Gobierno naciente
HOSOKAWA HA logrado formar sin muchas dificultades el Gobierno de coalici¨®n que se ha hecho cargo de los destinos de Jap¨®n. En ¨¦l figuran los presidentes de los siete partidos coligados, pero con un peso muy desigual. Diecinueve ministros lo son por primera vez, se?al de una renovaci¨®n apreciable. Sin embargo, el Partido del Renacimiento (PR), formado por antiguos miembros del Partido Liberal Dem¨®crata (PLD), se lleva la parte del le¨®n. Es el m¨¢s conservador de los siete partidos, el que representa una mayor continuidad con el sistema anterior, y controlar¨¢ la diplomacia, la defensa y el decisivo ministerio de industria y comercio internacional. El Partido Socialista, que cuenta con un mayor n¨²mero de diputados, tiene asimismo cinco ministros, pero de importancia secundaria; adem¨¢s, uno de sus dirigentes, la se?ora Doi, ha sido elegida presidenta del Parlamento. Pero lo cierto es que no hay ning¨²n contrapeso de fuerza equivalente a la del Partido del Renacimiento.Ese desequilibrio puede jugar contra la estabilidad del Gabinete, siempre precaria cuando son tantos los socios. As¨ª lo destaca la prensa af¨ªn al PLD, que ha gobernado en solitario durante m¨¢s de 40 a?os. De un Gobierno tan heterog¨¦neo no se pueden esperar grandes novedades en las principales opciones nacionales, como la pol¨ªtica exterior y la orientaci¨®n eco n¨®mica. Sin embargo, el anuncio por el nuevo ministro de Coordinaci¨®n Administrativa de una descentralizaci¨®n y de una desregulaci¨®n econ¨®mica de la estructura japonesa -demanda que casi todos los partidos presentaron en las recientes elecciones- indica una voluntad de renovaci¨®n, cuyas consecuencias podr¨ªan ser sustanciales.
El tema de la defensa, y concretamente el env¨ªo de soldados japoneses en misiones de la ONU fuera del pa¨ªs, puede resultar muy conflictivo. Mientras Nakanishi, nuevo director de la Agencia de Defensa, es un halc¨®n, los socialistas han defendido una l¨ªnea contraria a ese env¨ªo de soldados nipones. Para Hosokawa ser¨¢ probablemente uno de los poblemas en que no le ser¨¢ f¨¢cil imponer su autoridad.
Pero el tema m¨¢s pol¨¦mico est¨¢ resultando la solemne declaraci¨®n del Gobierno en la que ¨¦ste reconoce que Jap¨®n agredi¨® a los pa¨ªses vecinos en la Segunda Guerra Mundial y expresa su arrepentimiento por ello. El hecho mismo de que el emperador Hirohito se mantuviese en su trono despu¨¦s de la capitulaci¨®n ha sido un freno para que el verdadero car¨¢cter dela conducta nipona fuese puesto al descubierto. Ahora la iniciativa de Hosokawa rompe un tab¨². Sectores ultrarreaccionarios protestan, pero existe una corriente neo-conservadora deseosa de que Jap¨®n d¨¦ un testimonio p¨²blico de arrepentimiento no s¨®lo como deber de justicia hacia el pasado, sino como algo conveniente para facilitar un nuevo dinamismo japon¨¦s en el mundo asi¨¢tico.
Pese a la precariedad que muchos atribuyen al nuevo Gobierno, lo cierto es que los sondeos indican que su popularidad, con un ¨ªndice de m¨¢s del 70%, es muy alta. Un dato indicativo de que el cambio iniciado refleja un sentir popular muy hondo.
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