La soluci¨®n keynesiana
La segunda opci¨®n de pol¨ªtica econ¨®mica, que podr¨ªa llamarse neokeynesiana, est¨¢ siendo propugnada por varios economistas del MIT como Blanchard, Dornbusch, Modigliani, Samuelson y Solow. Esta opci¨®n, que est¨¢ basada, en parte, en la estrategia econ¨®mica de la Administraci¨®n de Clinton, consiste en diagnosticar que nos encontramos en una fase recesiva de la econom¨ªa mundial cuya caracter¨ªstica fundamental es que no hay demanda suficiente, ni nacional ni internacional. Estos economistas consideran que la soluci¨®n no pasa por una desinflaci¨®n competitiva que intente atraer el reducido crecimiento actual de la demanda a uno u a otro pa¨ªs. ?sta es una estrategia en la que s¨®lo se consigue que todos se empobrezcan al reducirse los salarios reales y aumentar las tasas de desempleo. Adem¨¢s, la desinflaci¨®n competitiva no puede desarrollarse m¨¢s all¨¢ de ciertos l¨ªmites porque los trabajadores no van nunca a llegar a aceptar fuertes reducciones acutales de sus niveles de salarios a cambio de conseguir un mayor auge econ¨®mico futuro. Por ¨²ltimo, existe el riesgo de que el resto de los pa¨ªses se embarquen en devaluaciones competitivas o en pol¨ªticas proteccionistas para tomar represalias contra el pa¨ªs ortodoxo.La soluci¨®n est¨¢, seg¨²n esta opci¨®n, en que, en lugar de luchar por la menguada tarta de la demanda internacional, cada pa¨ªs intente expansionar su propia demanda interna y se consiga que la demanda mundial crezca, para as¨ª salir de la actual situaci¨®n recesiva.
?Existen las condiciones para llevar a cabo un aumento de las demandas nacionales? S¨ª, responden dichos economistas, ya que las tasas de inflaci¨®n en Europa son d¨¦biles, y los problemas de d¨¦ficit presupuestarios derivan en mayor medida de la falta de actividad y, sobre todo, del alto servicio de intereses de la deuda provocada por la situaci¨®n generalizada de elevados tipos reales de inter¨¦s.
La soluci¨®n deber¨ªa, naturalmente, ser coordinada. Los pa¨ªses miembros del SME, en lugar de plantearse iniciativas de crecimiento" voluntaristas, deber¨ªan reducir, de golpe y coordinadamente, los tipos de inter¨¦s en unos cuatro puntos. Ello permitir¨ªa que el sector privado tuviese m¨¢s incentivos para invertir y que el sector redujese sus d¨¦ficit, ya que se minorar¨ªa la carga de intereses de la deuda. As¨ª, los pa¨ªses m¨¢s endeudados podr¨ªan mejorar su situaci¨®n deficitaria, y los menos endeudados podr¨ªan aprovechar la reducci¨®n del d¨¦ficit para aumentar sus inversiones en infraestruturas f¨ªsicas y humanas, o incluso reducir los impuestos y reactivar el gasto privado. No s¨®lo se conseguir¨ªa as¨ª un aumento de la demanda interna de cada pa¨ªs europeo, sino que adem¨¢s, al reducirse los tipos de inter¨¦s de los pa¨ªses miembros del SME, sus monedas se depreciar¨ªan frente al d¨®lar y al y en y se ganar¨ªa competitividad en ambas ¨¢reas monetarias, que son las que m¨¢s r¨¢pido est¨¢n creciendo. Todo ello supondr¨ªa un aumento de la demanda nacional y extranjera, y una reducci¨®n del paro a cambio de un aumento muy peque?o de la inflaci¨®n, sin por ello provocar problemas de asimetr¨ªa entre los pa¨ªses miembros del mecanismo de cambios. Es decir, el paro se reducir¨ªa en mayor proporci¨®n que en la que se aumentar¨ªa la inflaci¨®n, con lo que el ratio de sacrificio entre ambos ser¨ªa mucho menor.
Pero, desgraciadamente, no parece haber ninguna posibilidad, a corto plazo, de poner de acuerdo a los pa¨ªses europeos en tan atractivo proyecto de expansi¨®n coordinada para salir conjuntamente de la recesi¨®n, ya que algunos pa¨ªses, como Alemania, est¨¢n dispuestos a sacrificar crecimiento y empleo, a corto plazo, por una menor inflaci¨®n. En este sentido, la cumbre de Copenhague ha sido una ocasi¨®n hist¨®rica perdida, a pesar de la buena voluntad puesta por Felipe Gonz¨¢lez para conseguirlo.
Ante esta situaci¨®n, dichos economistas estiman que la estrategia de reactivaci¨®n de la demanda interna valdr¨ªa la pena hacerla incluso individualmente. Blanchard la ha propuesto para Francia y la ha insinuado para Espa?a, al igual que Samuelson, Modigliani y Dombusch.
Esta opci¨®n, en solitario, supondr¨ªa, como han hecho el Reino Unido o Italia, salirse del mecanismo de cambios del SME (dejando a Alemania y Francia solas con su estrategia de desinflaci¨®n competitiva), llevar a cabo la reducci¨®n de cuatro puntos de los tipos de inter¨¦s, utilizar los ahorros presupuestarios para dar incentivos a la in
versi¨®n privada, para aumentar la inversi¨®n p¨²blica o para reducir impuestos, y obtener una mayor competitividad a trav¨¦s de la flotaci¨®n de su moneda.
