La divisi¨®n palestina

EL HECHO de que haya estallado p¨²blicamente un conflicto entre Yasir Arafat y tres de los principales delegados palestinos en las negociaciones de paz (Huseini, Erekat y Ashraui, que presentaron su dimisi¨®n de ese cargo, aunque retir¨¢ndola m¨¢s tarde) refleja un problema de fondo llamado a cobrar mayor importancia a medida que se acerca la posibilidad de un acuerdo en dichas negociaciones. Durante mucho tiempo se pensaba que los delegados del interior tendr¨ªan posiciones m¨¢s moderadas que la direcci¨®n emigrada de la OLP; por eso Israel puso como condici¨®n sine qua non para negociar que su interlocutor fuera, no la OLP como tal, sino una delegaci¨®n "del interior". Ocurre ahora que la actitud de los delegados del interior es m¨¢s dura que la de Yasir Arafat.Precisamente las tres dimisiones fueron motivadas por considerar que Arafat, en una carta al secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, expon¨ªa la posici¨®n palestina de forma demasiado blanda, por no mencionar en concreto el tema de Jerusal¨¦n Este. Al adoptar esa actitud, los tres delegados expresaban la desconfianza en el proceso negociador de una poblaci¨®n cada vez m¨¢s radicalizada por el recrudecimiento de los m¨¦todos represivos y belicistas empleados por Israel en los territorios ocupados.

La direcci¨®n de la OLP, en T¨²nez, es menos sensible a esta evoluci¨®n, mientras los delegados del ' interior no pueden dejar de sentirse presionados por ella. Por otra parte, todo indica que los delegados del interior han querido, al mismo tiempo, hacer una demostraci¨®n de que no son simples cumplidores de las ¨®rdenes que llegan desde T¨²nez. Hoy, el prestigio de Arafat se ha deteriorado bastante entre los habitantes de los territorios ocupados. Ya no es el l¨ªder indiscutible que fue. Ello incita a los delegados del interior a afirmar su propia personalidad y a no disimular sus discrepancias con ¨¦l. Diferencias que, en todo caso, son m¨¢s bien t¨¢cticas: no afectan a la pol¨ªtica fundamental de la OLP, y de ah¨ª que, una vez realizado el gesto, las dimisiones hayan sido retiradas tras su entrevista con la direcci¨®n de la OLP.

Estos hechos ponen de relieve el error cometido por el primer ministro israel¨ª, Rabin, al negarse, frente a la posici¨®n de algunos de sus ministros, a negociar directamente con la OLP. En la actualidad, mientras Rabin mantiene su negativa intransigente, ha habido ya varias entrevistas entre personalidades de la OLP y ministros del Gobierno israel¨ª. El propio Rabin las favorece bajo cuerda. Es un doble juego absurdo, que s¨®lo ayuda a prolongar un clima de recelo que entorpece el proceso. El verdadero problema ante el futuro es el crecimiento de las tendencias islamistas y fundamentalistas, sobre todo entre los j¨®venes de los territorios ocupados. Frente a esa amenaza, a Israel le interesa que la OLP, ahora m¨¢s moderada, recobre influencia entre esos sectores.

Los negociadores trabajan en un proyecto de estatuto provisional que permitir¨ªa a los palestinos administrarse por s¨ª mismos en Gaza y Cisjordania, lo que supondr¨ªa romper la din¨¢mica de ocupaci¨®n-resistencia. Ser¨ªa un cambio trascendental y una experiencia decisiva con vistas a la eventual creaci¨®n de un Estado palestino independiente. Los israel¨ªes se niegan a discutir nada referente al futuro, y de ah¨ª su rechazo a que el tema de Jerusal¨¦n Este sea mencionado, aunque s¨®lo sea como cuesti¨®n a resolver m¨¢s tarde. Pero los palestinos no quieren un a cuerdo s¨®lo sobre aspectos pragm¨¢ticos del autogobierno, sin que queden especificados los temas esenciales que deber¨¢n ser discutidos en una etapa- ulterior.

La elaboraci¨®n de un proyecto para la celebraci¨®n de elecciones y para un estatuto provisional de autorgobierno en los territorios ocupados demuestra que las conversaciones avanzan. Sin embargo, ning¨²n tema quedar¨¢ cerrado mientras no haya un acuerdo sobre el conjunto de los temas en discusi¨®n. Para los palestinos es fundamental que haya una menci¨®n del tema de Jerusal¨¦n, aunque sea muy gen¨¦rica. Temen que un acuerdo que eluda el asunto sea interpretado como una renuncia ¨¢ lo que consideran cuesti¨®n de principio. Por eso fue tan fuerte la reacci¨®n de los tres delegados ante la carta de Arafat a Christopher.

El objetivo de los negociadores respecto a esas cuestiones es encontrar f¨®rmulas que, sin definir soluciones concretas, no cierren el paso a ninguna de las planteadas. Reconocer la existencia de tales cuestiones no tiene por qu¨¦ perjudicar los acuerdos hoy posibles. De hecho, algunos de los aspectos que parec¨ªan m¨¢s dif¨ªciles empiezan a desbloquearse. Incluso en la cuesti¨®n del Gol¨¢n, en la que hab¨ªa un enfrentamiento tajante entre Siria e Israel, aparecen v¨ªas de aproximaci¨®n, favorecidas por la actitud m¨¢s comprometida de Estados Unidos. Son s¨ªntomas de que' las posibilidades de soluci¨®n se acercan, pese a las dificultades.