25 ni?os condenados a la locura y la muerte al recibir la hormona del crecimiento contaminada
Estalla un nuevo esc¨¢ndalo m¨¦dico-cient¨ªfico en Francia
Dos prestigiosos profesores franceses, los doctores Jean-Claude Job y Fernand Dray, est¨¢n siendo investigados por la juez instructora Marie-0dile Bertella-Geffroy, que cree existen elementos suficientes para incriminarles por "homicidio involuntario". Job, presidente de la Asociaci¨®n France-Hypophyse, y Dray, antiguo responsable, en el Instituto Pasteur de Par¨ªs, de la fabricaci¨®n de hormonas humanas de crecimiento, habr¨ªan inoculado la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob a un n¨²mero indeterminado de ni?os. Se habla de 25, de los que ya han muerto 10, pero no se descarta que haya m¨¢s. La acci¨®n de la juez se ha iniciado tras la muerte de uno de estos ni?os, condenados a la locura y la muerte.
El ni?o fallecido en 1991 se llamaba Eyasil Benziane. 11yasil hab¨ªa empezado el tratamiento a los siete a?os, en 1983. En el momento de su muerte, a los quince a?os, med¨ªa 1 metro 43 cent¨ªmetros. La familia Benziane puso una demanda contra X y ahora la juez quiere saber si ya est¨¢ en condiciones de despejar la inc¨®gnita.
Los ni?os contaminados hab¨ªan recibido hormonas de crecimiento procedentes de la hip¨®fisis de cad¨¢veres. Esas hormonas serv¨ªan para corregir ciertos casos de enanismo. Dada la dificultad de procurarse suficientes hip¨®fisis a partir de las cuales extraer la hormona, las autoridades sanitarias habr¨ªan comprado en Bulgaria y Hungr¨ªa, pero sin poder controlar las causas reales del fallecimiento del donante.
El profesor Montagnier, descubridor del virus del sida, del Instituto Pasteur, en una carta enviada a Dray, escribi¨®: "Hay que estar muy atentos con los casos de la enferemedad de Creutzfeld-Jakob (CJ) porque aunque s¨®lo se d¨¦ un caso entre cada mill¨®n, los individuos portadores del agente infeccioso pueden ser mucho m¨¢s numerosos".
La enfermedad CJ es un proceso degenerativo del sistema nervioso central que no puede ni preveerse ni tratarse. Es extremadamente infrecuente y siempre mortal. Su nombre corresponde al de los cient¨ªficos que la descubrieron a principios de siglo.
Los reproches de la juez contra los dos m¨¦dicos provienen de considerar que actuaron con cierta imprudencia. As¨ª, el doctor Job escrib¨ªa en 1984 11 que el modo de extracci¨®n elimina muy probablemente los virus". En el mundo entero las hip¨®fisis son colectadas sin ning¨²n precauci¨®n especial. Antes, en 1980, Montagnier hab¨ªa advertido que "la t¨¦cnica aplicada por el Instituto Pasteur no incluye ninguna etapa que pueda desactivar un virus m¨ªnimamente resistente".
Ligereza cient¨ªfica
Veinticinco ni?os enfermos, 10 de ellos ya fallecidos, los otros dando mayores o menores s¨ªntomas de una locura imparable, son las v¨ªctimas de una presumible ligereza cient¨ªfica. Es m¨¢s, en 1985, despu¨¦s de un informe elaborado a ra¨ªz de tres casos de CJ acontecidos en EE UU, Francia sigui¨® elaborando la hormona hasta 1988, aunque mejorando la t¨¦cnica de purificaci¨®n. Pero un documento interno habla de la necesidad de que "todos nos abstengamos de cualquier declaraci¨®n a la prensa o a los medios de comunicaci¨®n en general".
Y lo cierto es que existen contradicciones entre los documentos que afirman que los lotes de hormonas hipot¨¦ticamente contaminadas, fueron retirados en 1985 y otros que dan a entender que, como en el caso de las transfusiones de productos sangu¨ªneos portadores de virus del sida, los lotes siguieron estando disponibles en las farmacias de los hospitales hasta 1992. Hay semejanzas con el llamado asunto de la "sangre contaminada", pero en este nuevo caso el error cient¨ªfico parece ir acompa?ado de desidia administrativa y no de voluntad de enriquecimiento.
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