de ropa y la metieron en la furgoneta. Decidieron sacar provecho de ello pidiendo dinero, pero cuando vieron tanto revuelo en la prensa, se arrepintieron.

Ni la familia, ni Rafael Escuredo han dejado de pensar por un segundo que buena parte de la culpa sobre lo que haya podido suceder la tiene el polic¨ªa que infiltr¨® informacion a la prensa. Pero al mismo tiempo, Escuredo sostiene que la entrega de los agentes fue absoluta.