De h¨¦roes a Olvidados
Los serbios mutilados de guerra malviven entre la miseria y la marginaci¨®n
Zoran Ostojic obtuvo 500 marcos alemanes (poco m¨¢s de 40.000- pesetas) del Ej¨¦rcito yugoslavo por su herida de guerra: la metralla se le meti¨® en la columna vertebral y le dej¨® parapl¨¦jico. "Si hubiera sabido lo que me esperaba, jam¨¢s me habr¨ªan reclutado", dice este joven de 30 a?os, agricultor de Apatin (Serbia), hospitalizado desde hace un a?o y medio en el centro de rehabilitaci¨®n de Stari Slankamen, a unos 100 kil¨®metros de Belgrado."El comandante abandon¨® la unidad tras ordenar la ofensiva en Baranja (Croacia). Cuando vi el caos, no pude volver. No hab¨ªa combustible suficiente en mi tanque". Ostojic fue movilizado para combatir en Croacia en 1991. Tras dos d¨ªas de entrenamiento, le asignaron el mando de un tanque T-84, uno de los m¨¢s modernos producidos en Yugoslavia.
Serbia no hab¨ªa declarado la guerra, pero sus hombres combat¨ªan en Croacia. Hoy, se arrepiente. "No s¨¦ qu¨¦ hac¨ªa yo en Croacia", recuerda Zoran, cuya esposa le abandon¨® al enterarse de su invalidez. "Mis colegas bosnios por lo menos defend¨ªan sus casas. ?A qui¨¦n defend¨ªa yo?", se interroga, y explica que el Estado le paga 15 marcos mensuales por su invalidez. "Justo para comprar un cart¨®n de tabaco", sonr¨ªe amargamente. Ostojic pasar¨¢ el resto de sus d¨ªas en la silla de ruedas.
Unos 200 inv¨¢lidos de guerra -parapl¨¦jicos y tetrapl¨¦jicos- se recuperan en Stari Slankamen. La mayor¨ªa son de Bosnia. El Estado Yugoslavo les paga una m¨ªsera pensi¨®n. La Federacion yugoslava mantiene tanto a los inv¨¢lidos serbios ciudadanos de la rep¨²blica de Serbia, como a los serbios de Bosnia y de Krajina (en Croacia). Acabado el tratamiento m¨¦dico, muchos pacientes no tienen ad¨®nde ir. Algunos proceden de las partes de Bosnia fuera del control serbio, otros no tienen siquiera casa en los territorios controlados por los serbios. "Veinte pacientes permanecen en el hospital porque no tienen ad¨®nde ir", explica el director del centro, Slavisa Jankovic.
"Nadie viene a preguntarnos c¨®mo estamos", se lamenta Radislav Bozic, de 22 a?os, campesino bosnio condenado a la silla de ruedas. "Cuando llegan al hospital, la mayor¨ªa se sienten h¨¦roes", precisa Smilja Markov, psic¨®loga. "Luego se desilusionan y buscan el olvido en el alcohol. "
Yugoslavia oculta el n¨²mero de inv¨¢lidos de guerra. "Es imposible averiguar las cifras, por motivos pol¨ªticos", afirma Dobrivoje Stojanovic, que perdi¨® un ojo en el- campo de batalla y es activista de una asociaci¨®n de combatientes. "El Estado no se encontraba preparado para afrontar nuestro problema", manifiesta Stevo Kovacevic, mutilado de una pierna, presidente de la organizaci¨®n de los inv¨¢lidos de guerra. "Mientras los heridos est¨¢n en el hospital, se sienten protegidos. Sus problemas C07 mienzan cuando salen a la calle", dice. Kovacevic estima que la cifra de mutilados en Serbia oscila entre los 5.000 y 10.000.
Las trabas burocr¨¢ticas impiden que todos los inv¨¢lidos reciban las m¨ªseras compensaciones estatales. Formalmente, el Ej¨¦rcito yugoslavo se retir¨® de Bosnia el 19 de mayo de 1992. Sin embargo, los heridos siguen llegando.
"Quince mil heridos de Bosnia pasaron por los hospitales en Serbia", precisa Momir Bozic, encargado por las autoridades serbio-bosnias en Belgrado de supervisar los problemas de los heridos. "Mientras est¨¢n en el hospital reciben dinero", explica Bozic, "pero una vez de vuelta en Bosnia, viven de la ayuda humanitaria". Por ello, muchos prefieren permanecer en Serbia. Solicitan el estatuto de refugiado para obtener el derecho a malvivir en alg¨²n alojamiento colectivo. All¨ª tienen comida, cama y techo. La televisi¨®n oficial se olvid¨® de ello - s. Formalmente, Serbia no participa en la guerra. Por lo tan to, el problema de los inv¨¢lidos no existe.
Sin visitas familiares
Los inv¨¢lidos de la guerra balc¨¢nica permanecen meses en los hospitales sin recibir visitas. Los familiares no tienen medios para venir. Los pol¨ªticos olvidan la existencia de estas v¨ªctimas. La asistencia social se empe?a en buscar alojamiento a los pacientes cuyo tratamiento m¨¦dico termin¨®. De vez en cuando, las organizaciones humanitarias distribuyen alimentos y dinero. "No podemos mandarlesa la calle", dice Marina, asistente en las afueras de Belgrado.
"Es mejor que los pol¨ªticos no vengan a vernos", opina Momir, herido en la cabeza, pero contento de su recuperaci¨®n: tras varios meses en la silla de ruedas, logr¨® caminar otra vez. "Los pol¨ªticos han creado todo ¨¦sto". "La guerra no traer¨¢ la felicidad a nadie", opina Momir cuando se le pregunta. sobre el futuro.
Un r¨¢pido vistazo a la lista de los inv¨¢lidos y las familias de los soldados muertos, ayudados por la principal organizaci¨®n humanitaria privada, la Fundaci¨®n Capit¨¢n Dragan, revela que la mayor¨ªa son obreros o campesinos. "Hay poqu¨ªsima gente con el t¨ªtulo universitario o bachillerato", dice Biljana, encargada de buscar empleo temporal a las v¨ªctimas de guerra.
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