Alto el fuego camino de Marsella
No hubo infierno del sur, t¨¦rmino que se acu?¨® en 1971 cuando el belga Eddy Merckx eligi¨® el tortuoso camino que coduce de los Alpes a Marsella para vengarse de Luis Oca?a, l¨ªder indiscutible hasta que un accidente evitara su victoria. Merckx le quit¨® dos minutos a Oca?a de los nueve que les distanciaban. No consigui¨® su objetivo pero dej¨® al pelot¨®n para el arrastre y la organizaci¨®n hubo de repescar a un buen n¨²mero de corredores que llegaron fuera de control. 22 a?os despu¨¦s, el camino hacia Marsella result¨® tranquilo aunque nada apacible. Los aspirantes aceptaron el alto al fuego. Indur¨¢in pudo celebrar su cumplea?os sin inquietud.Fabio Roscioli tiene un expediente inmaculado. En seis a?os de carrera profesional no hab¨ªa obtenido una sola victoria. Ahora es uno de esos corredores que puede vanagloriarse de haber experimentado la ef¨ªmera gloria de un triunfo parcial en el Tour. Sus 180 kil¨®metros de escapada en solitario tuvieron su recompensa: el ciclismo italiano obtiene galardones secundarios ahora que sus estrellas se baten en retirada. Cipollini est¨¢ en casa viendo c¨®mo Abduyap¨¢rov combate por hacerse con el maillot verde. Bugno y Chiappucci han quedado apartados del podio. La afici¨®n se las promet¨ªa felices en los Alpes y ha retirado sus consignas. Una de ellas colgaba bien visible de una cuneta: "Bugno y Chiappucci: queremos los cojones de Indur¨¢in".
El camino hacia Marsella est¨¢ dise?ado para que quien lo quiera saque provecho. Merckx abri¨® brecha en su d¨ªa aprovechando una zona que a estas alturas del a?o sufre el castigo del calor. El recorrido m¨¢s largo de este Tour, un trazado irregular y una temperatura elevada deb¨ªan de ser una tentaci¨®n para muchos. Indur¨¢in, en su momento, mostr¨® su respeto por esta jornada. Ech¨¢varri, tambi¨¦n: nadie sabe a ciencia cierta c¨®mo est¨¢ de reservas tras cruzar los Alpes. La etapa, sin embargo, s¨®lo inspir¨® a Roscioli y a unos cuantos rodadores, entre ellos los sprinters que han logrado sobrevivir a la monta?a. Abduyap¨¢rov, Jalabert y Ludwig han encontrado el cielo abierto tras las rendiciones de Cipollini y Nelissen, que dejaron vacante la general por puntos. Los tres se han lanzado a su conquista y deben comenzar un nuevo Tour. No es as¨ª lo que concierne al maillot amarillo, visto para sentencia.
As¨ª que ning¨²n aspirante sigui¨® el ejemplo de Merckx y los grandes descansaron en el pelot¨®n. La cuesti¨®n capital deleg¨® todo el inter¨¦s de la etapa en asuntos menores, el empe?o de Roscioli por hacerse un hueco en la estad¨ªstica de la carrera y el combate de los sprinters. La situaci¨®n deslind¨® cada debate en un escenario distinto: Roscioli escapado, los sprinters a nueve minutos, el pelot¨®n a otros nueve. Dividida la etapa en tres pedazos, ninguno result¨® por si solo especialmente atractivo.
La jornada no dej¨® otra huella que la noticia de una ca¨ªda de Rominger cuando el pelot¨®n entraba en el circuito urbano de Marsella. Indur¨¢in tom¨® las riendas del primer grupo y lo condujo a la meta a toda velocidad. Los corredores del Clas respetaron la disciplina de grupo y trasladaron a su jefe al vag¨®n de cabeza. La posibilidad de un sobresalto se esfum¨® y Rominger lleg¨® a tiempo. No as¨ª el italiano Bugno, que se qued¨® cortado. Su des¨¢nimo le ha convertido en un corredor propenso a todo tipo de desgracias.
Nada hab¨ªa sucedido porque Indur¨¢in manifest¨® que no se hab¨ªa percatado de ese accidente aun cuando se produjo a sus espaldas. Algunos especialistas llegaron a interpretar una supuesta venganza de Indur¨¢in por las dos etapas que se adjudic¨® Rominger en los Alpes. Nada menos cierto: en este Tour ya no parece haber espacio para la afrenta personal. Si Abduyap¨¢rov se ha quedado sin su odioso Cipollini, la derrota de Chiappucci ha dejado a Indur¨¢in sin contrapeso. Y al Tour sin debate en direcci¨®n a los Pirineos. El alto de fuego es un hecho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.