R¨¦plica a una cr¨ªtica de Mir¨®-Dalmau-Gasch
En su comentario a la exposici¨®n Mir¨®-Dalmau-Gasch del d¨ªa 5 de julio en las p¨¢ginas de arte de EL PA?S, Victoria Combal¨ªa cae en diversas falsedades y en la trampa de sus propias lagunas y desconocimiento sobre datos e interpretaciones de la obra de Mir¨® anterior a su primera exposici¨®n individual en las Galer¨ªas Dalmau en 1918. Nunca fue la intenci¨®n de los comisarios reconstruir para esta muestra, en la que, sin "precipitaci¨®n", se ha trabajado durante un a?o largo, dicha exposici¨®n individual de Mir¨®, aunque s¨ª procurar que las obras que pudi¨¦ramos obtener hubiesen pasado por las Galer¨ªas Dalmau en 1918, exponi¨¦ndolas a pelo, sin vitrina ni pedestal, para poderlas contemplar como lo hicieron los espectadores que se "congestionaron" ante ellas en 1918. Tampoco hubiera sido posible hacerlo durante el a?o Mir¨®, ya que algunas de las telas de dicha muestra se exhiben actualmente en la Fundaci¨®n Mir¨®, y las que echa. en falta, como Nord-Sur y Llampolla blava, a las que puedo a?adir Pag¨¦s, Natura morta del ganivet, El balc¨® o Batre el blat, deber¨ªa saber que pertenecen a los herederos de Aim¨¦ Maeght, y que, siendo obras de importancia capital, son el gran vac¨ªo de la antol¨®gica de la Fundaci¨®n, ya que Maeght no tiene ning¨²n inter¨¦s en prestar sus obras, cosa que puedo demostrar. La inicial y aut¨¦ntica intenci¨®n de la exposici¨®n es la de mostrar el primer tri¨¢ngulo vanguardista que se establece en Catalu?a, y por extensi¨®n en Espa?a, entre el arte, la cr¨ªtica y el mercado.Deber¨ªa saber que en mi texto del cat¨¢logo titulado Joan Mir¨®: de la terra a la llum las citas no proceden en ning¨²n caso ni por ning¨²n concepto de su libro Mir¨® y sus cr¨ªticos, como se me atribuye, sino directamente de fuentes originales de Mir¨®: principalmente de la cartas que Mir¨® envi¨® a E. C. Ricart o a J. F. R¨¢f¨®ls -tal como reza cada nota a pie de p¨¢gina-, cartas que he te-nido la paciencia de transcribir y que as¨ª figuran. en los libros de la sala de relectura de la exposici¨®n, cuyos ejemplares y temas he escogido tambi¨¦n personalmente. El texto no es un resumen de lo que se ha publicado sobre Mir¨®, sino que apunta la verdadera relaci¨®n de Mir¨® con el Noucentisme, un tema hasta ahora soslayado por historiadores y cr¨ªticos que tan s¨®lo han querido ver a Mir¨® en vanguardia para no ser tildados de anticuados y retr¨®grados.
Corrigiendo errores de dicha cr¨ªtica, no es una foto in¨¦dita la de Mir¨® en su estudio del Pasaje del Cr¨¦dito en 1914; fue publicada de forma parcial en el libro Joan Mir¨®, de Sebasti¨¢ Gasch, ediciones Alcides, 1963, y se halla en unos archivos p¨²blicos de Barcelona al alcance de todo el mundo. S¨ª, en cambio, es una aportaci¨®n in¨¦dita a la exposici¨®n, lo que no cita, el dibuj¨® a cuatro manos de Mir¨®, Ricart, Espinal y Mercad¨¦ realizado en Par¨ªs en'1920.
Por ¨²ltimo, podr¨ªa indicar a Combal¨ªa donde se halla la tela El test i la llimona, que en su libro da por presumiblemente perdida, y cuyo pr¨¦stamo, ya consumado, fue retirado a ¨²ltima hora de esta exposici¨®n por la voluntad de su nuevo comprador. Quiz¨¢ as¨ª hubiera podido relacionar mejor los dibujos de primera ¨¦poca con las piezas de las Galer¨ªas Dalmau que se exponen, ya que, por lo visto, lo de relacionar im¨¢genes no es lo suyo. Combal¨ªa deber¨ªa saber que el arte no se aprende en los libros, sino que hay que verlo. Pero siempre habr¨¢ quien, por m¨¢s que mire, seguir¨¢ sin ver nada, aunque lo tenga delante de las narices.- Comisaria de la exposici¨®n Mir¨®-Dalmau-Gasch. Barcelona.
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