Mediocres
Por fortuna, vivimos una ¨¦poca de mediocridad que no genera grandes pol¨ªticos, cosa que es de agradecer, porque los tiempos heroicos son extremadamente inc¨®modos. Nuestra generaci¨®n ha entregado el alma a los contables y todas las pasiones que hoy nos conmueven se derivan de las estad¨ªsticas: para saber si somos felices, ahora se hacen encuestas. Vivimos una larga estaci¨®n de pol¨ªticos grises, de generales que van de paisano, con malet¨ªn y paraguas, al Ministerio de la Guerra, de fil¨®sofos escaparatistas, de tenderos suscritos a Penthouse. S¨®lo las grandes cat¨¢strofes engendran grandes l¨ªderes: se necesita una guerra mundial para que surja Churchill. En una ¨¦poca mediocre Churchill hubiera sido tambi¨¦n un pol¨ªtico mediocre, pero no menos taimado. Hoy ser¨ªa un l¨ªder preocupado por el excedente de leche en el Mercado Com¨²n. Cualquier h¨¦roe de la pol¨ªtica siempre lo es a nuestra costa. Si Clinton bombardeara Bagdad infinitamente, su popularidad llegar¨ªa igualmente al infinito, y si un d¨ªa se le exigiera un poco m¨¢s de gloria, sustituir¨ªa Bagdad por nuestra propia cabeza. Me gustan los pol¨ªticos grises, sin haza?as, sometidos a la dureza de tener que dimitir cuando se les sorprende en un m¨ªnimo error, por ejemplo, a bordo de un Jaguar sospechoso o poco edificante. La pol¨ªtica de hoy deber¨ªa fraguarse a base de mantequilla, contabilidad y muchas dimisiones. Conseguir la obra de arte de que los hombres se maten lo menos posible, conducir a las naciones sanas y salvas hacia el fin de semana como si se tratara de una nueva frontera del Oeste, procuramos la peque?a y cotidiana felicidad de leer en los peri¨®dicos cada ma?ana la noticia de que a¨²n estamos vivos: ?acaso existe un esfuerzo mayor? ?sa es la proeza que se les pide ahora a los pol¨ªticos mediocres. Y a cambio de ese honor s¨®lo se les exige que sean destituidos de modo fulminante cuando se equivoquen. Vivimos tiempos d¨¦biles, de te¨®logos alpinistas, de verduleros que adoran el Canal +, pero el pol¨ªtico que cometa un error debe irse al infierno. Esa es la haza?a de hoy.
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