Sting comienza su intenso veraneo musical en Espa?a
El m¨²sico brit¨¢nico dio ayer en Barcelona el primero de sus 11 recitales en 17 d¨ªas
Sting comenz¨® anoche, con media entrada en el Palau Sant Jordi de Barcelona, una extensa gira espa?ola: Once ciudades en 17 d¨ªas. Hoy act¨²a en Madrid. En Barcelona, con camisa blanca, vaqueros oscuros y pelo muy corto, dio un concierto sencillo en un escenario peque?o. Sting lleg¨® en avi¨®n privado, vest¨ªa de manera deportiva y, un tanto somnoliento, se?al¨® que estaba "feliz de volver a Barcelona". Se despidi¨® de los periodistas en castellano, con un "hasta luego".
Gordon Matthew Sumner, un brit¨¢nico de Newcastle nacido en 1951, tiene las cosas claras desde siempre. "Los ¨¦xitos los compongo yo porque tengo talento innato y gano much¨ªsimo dinero", afirmaba cuando, en el periodo 1977-1983, su grupo Police copaba las listas de ¨¦xitos con canciones como Roxanne, So lonely, Message in a bot¨²e, Walking on the moon, Every breath you take, Wrapped around your finger o De do do do de da da da. Con sus canciones, Sting ha ganado tanto dinero como para tardar varios a?os en darse cuenta de un agujero en su cuenta corriente de mil millones de pesetas, correspondientes a sus derechos de autor y levantados, al parecer, por contables de la firma Moore Sloane. Mil millones para un artista con un patrimonio de 3.400 millones, propietario de un lujoso apartamento en Manhattan, de una residencia en Hollywood, de una mansi¨®n en Wiltshire (Reino Unido), de...Sting es un personaje controvertido. Desde aquellos tiempos de Police, cuando abri¨® una puerta al cerrado mundo del punki comenzando al mismo tiempo a romper este movimiento revolucionario, hasta su reciente colaboraci¨®n con Julio Iglesias -Sting ha grabado una guitarra en el ¨²ltimo disco del espa?ol-, pasando por sus actuaciones en Italia a d¨²o con Pavarotti, el brit¨¢nico es un maestro del desconcierto. Sus fidelidades a Amnist¨ªa Internacional, a las madres de los desaparecidos en Argentina, a los indios amaz¨®nicos y a los esquimales, y sus contactos con Juan Pablo II, George Bush, Isabel II y Felipe Gonz¨¢lez, no hacen sino contribuir a la pol¨¦mica, especialmente cuando alterna estas posiciones con la cesi¨®n de alguna de sus canciones (Its probably me) para filmes tan violentos como Arma letal 3. "Creo que el equilibrio se alcanza por medio de la aceptaci¨®n de las paradojas ¨¦ticas de la vida", declaraba recientemente. Y lo cumple a rajatabla.
Es este parad¨®jico Sting, hijo de un lechero de Newcastle, educado en un estricto ambiente cat¨®lico, marxista en su juventud obrera de ayer y con un sentido idealista del socialismo en su podio art¨ªstico-econ¨®mico de hoy, el que ha decidido veranear en Espa?a. Anoche comenz¨® su gira en Barcelona, hoy act¨²a en Madrid y contin¨²a en Santiago de Compostela (d¨ªa 30 de julio), C¨¢ceres (2 de agosto), C¨¢diz (3), Almer¨ªa (5), Daimiel (7), Palma de Mallorca (9), Gij¨®n (12), Santander (13) y San Sebasti¨¢n (14).
Se trata de su gira m¨¢s amplia por Espa?a, en la que presenta su ¨²ltimo disco, Ten summoner's tales (Diez cuentos del alguacil), acompa?ado solamente por tres m¨²sicos: David Sanciovis a los teclados, Dominic Milles a la guitarra y Vinnie Colaftita a la bater¨ªa; el mismo grupo con el que ya actu¨® en Espa?a durante su gira de 1991. Una formaci¨®n muy alejada de la sofisticaci¨®n de sus trabajos con prestigiosos m¨²sicos de jazz, como Kenny Kirkland, Brandford Marsalis y Darryl Jones, con los que compareci¨® en Madrid en 1985, en su estreno espa?ol como cantante solista.
Hoy, este planteamiento musical obliga a Sting a colaborar activamente en la secci¨®n r¨ªtmica haci¨¦ndose cargo del bajo el¨¦ctrico, que se agradece. Su concierto est¨¢ basado en Ten suminoners tales, disco que ha vendido 100.000 ejemplares en Espa?a, pero no olvida su pasado Police ni sus excelentes primeros trabajos en solitario, especialmente The dream of the blue turtles (1985) y Nothing like the sun (1987). "Ten summoners tales es un disco pop en su verdadero sentido", afirma Sting de su ¨²ltimo trabajo, que define como "una mezcla de estilos bastante premeditada".
Supone la salida de la oscuridad de The soul cages, disco marcado por la muerte de sus padres me ayud¨® mucho; fue una especie de terapia y me sent¨ª mucho mejor despu¨¦s de haberlo hecho", dice-, que el artista intenta superar a trav¨¦s de una m¨²sica m¨¢s abierta y de una nueva relaci¨®n con su esposa, Trudie Styler, y con sus cinco hijos.
Es la eterna paradoja de un artista que intercambia sentimientos a la velocidad del rayo, dentro de ese contrasentido que desde siempre ha envuelto a los m¨¢s representativos de la m¨²sica popular.
Pero tambi¨¦n es un artista que, a pesar de todo, mantiene ciertas expectativas para la ilusi¨®n: "Cuando me siento al piano me convierto en un ni?o, y me parece que me siento igual respecto a la vida", dice.
Y a?ade: "Quiero mantener ese sentimiento de maravilla, de anticipaci¨®n del mundo como un incre¨ªble lugar para aprender. No querr¨ªa ser jam¨¢s tan viejo como para creer que ya lo s¨¦ todo".
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