La estrategia neokeynesiana, aunque v¨¢lida, en principio, si se hace coordinadamente, tiene, sin embargo, fuertes inconvenientes si se hace en solitario, especialmente para un pa¨ªs como el nuestro. Aunque, sin duda, es tentador seguir la v¨ªa del Reino Unido y de Italia, da la casualidad de que nuestra situaci¨®n no es an¨¢loga a la de ambos pa¨ªses. En Italia ya ha habido un amplio acuerdo con los sindicatos para que exista una fuerte moderaci¨®n salarial, y, con ello, la ganancia de competitividad derivada de la flotaci¨®n de la lira se est¨¢ manteniendo, ya que los salarios reales est¨¢n cayendo -m¨¢s de dos puntos en lo que va de a?o-, con lo que las exportaciones est¨¢n creciendo a un fuerte ritmo. En el Reino Unido, la moderaci¨®n salarial es un hecho, ya que los crecimientos salariales est¨¢n siendo del 2%, y los costes laborales unitarios no han crecido. Adem¨¢s, una vez realizadas casi todas las privatizaciones, la competencia en los mercados de servicios es mucho mayor en dicho pa¨ªs que en ning¨²n otro de Europa.
Con esto quiero decir que intentar en nuestro pa¨ªs una expansi¨®n a trav¨¦s de una fuerte reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s, sali¨¦ndose temporalmente del mecanismo de cambios del SME y dejando flotar la peseta, s¨®lo ser¨ªa posible si antes se ha llevado a cabo un acuerdo cre¨ªble de reforma laboral, de moderaci¨®n salarial, de reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, y se ha introducido mayor competencia en el sector servicios. De no ser as¨ª, esta estrategia para Espa?a s¨®lo comportar¨ªa mayor inflaci¨®n, sin haber conseguido a cambio una reducci¨®n de la tasa de desempleo.
No es ¨¦ste el ¨²nico problema de dicha opci¨®n en solitario. Una fuerte: reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s a corto plazo, aunque ayudar¨ªa, indudablemente, a nuestras empresas y familias a reducir sus costes financieros y su morosidad, y reducir¨ªa tambi¨¦n el actual d¨¦ficit p¨²blico, siempre que a los nuevos tipos de inter¨¦s se encontrasen suficientes inversores dispuestos a comprar deuda p¨²blica. Sin embargo, no significa que vaya a generar inmediatamente, un impulso de la demanda de inversi¨®n y de la actividad econ¨®mica, ya que depende de qu¨¦ parte de la deuda privada est¨¢ contratada a tipos fijos y a tipos variables. En Estados Unidos, la mayor¨ªa estaba contratada a tipos fijos, y los deudores tuvieron que ir renegociando los tipos, con lo que el efecto de la bajada sobre el nivel de actividad se alarg¨® con el tiempo. Por el. contrario, en el Reino Unido, el traspaso fue inmediato, ya que la mayor¨ªa de los cr¨¦ditos estaba contratada a tipos de inter¨¦s variable.
En Espa?a nos encontramos en una situaci¨®n parecida a la americana. El 70% aproximadamente de los cr¨¦ditos al sector privado est¨¢ contratado a tipos de inter¨¦s fijos, y s¨®lo un 30% est¨¢ a tipo variable.
Pero hay adem¨¢s un problema adicional, y es que los tipos de inter¨¦s que realmente cuentan para hacer una inversi¨®n productiva son los tipos a medio y largo plazo, y bien puede ocurrir que la bajada de tipos no sea cre¨ªda por los mercados y que ¨¦stos sospechen que habr¨¢ una mayor inflacci¨®n y un mayor d¨¦ficit p¨²blico futuros, impidiendo que los tipos de inter¨¦s a largo plazo caigan, incluso haciendo que suban, evitando as¨ª una reactivaci¨®n de inversi¨®n privada.
Por ¨²ltimo, existe el problema de la financiaci¨®n de la deuda p¨²lica. Aunque una ca¨ªda de cuatro puntos de los tipos de inter¨¦s supondr¨¢ un alivio para el d¨¦ficit p¨²blico, ya que cada punto supone un ahorro presupuesta aproximado de 200.000 millones de pesetas, por otro lado, tal deducci¨®n, en solitario, podr¨ªa suponer tambi¨¦n que una parte los no residentes que detentan tres billones de nuestra deuda saliese de ella, provocando pro blemas de financiaci¨®n al Tesoro y nuevas alzas de tipos de inter¨¦s a medio y largo plazo.
En definitiva, el nuevo gobierno tiene, te¨®ricamente, opciones b¨¢sicas para salir de esta recesi¨®n. Dado que s¨®lo se puede lograr una recuperaci¨®n cuando hay un crecimiento de gasto y de la producci¨®n por encima de la tasa de inflaci¨®n, dicha recuperaci¨®n puede conseguirse bien reduciendo la inflaci¨®n, mediante una estrategia de desinflaci¨®n competitiva, o bien induciendo aumentos del gasto nominal por encima de la inflacci¨®n, a trav¨¦s de una estrategia neokeynesiana. Sin embargo antes de embarcarse en una otra direcci¨®n, el nuevo Gobierno no necesita, como requisito previo, hacer frente a las reformas estructurales necesarias ya se?aladas y conseguir una mayor moderaci¨®n salarial, para no perder la competitividad recuperada con las recientes devaluaciones. De no ser as¨ª, no se conseguir¨¢ la ansiada recuperaci¨®n, no por falta de las teor¨ªas, sino por no eliminar, de una vez por todas, obst¨¢culos que vienen limitando desde que comenz¨® la transici¨®n a la democracia, nuestro crecimiento y bienestar potencials. En resumen, sin hacer frente previamente a las reformas estructurales pendientes, ambas opciones de pol¨ªtica econ¨®mica estar¨ªan abocadas al fracaso.
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