De campesino a corsario
Fue Giovanni AgneIli, el presidente de la Fiat, quien llam¨® despectivamente "campesino" a Ra¨²l Gardini cuando ¨¦ste comenz¨® a proyectar una sombra inc¨®moda en el Gotha de las finanzas internacionales. Pero a Gardini, que por sus proezas empresariales de francotirador solitario y marineras a bordo de Il Moro di Venezia fue rebautizado como El Corsario, no le desagrad¨® el calificativo.Hijo de un rico empresario agr¨ªcola que le hizo estudiar ingenier¨ªa en Bolonia, Gardini fue conocido muy pronto en la peque?a Ravena -137.000 habitantes- por un car¨¢cter decidido y abierto que desarroll¨® en las mesas del Bar Nazionale, a golpe de partidas de p¨®quer.
Nunca perdi¨® esa capacidad comunicativa. Todav¨ªa ayer, en su ciudad -que vota a la izquierda-, se recordaba c¨®mo, recientemente, invit¨® a desayunar en su mesa a los jardineros de R¨¢vena que fueron a llevarle plantas para su palacio veneciano.
Tampoco se olvidar¨¢ su imaginaci¨®n desbordante a la que Ravena debe mucho de lo que no deb¨ªa al viejo Serafino Ferruzzi, su suegro y fact¨®tum incluso del desarrollo de un puerto que creci¨® bajo las oleadas de sus pedidos de soja y de grano.
En el panorama de una Italia aturdida por la reciente evoluci¨®n sangrienta de su crisis, el suicidio de Gardini no contribuir¨¢, probablemente, a exacerbar la pol¨¦mica sobre la actuaci¨®n de los jueces y es posible incluso que contribuya a moderar el tono de la desatada por el suicidio de Gabriele Cagliari.
La raz¨®n es sencilla. Gardini no hab¨ªa sido pr¨¢cticamente tocado hasta ahora por la justicia, y dif¨ªcilmente se podr¨¢ sostener que se sintiera torturado salvo por la constataci¨®n objetiva de que su mundo se le ven¨ªa abajo. No obstante, el presidente de la Rep¨²blica italiana, Oscar Luigi Scalfaro, dijo ayer desde Rumania, donde se encontraba de viaje: "Hay distintos hechos tan turbadores, que deben hacernos meditar. De lo contrario, nos habr¨ªamos vuelto inhumanos e insensibles".
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