Dulces merengues

Lleg¨® Espartaco y casi se llen¨® la plaza. Ya era hora. Si el p¨²blico soberano llega a saber qu¨¦ el diestro de espartinas era, adem¨¢s, el due?o de los toros, se pone el cartel de "r¨ªo hay billetes". Porque los toros de Espartaco son de los que gustan a los espectadores de feria: flojos, nobil¨ªsimos, bondadosos, que van y vienen sin un mal gesto, respetuosos, te dan la mano y hasta te abrazan y se hacen amigos de los toreros para toda la vida.El aficionado a los toros, se queda a dos velas porque aquellos dulces merengues carecen de emoci¨®n, pero el p¨²blico se lo pasa de miedo. El p¨²blico no es exigente y no se anda con exquisiteces. Cuando se lo pasa bien no es cuando ve torear, sino cuando no se torea; es decir, con los desplantes, los rodillazos, 'los abaniqueos y las brusquedades. Entonces, se pone de pie y le arden las manos.

Qu¨¦ m¨¢s da si el toro se ha ido entero, si la faena ha carecido de emoci¨®n o si el torero s¨®lo mostr¨® sus carencias... Lo importante es que cada cual cuenta la feria como le va.

Labor de bisuter¨ªa

Po r cierto, a Ponce se lo quer¨ªan comer y eso que no es de Huelva. Su primero fue la tonta del bote, pero de color negro, con cuatro patas y dos pitones sospechosos de afeitado. Su toreo, bonito, ten¨ªa la misma emoci¨®n que si le embistiera un carrito en el patio de su casa. Su labor, de exquisita bisuter¨ªa, la culmin¨® con unos circulares que convirtieron la plaza en un manicomio.Aburrido y vulgar estuvo en el sexto, un animal descastado y blando que no le ayud¨®. Pero el torero es buen vendedor: un adorno por aqu¨ª, un abaniqueo por all¨ª, un rodillazo m¨¢s all¨¢, y dos orejas. As¨ª se escribe la historia. Y Enrique Ponce sali¨® a hombros al t¨¦rmino de esta quinta y ¨²ltima corrida de las fiestas Colombinas de Huelva.

Los subalternos Gabriel Puerta y Antonio Tejero tuvieron que desmonterarse tras colocar sendos pares de banderillas.

Pueblerino

Los dos toros m¨¢s encastados de la tarde le tocaron a Miguel B¨¢ez Litri. Pero Litri estaba para que se fuera a la feria. No se enter¨® de lo que ten¨ªa delante. Su toreo suele ser vulgar; en esta ocasi¨®n, adem¨¢s, pueblerino.Litri estuvo por debajo de sus dos oponentes, que s¨®lo vieron pico y muleta retrasada. C¨®mo estar¨ªa Litri en su primero que s¨®lo le dieron una oreja. No lleg¨® a emocionar . ni a sus paisanos. En el quinto, el m¨¢s encastado, se vio apurado y superado en todo momento.

El due?o de los toros se conform¨® con lo peor: el inv¨¢lido y el menos lucido. Espartaco estuvo, como siempre, sobrado de dominio, aunque no se emple¨® a fondo. M¨¢s decidido con el primero, en el que consigui¨® unos naturales, de frente sencillamente perfectos.