La Iluvia en Sevilla es rara maravilla
LO PEOR que podr¨ªa ocurrirle a Sevilla es que lloviera pronto y mucho. El estado de emergencia en que se encuentra el sistema de abastecimiento de la tercera poblaci¨®n espa?ola desaparecer¨ªa y arrinconar¨ªa en el olvido la end¨¦mica situaci¨®n de sequ¨ªa que padece desde hace 16 a?os. El ¨¢rea metropolitana de Sevilla ha sufrido graves sequ¨ªas en 1976, 1981, 1983 y en el binomio 1992-1993, hecho que desborda con creces los l¨ªmites de garant¨ªa previstos y que cifran la tolerancia soportable en dos o tres sequias por cada cien a?os.Frente a un consumo medio anual de 170 hect¨®metros c¨²bicos, Sevilla dispone de unas reservas de tan s¨®lo 138. A pesar de este d¨¦ficit cr¨®nico, que oblig¨® a la empresa suministradora a instalar dos tomas de emergencia desde el r¨ªo Guadalquivir en 1981, el abastecimiento de la ciudad fue una cuesti¨®n despreciada en la astron¨®mica lista de obras p¨²blicas proyectadas para la Exposici¨®n Universal del a?o pasado.
La exclusi¨®n sorprende en la medida en que la propia Expo iba a suponer un gasto extraordinario de agua a endosar sobre el ya deficitario sistema de reservas. La Expo detrajo. de este sistema el consumo equivalente, al de una ciudad de 60.000 habitantes: 16.000 metros c¨²bicos al d¨ªa. Lejos de sumar fuerzas para intentar resolver esta situaci¨®n, los responsables pol¨ªticos de las distintas administraciones involucradas -Gobierno Civil, Comunidades de Regantes, Diputaci¨®n, Ayuntamiento, Secretar¨ªa de Estado para las Pol¨ªticas de Aguas y Medio Ambiente- han recurrido a la sequ¨ªa como arma arrojadiza en su enfrentamiento pol¨ªtico. As¨ª, a las acusaciones lanzadas desde la alcald¨ªa -en manos de los partidos Andalucista y Popular- por la imprevisi¨®n de sus competidores del PSOE en Andaluc¨ªa y Madrid, el entonces secretario de Estado, Vicente Albero, replicaba quitando dramatismo y ordenando la instalaci¨®n de una tercera toma de emergencia desde el Guadalquivir. Y sin que cayera una sola gota del cielo, las restricciones se levantaron como por encanto, coincidiendo, eso s¨ª, con la Feria de Abril y el inicio de la campa?a electoral.
Las elecciones generales han enmudecido las acusaciones pol¨ªticas por los efectos de la sequ¨ªa; tambi¨¦n han dejado en el olvido la b¨²squeda de una soluci¨®n que ampl¨ªe las garant¨ªas del abastecimiento de Sevilla y su calidad. La pureza del agua no s¨®lo afecta a la salud y el confort de las personas; algunas industrias sofisticadas, como la aeron¨¢utica, la precisan con unos est¨¢ndares de pureza m¨¢s elevados que los exigidos para el consumo humano. La que actualmente se sirve no cumple los par¨¢metros de calidad establecidos por directivas europeas. Sanidad se ha visto forzada a autorizar en dos ocasiones a la compa?¨ªa suministradora a elevar los contenidos de sales y cloruros reglamentarios debido al tratamiento qu¨ªmico de choque que tiene que aplicar para convertir en potable el agua que toma del Guadalquivir, donde vierte sus residuos una ciudad como Ja¨¦n.
Entretanto, los sevillanos llevan gastados en agua embotellada en lo que va de a?o 11.000 millones de pesetas, el valor de tres pantanos de capacidad media. Parad¨®jicamente, por el agua de grifo pagan s¨®lo 69,50 pesetas el metro c¨²bico, uno de los precios m¨¢s bajos de Espa?a. Otro dato para completar el cuadro es que el agua que utilizan los regantes del r¨ªo Viar, que vierte al Guadalquivir poco antes de la Expo, es de mejor calidad que la de uso consuntivo. El gerente de la compa?¨ªa mixta de abastecimiento, Emasesa, se ha ofrecido a pagar lo que costar¨ªa permutarla. Nadie le ha escuchado. El recurso a las reservas de emergencia, que s¨®lo debiera utilizarse ante situaciones catastr¨®ficas, se ha convertido en un h¨¢bito y corre el peligro de incluirse en su calendario detr¨¢s de la Semana Santa, la Feria de Abril y el Roc¨ªo.
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