Sensatez para un p¨ªcaro brillante
Las aventuras de Huckleberry Finn
(The adventures of Huck Finn). Direcci¨®n y gui¨®n: Stephen Sommers. M¨²sica: Bill Conti. Producci¨®n: Laurence Marks para Walt Disney, Estados Unidos, 1993. Int¨¦rpretes: Elijah Wooid, Courtney Vance, Jason Robards, Robbie Coltrane, Ron PerIman. Estreno en Madrid: Albufera, Amaya, Burgocentro, Las Rozas, Novedades, Palacio de la M¨²sica, Parquesur y 7? Arte.
Desde 1931, cuando Norman Taurog firm¨® la primera adaptaci¨®n sonora del cl¨¢sico de Mark Twain, muchos han sido los que han metido la mano en el tarro de las esencias misisipianas, y casi siempre con fortuna. Lo hizo Richard Thorpe en 1939, lo hizo luego un marchito Michael Curtiz en una de sus ¨²ltimas pel¨ªculas, y el ingl¨¦s J. Lee Thompson en la versi¨®n lujosa de 1974, con muchos colorines y canciones, la ¨²ltima cita hasta la fecha del personaje ante una platea siempre fiel. Que ahora lo haga Stephen Sommers, un ilustre desconocido proveniente del rock y sin apenas cr¨¦ditos cinematogr¨¢ficos, parec¨ªa a priori m¨¢s arriesgado. Y sin embargo, a base de sensatez y de evitar el deslizamiento hacia el exceso, Sommers sale bien parado de la empresa.Hay varios factores para que ello ocurra. En primer lugar, la inspiraci¨®n del finado Twain, el m¨¢s entra?able, an¨¢rquico y delicioso escritor estadounidense. Sobre la pervivencia de sus criaturas no hay dudas, y menos a¨²n sobre la de Huck Finn, su aventurero sosias infantil, versi¨®n extrema del m¨¢s acomodado Tom Sawyer y uno de los p¨ªcaros m¨¢s brillantes de la historia de la literatura.
Sus terrores; su sentido de la honestidad, que se abre paso en medio de los prejuicios de su tiempo y condici¨®n, y de su innata tendencia a la fabulaci¨®n y la mentira; su precoz hombr¨ªa de bien, en suma, siguen tan vigentes hoy como cuando el libro fue escrito, hace m¨¢s de un siglo.
Denuncia del racismo
Y tambi¨¦n contribuyen al modesto ¨¦xito de la pel¨ªcula de Sommers tanto la elecci¨®n del protagonista, un Elijah Wood cuyos ojos lo dicen pr¨¢cticamente todo, como la competencia del elenco t¨¦cnico; desde la fotograf¨ªa hasta la m¨²sica de Bill Conti, una de las m¨¢s inspiradas del compositor en los ¨²ltimos a?os. Por lo dem¨¢s, la pel¨ªcula se limita con buen tino a ilustrar con convicci¨®n algunos de los pasajes m¨¢s simp¨¢ticos de la novela, y en todo caso, el gui¨®n que el propio Sommers ha escrito pone especial acento en la denuncia del racismo, tan presente igualmente en el original.
Es una propuesta que apuesta sobre seguro. Se le podr¨¢ reprochar su excesivo academicismo -es una producci¨®n Disney, no hay que olvidarlo-, pero no cabe duda de que frente a tanto producto indigesto indiscriminadamente lanzado hacia los est¨®magos de los ni?os, ¨¦ste es un plato de sencilla y eficaz factura: algo as¨ª como la cocina de mam¨¢ frente al omnipresente, abusivo, fast food visual.
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