El l¨ªder de la DC italiana intenta renovar el partido sin escisiones
Cerca de 300 delegados, de los que s¨®lo 80 son parlamentarios -aproximadamente un tercio de los que tiene el partido-, iniciaron ayer una asamblea de la Democracia Cristiana (DC), que se presenta como decisiva para el futuro de la gran formaci¨®n confesional que ha regido los destinos de Italia durante toda la posguerra. Mino Martinazzoli, el secretario general, apostar¨¢ por una renovaci¨®n moderada que no implique riesgos de fractura definitiva en la ya maltrecha unidad del partido. Pero su ¨¦xito est¨¢ lejos de ser seguro.El eje pol¨¦mico de la DC, cerrado para siempre el periodo hist¨®rico en el que el partido de la Iglesia era ¨¢rbitro indiscutible del juego pol¨ªtico en Italia, son las futuras alianzas y sus bases program¨¢ticas. Y la dial¨¦ctica derecha-izquierda se manifiesta en ese debate con violencia.
"Si alguien quiere una DC anticapitalista, que lo diga claramente. La honorable Bindi promueve una operaci¨®n an¨¢loga a la que intent¨® Nando Dalla Chiesa en Mil¨¢n (la uni¨®n de cat¨®licos, comunistas y ex comunistas con la que trat¨® de ganar la alcald¨ªa hace un mes). Pero izquierda no es igual a progreso", manifestaba hace dos d¨ªas Ombretta Fumagalli Carulli, aguerrida cruzada milanesa, ligada en otros tiempos a Andreotti y hoy prototipo de nueva derecha democristiana. El ex primer ministro escribi¨® ayer al secretario general de la DC para decir que no consentir¨¢ sentirse "aplastado" como vieja guardia.
Los renovadores
Rosy Bindi, una v¨¦neta rolliza de unos 45 a?os, soltera y virgen "por vocaci¨®n", seg¨²n ella misma ha dicho, es, en cambio, la principal figura renovadora de la izquierda. Desde el sur, le apoyan Sergio Matarella y la DC de Palermo. De Bindi provienen casi todas las propuestas rompedoras que han sacado a la luz la profunda divisi¨®n entre los democristianos. Ella habla de "autodisoluci¨®n" del partido. E insatisfecha con el probable cambio del nombre Democracia Cristiana por el de Partido Popular, propone tambi¨¦n que se olvide el s¨ªmbolo del escudo con la cruz y el emblema "Libertas".
Martinazzoli trata de reconducir estas tensiones hacia una s¨ªntesis de lo viejo y lo nuevo. "Tras el Partido Popular de Sturzo y la DC de De Gasperi, se abre un periodo pol¨ªtico completamente diferente. Debemos captar el signo de los tiempos y actuar en consecuencia, como aquellos grandes hombres", dijo.
Siguiendo una opini¨®n que parece mayoritaria, Martinazzoli apoy¨® en su discurso de ayer el cambio de nombre y la recuperaci¨®n de una denominaci¨®n menos confesional. Pero se opone a cambiar el s¨ªmbolo, porque los considera un elemento de unidad.
En cuanto a futuras alianzas, Martinazzoli se situ¨® m¨¢s cerca de la renovadora Bindi, al afirmar que la DC no debe tener prejuicios con los ex comunistas y excluir cualquier posible aproximaci¨®n a la Liga.
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