La salida del pantano
ITALIA LLEVA m¨¢s de dos a?os metida en u?a transici¨®n que parece no tener fin. Todo el mundo sabe, porque varias elecciones lo han demostrado con cifras rotundas, que ni el Gobierno de Ciampi ni el Parlamento representan el sentir del pa¨ªs. Son residuos de un viejo sistema pol¨ªtico cuya corrupci¨®n ha estallado a la luz del d¨ªa y que los electores han rechazado reiteradamente. Cuanto m¨¢s se prolonga, peores son los efectos de ese empantana miento. Si Ciampi ha logrado ¨¦xitos en la concertaci¨®n social para afrontar la situaci¨®n econ¨®mica, la degradaci¨®n del aparato estatal es amenazante. Nadie pide una revoluci¨®n violenta. Pero crece la criminalidad, y nuevas tramas negras, con complicidades en esferas oficiales, amenazan la seguridad de los ciudadanos. Cuando este proceso de descomposici¨®n empez¨® a manifestarse, el profesor Norberto Bobbio dijo que la revoluci¨®n en Italia se har¨ªa en unas elecciones. Parece que los hechos van a darle la raz¨®n.La aprobaci¨®n de una nueva ley electoral por parte del Senado y de la C¨¢mara de Diputados ha sido considerada como el paso decisivo para enviar a sus casas a la mayor parte de la clase pol¨ªtica y dar entrada, por tanto, en la direcci¨®n de la democracia italiana a fuerzas nuevas, no contaminadas por la corrupci¨®n que ha prevalecido hasta aqu¨ª. La elaboraci¨®n de esta ley electoral se ha prolongado de modo excesivo por una raz¨®n evidente: los diputados que la han votado ser¨¢n sus primeras v¨ªctimas. Esa ley es condici¨®n ineludible para la convocatoria de elecciones que entierren el viejo Parlamento. Pero, entre los miembros de ¨¦ste, unos 200 se hallan complicados en procesos judiciales por casos de corrupci¨®n. Cuando pierdan su inmunidad, la amenaza de la c¨¢rcel ser¨¢ para ellos algo inminente. Esta circunstancia explica que, a pesar de la aprobaci¨®n de la ley, las elecciones se celebrar¨¢n probablemente la pr¨®xima primavera.
El clima en el que se ha elaborado la nueva ley. ha sido muy especial: repudio generalizado al sistema proporcional y esperanza, probablemente desmedida, en las ventajas que van a derivarse de la implantaci¨®n del sistema mayoritario de un turno, con distritos uninominales. Precisamente la necesidad de dise?ar los 474 distritos en los que se desarrollar¨¢n las futuras elecciones (tarea sumamente delicada porque el dibujo de un distrito determina muchas veces el partido que tendr¨¢ en ¨¦l m¨¢s posibilidades) es una de las razones que se han aducido para que las elecciones se celebren en la primavera de 1994.
?Por qu¨¦ despierta ahora el sistema proporcional un rechazo tan general? Ha sido desde la creaci¨®n de la Rep¨²blica, al final de la II Guerra Mundial, el que ha estructurado toda la vida pol¨ªtica. A ¨¦l se achacan, no sin una parte de raz¨®n, todos los efectos perversos que ha tenido la dominaci¨®n de los aparatos de los partidos. El sistema ha facilitado que esos aparatos, mediante las listas cerradas, decidan qui¨¦n puede ser diputado y luego lo que cada diputado debe decir y votar en el Parlamento. Se empobrece la democracia y se facilita adem¨¢s el surgimiento de las corrupciones puestas a descubierto en los ¨²ltimos meses.
A pesar de ese rechazo, el 25% de los diputados ser¨¢n elegidos por el sistema proporcional para evitar que opciones pol¨ªticas sin bases locales queden eliminadas por completo. Pero, b¨¢sicamente, Italia se ha pasado a un sistema mayoritario muy parecido al brit¨¢nico. Su principal ventaja -altamente valorada en el caso italiano- es que los diputados dependen menos del aparato del partido y que tienen m¨¢s autonom¨ªa en sus decisiones. Ahora, aprobada la ley electoral, empezar¨¢ un proceso de estructuraci¨®n en el ¨¢mbito local para preparar la nueva pol¨ªtica italiana. Con vistas a las futuras elecciones, la barrida de las principales figuras del pasado puede darse por descontada. Pero existen muchas dudas sobre el car¨¢cter de las fuerzas emergentes.
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