Varados en el fondo

LA ECONOM?A espa?ola est¨¢ varada en el fondo de la crisis. No baja, pero tampoco sube. ?ste es el mensaje que se desprende del informe de coyuntura del segun do trimestre elaborado por el Banco de Espa?a. Es ¨¦ste siempre un informe muy provisional, en el que los indicadores son m¨¢s un reflejo de las sendas que el banco emisor pronostica para la econom¨ªa que una conclusi¨®n definitiva sobre el momento. Son datos, pues, que hay que tomar como lo que son: m¨¢s un indicador de tendencia que una fotograf¨ªa del momento econ¨®mico. El diagn¨®stico del banco emisor se resume en estos enunciados: las cosas est¨¢n empezando a ir mejor en al gunos aspectos, pero Ciertos males end¨¦micos amenazan con anular los beneficios de esas mejoras. La destrucci¨®n de empleo, sin detenerse, se ha frenado, pasando de 500.000 puestos de trabajo destruidos en los dos trimestres anteriores a los 14.000 del periodo abril-junio; la actividad industrial sigue cayendo, aunque no a ritmos tan acelerados; la balanza comercial ha dado un giro muy positivo gracias a las tres devaluaciones, que han permitido recortar de forma muy sensible el d¨¦ficit comercial; la construcci¨®n -uno de los mejores term¨®metros para detectar tanto el inicio como el final de las crisis- ha empezado a repuntar. Todos ¨¦stos son indicios de que la crisis ha tocadof¨®ndo.

Pero el Banco de Espa?a llama la atenci¨®n sobre algunos desequilibrios cr¨®nicos: inflaci¨®n, d¨¦ficit p¨²blico, presi¨®n de los salarios, aton¨ªa de la demanda y del consumo. La inflaci¨®n sigue sin estar controlada de forma suficiente, como han puesto de manifiesto los datos de julio. Una subida del 0,4% en ese mes no ser¨ªa mala en plena actividad, pero lo es en un contexto recesivo como el actual. El d¨¦ficit p¨²blico se ha convertido en la peor herencia del nuevo Gobierno. Empieza a no pasar semana sin que el equipo que dirige Pedro Solbes encuentre un nuevo agujero negro en las cuentas del Estado.

El desv¨ªo presupuestario de este a?o alcanzar¨¢ los dos billones de pesetas, como ha venido a reconocer el vicepresidente del Gobierno, Narc¨ªs Serra. Uno de sus hombres de confianza, el anterior secretario de Estado de Hacienda y actual director del Gabinete de la Presidencia, Antoni Zabalza, ha dejado en el armario dos aut¨¦nticos cad¨¢veres para las cuentas del Reino: 450.000 millones de pesetas correspondientes a gastos del Inem en los ejercicios de 1991 y 1992 se cargar¨¢n al ejercicio de 1993, y, por si esto no bastara, el error de c¨¢lculo en los ingresos por la campa?a del impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas ha sido de 150.000 Millones de pesetas. Seg¨²n estimaciones realizadas por Hacienda en mayo pasado, la campa?a le iba a reportar unos ingresos netos de 90.000 millones de pesetas, pero las declaraciones con derecho a devoluci¨®n han sido m¨¢s de las previstas, hasta el punto de que el saldo final ha sido negativo para Hacienda en 60.000 millones. Un error de considerable magnitud.

El Banco de Espa?a llama tambi¨¦n la atenci¨®n sobre los salarios y sobre la necesidad de reformar el mercado de trabajo. Ser¨¢n los grandes ejes del pacto social que de hecho ya est¨¢n negociando el Gobierno, la patronal y los sindicatos. Ayer mismo, el Gobierno dio una muestra de reflejos al adelantar en una semana el planteamiento econ¨®mico que servir¨¢ de marco a la negociaci¨®n. Ese planteamiento contempla ahora un aumento salarial del 2,5%, es decir, equivalente a la inflaci¨®n media prevista en los tres pa¨ªses con menor IPC de la Comunidad Europea. As¨ª, el Gobierno identifica ahora moderaci¨®n salarial con crecimiento por debajo de la inflaci¨®n prevista en Espa?a y no muy alejada de la de los pa¨ªses con precios m¨¢s estables.

Esta oferta es una prueba de realismo. Parece claro que los sindicatos dif¨ªcilmente entrar¨ªan a negociar el resto de los componentes del pacto si la congelaci¨®n salarial fuera, una de las condiciones irrenunciables del acuerdo. Algunos sectores del empresariado hab¨ªan expresado sus temores de que una medida tan dr¨¢stica, aparte de inviable en muchos sectores, pudiera tener un efecto psicol¨®gico represor del consumo que dificultase a¨²n m¨¢s el cambio de tendencia.

El objetivo del Gobierno es que los salarios crezcan en torno al 2,5% en 1994 y medio punto por debajo de la inflaci¨®n en los dos o tres a?os siguientes, con objeto de que el IPC se sit¨²e en torno al 3% en 1994; si no se logra el pacto de rentas, Econom¨ªa sit¨²a la previsi¨®n de inflaci¨®n en el 5%. El Ejecutivo considera esencial ese pacto para lograr un margen que permita recortar a corto plazo los tipos de inter¨¦s y estimular as¨ª la inversi¨®n privada y con ella la actividad econ¨®mica. Con todo, las previsiones para 1994 son modestas; el equipo de Solbes espera crecer un 1,7%, tasa que no garantiza la reducci¨®n del paro, aunque s¨ª una estabilizaci¨®n o un ligero crecimiento del empleo.