Luminosa explicaci¨®n

A las once de la ma?ana del 9 de julio llegu¨¦ a Atocha en un tren procedente de Ja¨¦n. Pensaba tomar otro para Cuenca a la 1.45. Como quer¨ªa aprovechar las horas intermedias para pasear por los alrededores, me apresuro a sacar el billete para evitar premuras de ¨²ltima hora. Me informan de que debo hacerlo en las taquillas 1 y 2 de la estaci¨®n Puerta Atocha. La taquilla 1 est¨¢ sin servicio; cuando, tras breve cola, accedo a la 2, la empleada se niega a darme billete, porque -dice- es demasiado pronto. No comprendo por qu¨¦ se puede sacar un billete con dos meses de antelaci¨®n pero no tres horas antes. Cumplido el plazo se?alado por la empleada, pasadas las 12, voy de nuevo a taquillas. Ahora las dos ventanillas 1 y 2 est¨¢n sin servicio. Acudo a informaci¨®n y atenci¨®n al cliente. Un se?or amable, campechano y castizo me da una luminosa explicaci¨®n: "Pobre chica, estar¨¢ sola y habr¨¢ salido a desayunar". Magn¨ªfico.Todo esto en el marco de los cacareados AVE, las azafatas, de lindo uniforme azul y los palmerales microclim¨¢ticos. Creo que el funcionamiento de Renfe es una buena muestra de esa amalgama de sofisticaci¨®n tecnol¨®gica feli¨¬sta y subdesarrollo c¨ªvico franquista, que caracteriza a nuestra sociedad.