Las buenas palabras
LA TERCERA cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los pa¨ªses de Latinoam¨¦rica, Portugal y Espa?a ha concluido en Salvador de Bah¨ªa con una s¨®lemne declaraci¨®n de principios en la que se trata de los males que aquejan al continente latinoamericano y de las ideas gu¨ªa para su enderezamiento.Si bien es cierto que la terminolog¨ªa empleada adolece de la usual vaguedad de conceptos, en el comunicado se alude a que 1a erradicaci¨®n de la pobreza exige mayor cooperaci¨®n internacional". Para ello se pide que el comercio mundial sea m¨¢s libre y m¨¢s justo, no s¨®lo mediante la potenciaci¨®n del di¨¢logo Norte-Sur, la financiaci¨®n adecuada y el intercambio m¨¢s libre de tecnolog¨ªa, sino merced a la r¨¢pida conclusi¨®n de la Ronda Uruguay del GATT que prometieron hace unos d¨ªas las siete potencias m¨¢s ricas del mundo en su reuni¨®n de Tokio.
La cumbre se celebr¨® en un momento en que peligra la estabilidad democr¨¢tica en varias zonas de Latinoam¨¦rica. Es parad¨®jico que el presidente Fujimori, de Per¨², aprovechara la circunstancia para acusar a la democracia de los males que aquejan a su pa¨ªs, que, evidentemente seg¨²n ¨¦l, hicieron necesario su golpe de Estado. Olvida que los verdaderos culpables de la inestabilidad son -como ha afirmado- la corrupci¨®n, la ineficacia, la codicia de las ¨¦lites y una situaci¨®n econ¨®mica cuyas causas son m¨²ltiples; y silencia que ninguno viene de la mano de la libertad. Las declaraciones de Fujimori contrastan con el lento regreso de Guatemala y Hait¨ª a las formas democr¨¢ticas que todos celebran como un triunfo. Sin embargo, el principal asunto pol¨ªtico de la cumbre ha sido, como en las dos ocasiones anteriores, el futuro de Cuba.
De forma muy cautelosa, los l¨ªderes reunidos en Bah¨ªa criticaron el embargo norteamericano que pesa sobre la isla. Aprovecharon la circunstancia para, tambi¨¦n en t¨¦rminos muy generales, recomendar a F?del Castro que prosiga con mayor ah¨ªnco una apertura hasta ahora s¨®lo t¨ªmidamente anunciada. Debe recomendarse ahora al l¨ªder cubano que, a la vista de la suavizaci¨®n de las radicales posturas de la oposici¨®n tanto interior como exterior, sea ¨¦l quien profundice en el proceso de liberalizaci¨®n del r¨¦gimen. ?se fue, esencialmente, el contenido de las recomendaciones ?le Felipe Gonz¨¢lez al l¨ªder cubano en su entrevista privada. Si Castro quiere conservar los logros de la revoluci¨®n, debe ser ¨¦l quien encabece el cambio: es el ¨²nico que puede hacerlo, a menos que no le importe provocar el riesgo de una sangr¨ªa. En cualquier caso, el pueblo cubano no deber¨ªa tener que pagar los platos rotos de un r¨¦gimen que es caricatura de s¨ª mismo: sometida a penurias sin fin, esa ciudadan¨ªa es merecedora de la solidaridad colectiva que le saque del hambre y la enfermedad.
A la vista de los resultados, puede arg¨¹irse que la frecuencia anual de estas cumbres tiende a banalizarlas. En este sentido, parece razonable la decisi¨®n de empezar a espaciarlas para que alcancen la verdadera fuerza e influencia que deben tener. Razones pol¨ªticas hicieron inevitable que las tres primeras cumbres fueran anuales: el Gobierno espa?ol hab¨ªa lanzado la idea para estrenar la magna reuni¨®n en Sevilla durante la Expo 92 y as¨ª poner un broche de oro a sus celebraciones; pero para conseguirlo sin despertar suspicacias antiimperialistas fue necesario que se celebrara una primera cumbre al otro lado del Atl¨¢ntico, la de Guadalajara (M¨¦xico) de 1991, y una tercera en la misma regi¨®n, que es la que concluy¨® el viernes. Hecho esto, y una vez se celebre la de Cartagena de Indias (Colombia) el a?o pr¨®ximo, el ritmo bienal de las citas permitir¨¢ que generen las iniciativas y recojan los frutos de una cooperaci¨®n pol¨ªtica, cultural y econ¨®mica cuyos detalles deben elaborarse a otros niveles, especialmente en reuniones ministeriales.
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